Muchos humanos son monstruosos, y muchos monstruos saben cómo jugar a ser humanos.
Mi café se había acabado y el hombre que me interrogaba sólo escribía como poseído. Yo no paraba de hablar, claro. El terror de recordar esa madrugada me helaba la sangre.
5:00 p.m.
Caroline estaba junto a mí, llamando por teléfono a todos sus conocidos, para saber si alguno de ellos había estado con Dallas ese día, o que él estuviera ahí. Nadie sabía nada donde estaba. La policía no iba a hacer nada, por razones de "fuerza mayor".
Y por eso me refería a que su flojera podía más que mi novio y hermano desaparecidos, probablemente a manos de un loco psicópata.
-No era considerado secuestro porque no habían pasado más de setenta y dos horas.
-Como Dallas era mayor de edad, se requerían pruebas para que fuera un secuestro.
-No era secuestro ya que Tyler es el padre de Will.
Me volví loca por toda la ciudad buscándolos, sin embargo, los resultados no eran buenos.
8:00 p.m.
Al fin la policía había tomado cartas en el asunto y buscaban a Dallas y Will. Trataron de localizarlos por el celular de Dallas, el cual estaba sin batería en su propia casa.
Cuando lo encontrara iba a golpearlo. Y quizá a regalarle un cargador para su celular nuevo.
Primero lo violas.
9:00 p.m.
Mi demencia iba a estallar.
No podía hacer nada más que sentarme a esperar que ellos volvieran. Necesitaba hacer algo, o por lo menos intentar buscarlos.
Los oficiales de policía repetían como loros: "estamos haciendo todo lo posible" y tal parecía que Caroline quería prenderles fuego y cocinar sobre ellos.
Eso es lo que tu querías hacer, Carlee.
Le susurré a Caroline que iría a mi casa a tratar de calmarme y ella me dio las llaves de su auto. Cuando llegué, cerré de un portazo el coche e introduje la llave en la rendija. Encendí las luces y ahí, sentado en el sofá, a poca distancia estaba Tyler.
Mi corazón se detuvo.
Mientras todos mis instintos gritaban que corriera, sólo pude quedarme ahí.
Carlee, ¿estás estúpida? CORRE, IDIOTA.
-Hola, hija- murmuró aquel, las mismas palabras que había plasmado en su nota.
Bien, prepararé tu funeral. ¿Rosas o gardenias?
-¿Dónde está Will?
Rio y negó con la cabeza.
-Parece que no has aprendido nada, zorra. Yo hago las preguntas, y tú- me señaló- respondes.
Hasta ese momento me percaté del arma en sus manos.
-¿Qué quieres?- dije, con la voz más clara que pude. Fingiendo ser fuerte.
-Quiero que vengas conmigo.
-Estás completamente loco- pronuncié.
-Estuve en un psiquiátrico, ¿crees que no lo sé?
Punto para el demente.
-Así que, si quieres al mariquita y al otro, estirado como se llame, vendrás conmigo- sentenció con una sonrisa triunfal.
-De acuerdo- contesté.
¡Eso, Carlee! Espera...¿QUÉ? Why, Carlee? WHY?
Pero yo tenía mi propio plan. Como si no me hubiera oído, caminó alrededor de los muebles, recorrió la sala y la cocina, e inclusive tomó una bolsa de frituras a medio comer. Encendió la televisión y se dispuso a saborear las papas fritas del empaque.
Fijé mi mirada en él, esperando a que se pusiera de pie. Giró su cabeza y frunció el ceño.
-¿Qué? Vamos, Carlee. Ya no soy tan joven, estoy cansado. Ven y siéntate con tu padre un rato.
Negué con la cabeza e hice una mueca de asco.
-Hija: ya no soy tan joven- remarcó- de hecho, ya tengo que usar viagra, pero eso es algo que verás más tarde.
Aspiré profundo, aterrada. ¿Acaso él, iba a?
-No me interesa- dije seca.
-Claro que te interesa, tú y yo vamos a recordar viejos tiempo, zorrita.
Algo en mí se apagó.
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Confesiones Rosadas
Fiksi RemajaCuando nunca se ha tenido sueños o esperanzas, ni se ha conocido la más mínima felicidad, cuando desde niña solo se ha sido consciente del abuso, la humillación, la depresión y la soledad, ¿qué se puede esperar? Carlee Borgens ha trabajado duro y...