Creo que estoy mala.

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¡Sentimos la tardanza! Pero hemos aprovechado esta semana para escribir mucho así que aquí teneis el primer capítulo de este pequeño "maratón". Disfrutad de la narración de Bella y esperemos que os guste. ¡Besitos con sabor a lacasito!

Hace frío en la calle, demasiado para ser un día de primavera. Tras una tarde entera aguantando a la pesada de Tess, llegamos a casa y subo a mi habitación para dejar a la chica sola con su novio. Esta es una de las pocas veces en las que me alegro de tener a Zack.

Bueno, yo a lo mío. Llevo todo el día con remordimiento, mal estar y con dolor de cabeza. ¿Será el agotamiento?

Hago mis deberes y decido meterme en la cama, tras cambiarme de ropa. Aunque sea tempranísimo para acostarse. Creo que en cuanto vea a mi tía, le pediré que me examine y me de consejo: creo que me estoy empezando a poner mala.

**

Tras unas horas en mi cuarto encerrada, intentando no pensar en nada y con dolores de barriga, oigo a mi tía llegar a casa. Y antes de salir de mi cuarto, me abrigo bien porque mucho tengo frío.

-Hola, tía.- digo con una sonrisa al encontrármela en el pasillo.

-Hey, corazón ¿qué te pasa? Tienes mala cara.

-Bueno, eso iba a decirte, no me encuentro muy bien... ¿estaré empezando a ponerme mala?

-Quizás, hay mucha gente que con los cambios de estación, enferman a causa de los cambios de temperatura y el ambiente. Ven, déjame que te examine.- me toca la frente y luego tuerce una sonrisa.- Sí, estás algo indispuesta. Acuéstate que voy a llevarte un caldo a ver si con eso te sientes mejor.

-Grazie mille, tía.- le hago caso y dentro de unos minutos, mi tía entra en la habitación con un cuenco de sopa humeante y una pastilla.

-Esto te sentará bien, ahora viene Zack con un vaso de agua para la pastilla. Yo voy a hacer la cenar.- y dicho esto, planta un beso en mi frente y acaricia mi mejilla. Eso me hace sentir mejor.

Miro el cuenco con algo de desanimo porque no tengo muchas ganas de comer, ¿y si lo vomito luego?

De pronto entra Zack sin avisar (como siempre...) y me mira algo preocupado.

-Hey, ¿cómo lo llevas?- deja el vaso en mi mesita de noche y se sienta en los pies de mi cama. Me encojo de hombros.- ¿No puedes hablar?- río al instante.

-Si, hablar si puedo, lo que pasa es que no me encuentro bien, ni siquiera tengo ganas de comer.- e3l chico arruga la frente.

-Tienes que comer.

-Lo sé, pero no tengo ganas.- en ese instante, el chico coge la cuchara que se encontraba en el cuenco y empieza a darme de comer.-¿qué haces?

-Tienes que comer por varias razones, la primera porque este caldo está buenísimo.- no evito reír.- segundo porque tienes que ponerte buena. Y la tercera y la más importante, porque Tess cuando se entere de que estás mala pensará que es una excusa y te obligará a salir con ella.- ahora, alza las cejas.- así que si no vas a comer, te daré yo, además, me hace ilusión.

Le cojo la cuchara mientras asiento.

-Vale, me has convencido, ya como.- el caldo sabe bastante bien, siento el calor deslizarse por mi garganta y me deja un sabor muy sabroso, lo que me incita a comer más. Zack me observa mientras termino el cuenco. Al terminarlo, se lo entrego con una sonrisa y el se levanta.

-¿Mejor?- asiento no muy segura de ello.

-La verdad, es que me siento algo mejor. Tu madre es una gran cocinera.- el chico sonríe con orgullo.

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