La noche había llegado y con ella mis ganas de dormir, James se había marchado ya hace más de media hora, yo me encuentro sentada en el sofá aún tratando de conciliar el sueño, pero mientras más lo intento más fracaso.
Las imágenes se disparan por mi cabeza y cómo por arte de magia se proyecta la imagen que más me aterraba.
Era media noche y caminaba por la calle en medio de una ciudad, es cómo si estuvieras en un laberinto, hay muchos caminos, pero no sabes cuál te llevará a la salida. Iba caminando hacía una calle iluminada, ya adentro de ella me percataba de que el lugar era solitario y con dos calles a los laterales, decidí tomar la de la izquierda pero era un callejón sin salida y al momento de dar vuelta habían 2 hombres con máscaras y detrás de ellos un hombre con la boca tapada y los ojos vendados cuando logro reconocer esas facciones que lo definen a la perfección trato de correr hacía él, luego de dar un paso más ellos le ponen una pistola en el cráneo y es ahí cuando despierto sudando y respirando a un paso acelerado. Es ese uno de los muchos sueños que me han despertado con pánico y terror todos estos meses.
La frustración se apodera de mi y me pongo a llorar, y es que no me puedo deshacer de aquella tempestad que se aferra a mí cuál pez bajo el agua.
Dicen que nada es para siempre, pero pareciera que está tormenta se ha devorado al Sol para jamás brillar.
Todo pasa por una razón, pero aún no la encuentro, ni siquiera el porque, solo sé que me duele y no habrá vuelta atrás, pues lo que más me duele es dejar ir ciertas cosas, recuerdos, aventuras, historias; dejar ir a ciertas personas.
Cuando mi respiración vuelve a ser normal trato de pensar en algo más positivo cómo hago todas las noches a la misma hora.
Prendo mi celular y veo que son las 4:00 am, cierro los ojos con la esperanza de no despertar de la misma forma.
El Sol apunta a mi rostro y me quita de una manera violenta el poco oxígeno que queda dentro de mi cobija.
Me destapo y veo el reloj, son las 12 en punto, me levanto de la cama, busco un banco en el cuál me pueda sentar para cuidar mi herida y voy directo a bañarme.
Abro la ventana del baño para dejar salir el vapor y cierro la puerta, para así bañarme.
Voy a mi cuarto, dejo mis muletas en la base y pongo mi toalla como colchón, me pongo un short para así poder moverme con más facilidad y salgo de mi cuarto con un poco de dificultad, voy al comedor y desayuno unos esponjosos hot cakes con chocolate caliente.
Dejo los trastes en la barra y me cuelgo una bolsa con la comida que he guardado para James, quizá cómo agradecimiento.
Cierro la puerta y camino hacía su departamento que literalmente está a unos 5 pasos de mi puerta, toco su puerta con los nudillos de mi mano y espero escuchar sus pasos acompañados por el sonido de sus muletas al chocar con el piso y así es.
Veo la manija moverse y abre la puerta con lentitud, cuando logro ver su rostro y su cabello despeinado sonrió al saber que no soy la única que se ha levantado tarde, le entrego lo que hay dentro de la bolsa y al poner las cosas en el mueble del costado de la puerta me da un inesperado abrazo al cuál correspondo sin problemas.
-Es muy amable de tu parte.
-No es nada.
-Gracias- sonríe.
-Gracias a tí.
-Me temo que no, relativamente fue mi culpa, entré sin previo aviso y te espanté.
-Las cosas pasan por algo- sonríe ante mi inesperado comentario.
-¿Solo venías a eso linda?.
-Realmente sí.
-¿No quieres pasar?
-Vendré en un rato.
-Bueno... ¡Adiós!.
Entro a mi solitario departamento y me pongo a ver miles de películas que me hacen querer ser yo la protagonista, pero la vida no es rosa y yo no soy de un cuento de hadas.
Dan las ocho de la noche y me pongo una chamarra que logra cubrirme el short y el frío.
Toco la puerta de James y al abrir me da el paso al cuál yo accedo sin protestar.
Nos sentamos en su cálido sofá y me ofrece la bolsa de frituras que tenía guardas para un momento como este probablemente.
Observo la facilidad con la que maneja el control sin siquiera mirarlo.
Pone una película de suspenso que provoca que coma más rápido que nunca y esté pegada al brazo de James por lo menos en la mitad de la película, me recargo en su brazo y lo acaricio hasta quedarme dormida sin darme cuenta.
Cuando despierto siento la mirada de James, así que lo volteo a ver y nos quedamos viendo unos minutos, se acerca hasta mi y me da un beso en la mejilla, se acomoda en mi cuello y respira provocando que me den cosquillas, lo abrazo y vuelvo a dormir acurrucada en sus fuertes brazos.
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Adaptarme o Desaparecer
Novela JuvenilMi nombre es Katherine Cuando era niña y no tenía nada que hacer me ponía a planear mi futuro. Un príncipe azul, un mundo rosa, una vida sin colores grises y una familia perfecta, pero la gente crece y yo lo hice. Resulta que ahora estoy en el futur...