Despierto por segunda vez y ahora soy yo quien lo mira, me acerco lentamente a él, lo abrazo y le doy un beso en la mejilla, agarro mis muletas, voy a la cocina y caliento la comida que ha preparado, tomo la tabla de picar y corto un poco de fruta para acompañar el platillo. Siento su respiración detrás de mi, toma mi cintura con ímpetu y me voltea lentamente y con delicadeza, quita mi cabello y lo pone por detrás de mi oreja, me besa lentamente y no logro reaccionar, con lo último que logra funcionar en mí consigo separarme de él.
Salgo de su departamento y entro al mío sin dirigirle la palabra.
Cierro la puerta y sin esperar a llegar al sofá me deslizó cuidadosamente por la puerta y lloro descontroladamente.
Lloro por todo lo que pasa y porque no pasa nada, porque aparentemente todo sigue igual, pero todo ha cambiado.
Ni mi sonrisa ni mis ojos brillan con la misma intensidad de antes, porque alguien me asalto y se robo mi felicidad.
Porque cada día busco al culpable, sin darme cuenta que soy yo la culpable de esto, porque trato de adaptarme a esta tempestad o ahogarme y desaparecer entre ella, pero hay algo que aún me permite seguir flotando, que me permite seguir enfrentando cada día una lucha contra mil demonios que se han creado en mi interior.
Porque algo en mi me dice que esto algún día acabará y que esta tempestad se evaporará y mis pies estarán en las nubes otra vez.
Hay algo en mi que lucha por vivir mejor que ayer.
Siento mi cadera vibrar y tomo mi celular, respondo al número desconocido y escucho la voz de James.
-¿Puedes abrir para que hablemos?.
-No hay nada de que hablar.
-Te equivocas Kathe, hay mucho de que hablar.
-Pues habla con alguien más porque conmigo no cuentas- respiro liberando el nudo que tenía en la garganta y vuelvo a ahogarme en mi caso de agua.
Lloro hasta que la última lágrima se consume y me levanto apoyándome de la puerta y de una muleta y decido hacer algo diferente.
Tomo mi dinero y una bolsa color lila que convina con mi playera, salgo directo al ascensor y espero a que baje.
Llamo a un taxista y subo con su ayuda.
-¿Sabe dónde hay alguna plaza?
-Conozco una muy cerca de aquí, llegaremos en 8 minutos aproximadamente.
Seguimos con un monólogo de mil temas como acostumbran a hacer ellos.
Sale del auto y abre mi puerta ayudándome así a salir, le pago y estrecho mi mano con la suya.
Entro a la plaza y un señor me llama, voy lentamente y me ofrece una silla de ruedas, le entrego una tarjeta de identificación y me ofrece dejar mis muletas en un casillero para que no me estorben y así lo hago.
-Gracias señor- observo su nombre en la bolsa de su chaqueta- Luis.
-De nada- ve la tarjeta que tiene en la mano y me nombra- Señorita Katherine.
Practico un poco en la silla de ruedas y cuando la logro controlar con más precisión me dirijo a las tiendas.
Compro ropa y la gente al verme en este estado me atienden de una manera más cordial y emotiva. Y así en todas las tiendas.
Cuando termino de comprar pongo la ropa en una bolsa y la pongo en mis piernas, voy al cine y pido una boleto, hay promoción así que primero decido ver una película de ciencia ficción que altera mis nervios, voy por palomitas y un refresco y regreso a ver la película.
Después de cuatro horas y media viendo dos películas totalmente diferentes y comprando ropa llego casi moribunda a mi casa, al meter las llaves en la puerta veo que la manija de la puerta de James se abre con lentitud y me apresuro a abrir mi puerta, entro y cierro la puerta con fuerza, entro a mi baño con pasos largos y apresurados.
Salgo y me pongo unas sandalias, pongo la música tan alta que es capaz de interrumpir mis pensamientos, porque eso es ;un viaje a otro mundo, dónde todo es diferente y los límites no existen.
Tomo la aspiradora y limpio todos los lugares polvorientos de mi departamento.
Cuando termino de acomodar todo doy un gran suspiro y me siento en mi sofá impecablemente limpio y cómodo.
Prendo mi celular y visito algunas pocas páginas para muebles y recamaras.
Con el dinero que no tengo destinado a nada encargo un colchón que luce realmente cómodo.
Dejo comida preparada en menos de una hora y media y me siento en mi escritorio para leer y repasar algunos temas de la Universidad que se me han olvidado por completo.
Termino en menos de lo esperado y acomodo las cosas que he ocupado, tocan la puerta y abro esperando ver mi cómodo colchón, pero no es así, a cambio veo a James con una caja.
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Adaptarme o Desaparecer
Teen FictionMi nombre es Katherine Cuando era niña y no tenía nada que hacer me ponía a planear mi futuro. Un príncipe azul, un mundo rosa, una vida sin colores grises y una familia perfecta, pero la gente crece y yo lo hice. Resulta que ahora estoy en el futur...