La nueva Isabella.

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Muchisimas gracias por las leídas. Antes de todo, queríamos deciros que ahora subiremos menos "seguido" los capítulos ya que ahora estaremos en época de exámenes y eso... un rollo. ¡MUCHOS BESITOS CON SABOR A LACASITO PARA TODAS! OS QUEREMOS. Votad y comentad, plis :)

-Clarie, ¿has visto mis...? Wow. -dijo el chico mientras posó la vista en mí y tragó saliva. Lo que hizo que me sonroja.

-Maldito enano, fuera de aquí, te he dicho que no entres en mi habitación. Fus, fus. -dijo ésta mientras hacía unos gestos con las manos, echando a su hermano y cerrándole la puerta en sus narices. -¡Jodido entrometido! -dijo ella pegándole una patada a la puerta. Joder, qué problemas familiares. ¡Qué carácter el de Clarie! Me sentí fuera de lugar, incómoda. Tal vez no debería haber venido.

Clarie suspiró. -Bueno, ¡siguiente vestido! -dijo emocionada ¿Cómo diablos había cambiado tan rápido de ánimo? Esta chica es bipolar. Asentí sin ganas y me dirigí hacia su cuarto de baño arrastrando los pies.

Clarie me había comprado otro vestido porque no se decidía. Ni de coña me iba a poner ese vestido: tenía mucho escote, era demasiado corto y muy entallado de color rojo.

-No pienso ponerme este vestido, Clarie. -dije aún encerrada en el cuarto de baño y mirando ese trozo de tela con asco.

-¡No! Por favor, Bella, póntelo. Hazlo por mí. -Reí al saber que no podía ver sus morritos y así convencerme. La ignoré y me puse la ropa que Thomas eligió para mí: unos pitillos vaqueros muy cómodos y una sudadera azul marino de "Boston 1789" junto con unas vans. Me encanta esta ropa. Salí y Clarie me miró con el ceño fruncido. ¡Já! ¿Creía en serio que me iba eso? En cuanto me miró mejor, sonrió:

-Pues la verdad es que te sienta muy bien.

-Gracias. -Decidí no darme la vuelta, por experiencia propia. No quería que el adorable e inocente Connor me comiera con la mirada de nuevo. Vale, tal vez no tan inocente. Me ruboricé en seguida.  Dios, ¿pero en qué estoy pensando? Clarie, para mi desgracia, notó el ligero rubor en mis mejillas y sonrió.

-Hace calor aquí, ¿eh? Vamos fuera a dar una vuelta. -Le sonreí tímida y avergonzada. Me puse un gorro muy mono y una chaqueta.

Hacía mucho frío fuera. Las calles estaban desiertas y había algunas nubes que avecinaban tormenta. Seguí a Clarie hasta el mismo bar en el que el día anterior Troy me humillaba.

El bar Claiton's quedaba cerca de mi casa y la de Clarie. Era agradable, acogedor y hoy estaba extrañamente tranquilo. Todas las mesas estaban vacías. Claro, la gente normal se queda en su casa calentitos. Ahora mismo estaba lanzando dagas invisibles hacia mi querida amiga por haberme arrastraddo hasta aquí.

Nos quedamos en silencio mientras que nos sentábamos en una de las mesas junto a la ventana. Empezó a llover.

-Estás muy guapa, Bella. -me dijo Clarie seriamente mirándome a los ojos. -Bueno, en realidad, siempre lo has sido pero te daba miedo que los demás lo vieran.

Me ruboricé, de nuevo, sin saber qué decir. En el fondo sabía que Clarie tenía razón. Joder, solo me conocía de un día y ya sabía cosas que a mí me costaba admitir. Se formo el incómodo silencio otra vez. No sabía que responder a eso. Gracias a dios, alguien entró en el bar, desviando la mirada de Clarie de mí hacia el nuevo cliente. Me giré hacia la puerta, esperando encontrar a una persona, pero en cambio encontré a tres. Las últimas tres personas que quería ver en estos momentos.

Clarie se levantó y se encaminó pegando saltitos a su novio. Me quedé en segundo lugar, apartada. Zack me miró atentamente y al cabo de unos minutos abrió mucho los ojos y se le desencajó la mandíbula. Me sentí avergonzada y desvié la mirada, jugando con mis dedos en mi regazo.

-¿Isabella? ¿Eres tú? -preguntó mi primo, atónito. En cuanto lo dijo, el pensativo Troy que minutos antes estaba en su trance, me miró, perplejo.

Su mirada reflejaba confusión y asombro hacia mi persona.

-¿Qué tal, Zack? -dije tranquila, intentando evitar que las miradas incrédulas, de ahora los tres chicos, me incomodaran. Clarie sonrió victoriosa.

-Chicos, os presento a la nueva Isabella. -dijo entusiasmada.

*******

Media hora más tarde, mientras Clarie y Jackson se estaban haciendo arrumacos empalagosos delante de nuestras narices sin ninguna verguenza, yo seguía bebiendo mi chocolate caliente.

Estaba tranquila, a pesar de las constantes miradas intimidantes de Troy y las asombradas de Zack. ¡Venga ya! No es para tanto, sigo siendo la misma. "Ya no eres la misma inocente de antes, Belli, asúmelo." Oh, Chalie, cállate. No digas tonterías. Joder, me he vuelto a sonrojar.

Por primera vez desde que nos sentamos, Troy deja de mirarme y mira a los dos tortolitos con asco.

-Dejad ya el cuchi-cuchi de los cojones. -dijo él molesto.

-Cállate ya, Dawson. -protestó Jackson.

Clarie se sentó correctamente, enviando a Troy miradas asesinas. Mi primo los miraba a ambos divertido. Suspiré de alivio. Ya no era el tema principal. Clarie, como ya me había dado cuenta, cambió de conversación rápidamente.

-¿Y cuándo son los siguientes partidos, chicos?

-Dentro de un mes jugaremos con el equipo de Newton. Es pan comido, pero de todos modos debemos entrenar bastante. -contestó mi primo orgulloso. Y así, los chicos se enfrascaron en una conversación dejándonos a nosotras de lado. ¡Muy bien, Clarie!

-Zack es el capitán del equipo.  Se lo toma muy en serio. -aclaró mi amiga. -Oye, arrasas tía. Tu querido "campanito" no te ha quitado los ojos de encima en un buen rato. -me dijo dándome un toque en el hombro y levantando una ceja.

-¡¿Pero qué dices, estás loca?! -los otros tres ni se inmutaron cuando alzé la voz. Respiré profundamente y proseguí con mi tono habitual. -Clarie, no es mi "campanito". Es el maldito de Troy. -"El malditamente sexy Troy". Mierda, Charlie. No ayudas. -El creitinoide que no me deja en paz de una vez. -dije indignada.

-Pues, Isabella, debo decirte que si eso es lo que te propones, tal y como estás ahora vestida, lo tienes muy difícil. Conozco a Troy, él nunca se interesa tanto por alguien.

Rodé los ojos.

Después de una hora, Zack y yo volvimos a casa.

-De verdad, parece mentira que seas... tú. -me dijo mientras caminábamos tranquilamente por la calle.

-No es para tanto, cugino. Solo es ropa, nada más. -dije rodando los ojos.

-Sí, pero esa ropa te hace ver diferente. -me dijo mientras medio sonreía y volcaba su cara para examinarme.

-Zack, no me mires así, me incomodas. -le ordené. Estaba empezando a cansarme.

-Causo ese efecto en las mujeres. -rió picarón. Yo solo efectué una mueca de desagrado. He aquí mi primo bipolar... antes simpático y sorprendido por mi atuendo, y ahora  pervertido y seguro de si mismo.

Al fin llegamos a casa y me acordé de que toda la ropa que había comprado, estaba en la casa de Clarie. Mierda.

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