La tarde nos avisa su llegada proyectándose en medio de dos montañas con un perfecto ángulo que va directo a aquella mansión en la que me encuentro mirando hacía las estrellas que se apagaron con la luz del sol, la brisa mueve su cabello haciéndolo ver cual ola de un mar en primavera.
James se levanta y me tiende su mano, bajamos las escaleras y se detiene a cerrar la puerta para continuar bajando con cuidado de no tropezar.
-Ven por acá-. Dice James, moviendo su mano hacía la cocina.
Abre el refrigerador y en el se ven cientos de tuppers perfectamente acomodados y en la puerta al menos unas 30 botellas de diferentes marcas, sabores y colores.
Se agacha a mirar cada tupper y se detiene a agarrar uno, pero siendo sincera no sé que me llama más la atención; el molde con bombones cubiertos en chocolate o su pantalón que se ajunta bien a sus piernas y...
-¿Me estabas viendo el trasero?.
-¿Qué?- finjo no entender lo que dice.
-No hace falta que respondas, tus mejillas ya lo hicieron por ti.
Toco mis mejillas como si por arte de magia el color rojo de ellas fuera a desaparecer y al darme cuenta de lo obvia que soy al delatarme, quito mis manos.
-Te estás poniendo más roja.
Lo miro con el mismo gesto que tuve que poner en aquella foto donde no podía sonreír ni mover alguna parte de mi cara y el solo ríe y vuelve su vista al refrigerador.
-Era mentira, pero al parecer ya no.
Saca una lata de cerveza con un logo verde en su mayoría y me la entrega junto con un plato para poner el bombón con chocolate.
Vaya combinación
Prende una consola de videojuegos y me da el control, toma el disco y lo pone y al aparecer el juego en pantalla pulso el botón para iniciar y nos ponemos a jugar.
Después de haberme ganado por el doble de veces que yo le puse ganar cambia de consola y pone un juego en el que es necesario pararse y así comenzamos a hacer movimientos estratégicos con una mano mientras comemos con la otra.
Y así pasan las horas hasta que mi estómago empieza a gruñir cual gato ronroneando mientras es acariciando, así que nos vamos de la sala de videojuegos y James prepara sándwiches que no puedo parar de comer porque... (1) están demás ricos y (2) me muero de hambre desde hace una hora.
A juzgar por la rapidez en la que encuentra las cosas no dudo que haya trabajado aquí por mucho tiempo.
Mientras tanto, yo preparo un licuado con el helado de chocolate que hay en el congelador al mismo tiempo que me termino la mitad del segundo sándwich que James me acababa de dar.
Llevo los vasos a la mesa y pongo los platos para los sándwiches.
Y por primera vez en mucho tiempo puedo estar acompañada al comer por al menos un día.
James toma su asiento y deja las muletas en la silla que está del otro lado de la mesa y hace lo mismo con las mías.
-Sabes... luces más linda de lo normal cuando sonríes, deberías hacerlo más seguido.
-No todos son capaces de hacerme sonreír.
-Me siento halagado- sonrió ante su comentario.- Esa es la sonrisa que tanto me gusta en ti.
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Adaptarme o Desaparecer
Novela JuvenilMi nombre es Katherine Cuando era niña y no tenía nada que hacer me ponía a planear mi futuro. Un príncipe azul, un mundo rosa, una vida sin colores grises y una familia perfecta, pero la gente crece y yo lo hice. Resulta que ahora estoy en el futur...