Capitulo 3. La mejor medicina 🤒

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-Perdón- digo tratando de disimular mi voz quebrantada.

Sigo caminando lentamente pensando en mil cosas, pensando en todo y en nada y ese alguien toma mi mano.

-Perdón si hice algo que no te haya agradado.

-¡Déjame!- me sorprendo por la forma tan brusca en la qué le hablo.

-Una oportunidad.

No le digo nada y lo único que hace es limpiarme las lágrimas, me abraza,un abrazo muy reconfortante como para venir de un desconocido.

-¿Qué pasa?- pregunta preocupado.

-Es una larga historia.

-Tengo tiempo, ¿Qué te parece si empezamos desde cero y vamos por algo de comer?.

-... de acuerdo- digo soltandome de sus cálidos brazos.

No voy a contarle la razón de mi llanto, no quiero saber el  porque, pues sé que romperé en un mar de lágrimas y me costará salir de él.

No me gusta llorar, sé que no está mal pero es frustrante ver cómo a todos pareciera importarles y pensar qué ayudarán cuando la única persona que me ayudará soy yo.

Y empiezo a pensar que he tomado la decisión incorrecta, no sé porque la elegí, pero algo en mi quería hablar, hablar de mil cosas aún que sea un momento.

-¿A dónde vamos?- digo extrañada

-A comer, ¿No?

-Cierto- me había concentrado tanto en mis pensamientos que había olvidado por completo que iríamos a comer.

Vamos caminando hacia quién sabe donde y hay mucho silencio, así que decido hacerle una pregunta.

-¿Para qué querías la bolsa?.

-No es mía, es de un amigo,pero le hice el favor de comprar las cosas para su fiesta, de hecho es hoy, ¿Quiéres ir?, es en la noche.

-No gracias- tengo que arreglar muchos asuntos.

-Vamos, anda- dice sonriendo.

-No,enserio.

Llegamos a la pizzería y ordenamos una pizza de pepperoni.

El mesero con su peculiar e inconfundible bata amarrada a la cadera color rojo y con una libreta en las manos anota lo que hemos pedido y se retira observando sus notas.

Nos sentamos y cuando el mesero se va  Dylan empieza la charla.

-¿Iras conmigo o no?.

-De acuerdo, pero solo un rato- digo sosteniendole la mirada como si de un juego se tratara.

-Bueno- responde sonriendo cómo un niño.

Después de haber reído por aquella conversación abarcada por muchos temas de distintas cosas y esperar por más de media hora una pizza que aún no llegaba Dylan mira su reloj y vuelve a hablar.

-¿Quiéres un helado?- recarga su codo en la mesa, posa su mano en la mejilla y sonríe, ¿Por qué su mirada tan segura me pone nerviosa?.

Me quedo pensativa y espontáneamente se levanta de la mesa y nos marchamos de ahí.

Caminamos a un paso acelerado y sin descanso.

Cuando llegamos a la heladería ubica un asiento y nos dirigimos hasta la mesa.

Ordeno un helado de fresas con crema y él igual.

Después de unos 3 minutos y aún con la respiración agitada llega la mesera y nos da los deliciosos helados cubiertos con mermelada de fresa.

Las horas avanzan rápidamente dando paso a la noche y después de estar platicando por más de dos horas con Dylan sobre los temas de conversación que no logramos acabar a profundidad llega la hora de ir a la fiesta a la que he aceptado ir sin alguna razón aceptable. Pedimos un taxi, el cuál no tarda mucho en llegar.

Me subo posando un pie fuera del carro y me apoyo de este para subir con más facilidad.

Dylan hace lo mismo y nos retiramos sin más.

Adaptarme o DesaparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora