Capitulo 18. El tiempo cura casi todo

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Había pasado toda la semana de un lugar a otro, tanto que mi departamento se estaba convirtiendo en un lugar solo para dormir, pero hoy sería diferente, todo lo que había comprado era para mi nuevo hogar y hoy era día de poner las piezas faltantes, de decorar y agregar todo lo que hiciera falta.

Fui por todo lo necesario para limpiar y puse manos a la obra.

Realmente tarde poco gracias a la aspiradora que había comprado y comencé a decorar todo de tal forma que pareciera que la navidad había pisado mi casa para irse hasta el próximo año.

Acomodé leds por las paredes más vacías y en una de ellas colgué fotos y con los leds verdes en la otra pared hice la forma de un árbol y le puse pompones de colores.

Después de haber terminado fui a la tienda por pilas y al regresar mis ojos se iluminaron tanto por todos los leds como por la emoción de saber que todo eso lo había logrado yo.

Y si eso podía hacer en mi hogar entonces también podría repararme internamente.

Creo que el tiempo lo cura todo, y no hablo de años u horas, hablo del tiempo que nos dedicamos, del tiempo que gastamos en cosas que nos hacen sentir bien, creo que es esa la razón por la cual cuando estamos con alguien que apreciamos el tiempo se pasa tan rápido, porque el tiempo se vuelve inexistente cuando todo lo que habita es amor. 

Tomo el cuaderno y los colores que compré hace meses y me siento en la mesa, miro el helado que está esperando a ser comido y dibujo su silueta en el papel y lo dibujo con todos los colores que logro combinar y es así como hago el primer dibujo en mi cuaderno.

Me levanto y guardo el cuaderno y al ponerlo en el mueble cae de el una hoja, todo lo que escribí mientras estuve internada y sin nada que hacer, pero mucho que pensar.

Cuando la vida se me iba entre las manos como gotas de agua en la lluvia.

Me dirijo a mi limpia y reluciente cocina y preparo un delicioso brownie y un smoothie para matar el tiempo de horneo del brownie y cuando este ya está listo le pongo una capa de helado encima y lo llevo a mi vecino.

-¡Santiago!

-Pasa está abierto- dice en voz alta

-Ya pasé, solo hablo para que no te asustes.

-Espera en la sala, me estoy cambiando.

-¿Por fin te bañaste?

-Yo me baño siempre.

-¿entonces por qué mi casa huele a camión de basura?

-Por tu cocina.

-Ya la limpié, es por ti asqueroso.

-Siempre vienes de quejumbrosa, ¿Cuándo será el día que me hables bien?

-Deja lo pienso... nunca, pero te traje un brownie

-¡Gracias!- dice saliendo con solo un pantalón y sin su camisa tan formal que ocupa todos los Viernes.




Adaptarme o DesaparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora