-Perdón- digo tratando de disimular mi voz quebrantada.
Sigo caminando lentamente pensando en mil cosas, pensando en todo y en nada y ese alguien toma mi mano.
-Perdón si hice algo que no te haya agradado.
-¡Déjame!- me sorprendo por la forma tan brusca en la qué le hablo.
-Una oportunidad.
No le digo nada y lo único que hace es limpiarme las lágrimas, me abraza,un abrazo muy reconfortante como para venir de un desconocido.
-¿Qué pasa?- pregunta preocupado.
-Es una larga historia.
-Tengo tiempo, ¿Qué te parece si empezamos desde cero y vamos por algo de comer?.
-... de acuerdo- digo soltandome de sus cálidos brazos.
No voy a contarle la razón de mi llanto, no quiero saber el porque, pues sé que romperé en un mar de lágrimas y me costará salir de él.
No me gusta llorar, sé que no está mal pero es frustrante ver cómo a todos pareciera importarles y pensar qué ayudarán cuando la única persona que me ayudará soy yo.
Y empiezo a pensar que he tomado la decisión incorrecta, no sé porque la elegí, pero algo en mi quería hablar, hablar de mil cosas aún que sea un momento.
-¿A dónde vamos?- digo extrañada
-A comer, ¿No?
-Cierto- me había concentrado tanto en mis pensamientos que había olvidado por completo que iríamos a comer.
Vamos caminando hacia quién sabe donde y hay mucho silencio, así que decido hacerle una pregunta.
-¿Para qué querías la bolsa?.
-No es mía, es de un amigo,pero le hice el favor de comprar las cosas para su fiesta, de hecho es hoy, ¿Quiéres ir?, es en la noche.
-No gracias- tengo que arreglar muchos asuntos.
-Vamos, anda- dice sonriendo.
-No,enserio.
Llegamos a la pizzería y ordenamos una pizza de pepperoni.
El mesero con su peculiar e inconfundible bata amarrada a la cadera color rojo y con una libreta en las manos anota lo que hemos pedido y se retira observando sus notas.
Nos sentamos y cuando el mesero se va Dylan empieza la charla.
-¿Iras conmigo o no?.
-De acuerdo, pero solo un rato- digo sosteniendole la mirada como si de un juego se tratara.
-Bueno- responde sonriendo cómo un niño.
Después de haber reído por aquella conversación abarcada por muchos temas de distintas cosas y esperar por más de media hora una pizza que aún no llegaba Dylan mira su reloj y vuelve a hablar.
-¿Quiéres un helado?- recarga su codo en la mesa, posa su mano en la mejilla y sonríe, ¿Por qué su mirada tan segura me pone nerviosa?.
Me quedo pensativa y espontáneamente se levanta de la mesa y nos marchamos de ahí.
Caminamos a un paso acelerado y sin descanso.
Cuando llegamos a la heladería ubica un asiento y nos dirigimos hasta la mesa.
Ordeno un helado de fresas con crema y él igual.
Después de unos 3 minutos y aún con la respiración agitada llega la mesera y nos da los deliciosos helados cubiertos con mermelada de fresa.
Las horas avanzan rápidamente dando paso a la noche y después de estar platicando por más de dos horas con Dylan sobre los temas de conversación que no logramos acabar a profundidad llega la hora de ir a la fiesta a la que he aceptado ir sin alguna razón aceptable. Pedimos un taxi, el cuál no tarda mucho en llegar.
Me subo posando un pie fuera del carro y me apoyo de este para subir con más facilidad.
Dylan hace lo mismo y nos retiramos sin más.
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Adaptarme o Desaparecer
Teen FictionMi nombre es Katherine Cuando era niña y no tenía nada que hacer me ponía a planear mi futuro. Un príncipe azul, un mundo rosa, una vida sin colores grises y una familia perfecta, pero la gente crece y yo lo hice. Resulta que ahora estoy en el futur...