Bienvenido, Bruno.(mega capítulo)

555 20 4
                                    

Este capítulo es algo más largo que los anteriores, esperamos que os guste, ¡¡a nosotras nos encanta!! Besitos con sabor a lacasito. xx

Había dejado de respirar, esto era demasiado inesperado. Oh mio dio: Bruno estaba aquí. Había venido desde Italia solo para verme y eso me hacía muy feliz estaba en estado de shock. “vamos bella mírale esta esperando a que le abras y tu como una tonta te quedas mirando.” Charlie, tienes razón. Corro con el mayor sigilo por el pasillo dejando atrás el balcón y dirigiéndome en busca de mi amigo.

Salto por los escalones ágilmente y abro la puerta trasera salgo de la casa y me dirijo hacia dónde estaba Bruno. Me dedica una de sus mejores sonrisas corro hacia el para acortar la distancia que hay entre nosotros y lo abracé fuertemente.

Madre mía cómo lo había echado de menos.

-Bruno, estás aquí.- hablé en un susurro. Rompo a llorar, esto era demasiado para mi, he acumulado mucha presión estos días. Mis lágrimas no dejan de caer, le estoy mojando su impecable camisa.

-Hey pequeña, no llores. Ya está, ya está.- dice preocupado a la vez que me pasa dulcemente la mano por la espalda, él sabe que eso me tranquiliza. Oh Bruno, qué bien me conoces.

Cuando me recompongo me alejo un poco y lo observo: no ha cambiado nada. Sonríe como si le hubiera tocado la lotería. Lleva una camisa de cuadros blancos y azul oscuro, unos vaqueros grises, unas converse y un gorro gris.

-¿Cuánto tiempo te vas a quedar?- le pregunto esperanzada.

-Todavía no es seguro, pero creo que todo el año, me han dado una beca para estudiar en tu instituto.- sonríe como su hubiera ganado la lotería, se le ve tan feliz.

- Oh Bruno, eso es fantástico. Pasa y me lo cuentas todo. Pero con sigilo, mis tíos y mi primo están durmiendo.

-De acuerdo, Bella.- dijo él, Tendiéndome su regazo, como un caballero, como siempre. Lo tomo, y enrosco mi antebrazo con su codo mientras él cogía sus maletas con su brazo sobrante.

**

Entramos a mi dormitorio.

-Quédate aquí, ya subo yo la otra maleta.- dije saliendo otra vez de mi habitación. Él asintió y vi como estaba buscando su pijama mientras yo bajaba a por la maleta que quedaba. Joder, cómo pesaba. No quiero ser cotilla, pero mi curiosidad me vence pensando qué es lo que llevará aquí...

¿Pero qué...? ¿Porqué tiene una fotografía mía? La miro mejor. Estoy en el parque de Florencia, en el barrio dónde vivíamos: es aquella vez que nos conocimos y él me ayudó cuando me caí. Nos hicimos muy amigos, y gracias a él, conocí a Franccisco y a Gabriella.

“Awww, que mono: tiene una foto tuya y se la lleva a todos lados:” Señoras y señores, Charlie tiene razón por una vez en la vida.

Bruno es un buen amigo.

Puse la foto en su sitio y me dirigí a la habitación. Bruno se había cambiado de atuendo:

Llevaba una camiseta suelta de tirantes y unos pantalones cortos, en mi opinión se iba a morir de frío, no hay nada peor que una mañana de Boston en invierno.

Sonreía victorioso... pero ¿porqué?

Me senté a un lado de la cama, y él hizo lo mismo mientras me contaba en voz baja, claramente, que había alquilado un apartamento con algunos estudiantes europeos que también iban a estudiar por los alrededores.

Sin darnos cuenta acabamos tirados en la cama y bostezando cada dos por tres: yo porque esta noche no había dormido absolutamente nada. Y él estaría exhausto por su largo viaje en avión.

CariciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora