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LUEGO DE LA CENA, ROSE SE DESPIDIÓ DE LOS ALUMNOSde Gryffindor y se dirigió a las mazmorras con total tranquilidad, sin esperar que Pansy Parkinson la estuviera esperando junto a Crabbe y sus amigos. Estaban sentados en el sillón de la Sala Común y clavaron sus miradas repletas de odio en ella cuando la vieron entrar.
—¿Qué? —espetó la chica mientras rodaba sus ojos con fastidio—. ¿Acaso me quedó puddin en la cara?
Crabbe se paró y los demás lo imitaron. Se acercó con pasos lentos pero seguros hacia la chica y se cruzó de brazos frente a ella. Sus ojos estaban entrecerrados y mandíbula apretada. Rose podía notar lo intimidante que trataba de lucir, pero parecía no funcionar con ella.
—Ahora que no están tus amiguitos traidores vas a pagar, Harrington —advirtió con enojo.
—¿Acaso me vas a pegar, Crabbe? —Rose sonrió de lado y dejó escapar una risa cínica. Dirigió su mirada a Pansy y luego a él de nuevo—. No te tengo miedo, ni a vos, ni a ella, ni a ninguno. Sea lo que sea que planees, no te olvides con quien te estás metiendo.
Se hizo un silencio mientras Crabbe la mataba con la mirada y ella seguía impasible con su sonrisa ladeada.
—¿Qué está pasando acá? —dijo una voz gélida que todos fueron capaces de diferenciar.
Draco se posicionó al lado de la rubia y la miró fijamente hasta que ella giró a verlo.
—Sé que fuiste parte de lo del chocolate —dijo con tranquilidad y su típica sonrisa arrogante.
—¿Qué pensas hacer con ella, Draco? —preguntó Pansy mirándola con una sonrisa burlona, esperando que Draco le hiciera algo.
—Hablen tranquilos, ¿si? —Rose sonrió como si nada pasara—. Sólo tengan en mente que lo que me hagan va a ser nada comparado con lo que yo les haga a ustedes.
—¿Nos estás amenazando? —preguntó Crabbe aún cruzado de brazos.
—Tómenlo como quieran, pero yo me voy a dormir.
Palmeó el hombro de Crabbe y se dio vuelta para subir a su habitación con total tranquilidad.
DOS DÍAS MÁS TARDE, CUANDO ROSE FUE AL BAÑO luego de despertarse, se encontró con la para nada agradable sorpresa de que su, una vez bello y largo cabello rubio, solamente le llegaba hasta el hombro y estaba cortado de forma dispareja. Sintió la furia recorrer cada centímetro de su cuerpo e instalarse en su pecho. Cuando salió en busca de una tijera para arreglarlo, descubrió que Pansy y sus amigas no estaban allí. Ni siquiera fue necesario sumar dos más dos para saber que habían sido ellas las responsables.
