Capítulo 4. Anclas

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Ya adentro me acomodo bien y volteo rápidamente a verlo pero al saber que su mirada está en mi vuelvo a mirarlo, me mira a los ojos, siento cómo poco a poco me sonrojo sin poder controlarlo así que aparto mi vista hacía el espejo en el cuál se refleja un hombre de piel morena con un tatuaje que llama mi atención; un ancla, la cuál yo también tengo tatuada en la parte inferior de mi muñeca, solo que no se ve debido a un brazalete de color dorado que lo cubre a la perfección.

Pienso que ni los tatuajes nos haces malos ni los trajes nos hacen buenos, es nuestra forma de actuar y pensar la que nos define cómo personas.

Paga y salimos del auto directo a la fiesta.

Llegamos a el lugar en dónde está la fiesta; una casa de color blanco con muchas ventanas y una puerta de madera con masetas a los laterales.

Afuera de la casa hay muchos chicos besándose y tomando cerveza cómo si fuese agua.

Él toma mi mano y llegamos a la puerta la cuál abre con amabilidad dándome el paso.

Hay una barra a la que vamos, pido un poco de vodka y Dylan pide una cerveza con sal y limón.

Después de una charla típica para conocerlo un poco más, la última canción de música urbana sonó y a cambio comenzó algo más.

Me levanto de la silla y le tiendo la mano, suena raro pero no está mal romper la costumbre de vez en cuando.

Después de muchas copas y algunos bailes le aviso que iré al baño.
Llego al baño y recojo mi cabello en una coleta para después humedecer mi cara con el pequeño chorro de agua que cae del grifo. Salgo del baño y siento unas manos rodear mi cintura, sus labios se acercan a los míos pero logro meter mis manos entre su abdomen y el mío y lo empujo, aún mi cabeza da vueltas y logro ver a un hombre de piel clara y ojos color miel, me alejo e intento correr pero mete su pie entre los míos y caigo. Lo único que me viene a la mente es gritar el nombre de Dylan y así lo hago.

Pasan los segundos que parecen ser una eternidad y no veo ningún rastro de Dylan, cuando logro levantarme volteo y lo veo de pie dándole puñetazos a aquel hombre, cuando reacciono veo al hombre con sangre en la nariz y me acerco hasta Dylan y lo tomo del brazo para después salir de la fiesta, en cuanto cruzamos la puerta de madera lo suelto del brazo, voltea descontroladamente y luego baja la mirada, después de unos segundos de tomar su estómago con las manos vomita, me pongo a su lado y pongo su brazo encima de mi hombro y llamo a un taxi pero ya no tengo crédito y por un momento pienso en llevarlo a su casa así que le pregunto en dónde vive a lo cuál responde con un »En mi casa«, y tomo la última y única opción aceptable. Volteo y recuerdo poco a poco el camino.

Adaptarme o DesaparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora