Primer día de clase

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Me quedé petrificada al observar a tres chicos muy guapos, entre ellos mi primo, que me estaban mirando y riéndose. Aparté mi vista de ellos y recogí mi cuaderno, dispuesta a retomar mi camino. Mientras, a mis espaldas, escuchaba a Zack hablar sobre mí. Esto hizo que me sintiera avergonzada y ridícula. Continué la búsqueda de mi clase y, en apenas dos minutos, ya estaba en ella. Opté por sentarme en primera fila, pero a la vez apartada de la gente. Poco después llegó el profesor y los alumnos empezaron a sentarse en sus sitios correspondientes.

- Bien, alumnos, saquen sus cuadernos. Tienen que apuntar una serie de cosas.

En ese mismo momento, aparecieron por la puerta dos muchachas con la respiración agitada porque venían corriendo.

- Disculpe, profesor. Nos hemos quedado dormidas.

- Que no vuelva a suceder. Clarie, siéntese aquí. -señalando un asiento a mi lado.

- Jo, maestro no. Yo quiero sentarme con mi compi. -dijo provocando algunas risas, incluida la suya.

- Lo siento, señorita Collins, pero éste va a ser su lugar durante el resto del curso. Obedezca si no quiere tener serios problemas.

Ella se resignó y de mala gana se sentó a mi lado. Miró mis pantalones horrorizada.

- Chica, necesitas un cambio de estilo urgente. -me dijo mientras yo observaba su aspecto. Ella era rubia y tenía unos grandes ojos azules. Vestía una camisa de rayas granates y blancas acompañado de unos pantalones pitillos vaqueros. Tenía un aspecto muy juvenil y atractivo. Se veía simpática.

En el transcurso de la clase, estuvimos hablando y conociéndonos mejor. Le conté que era nueva, que venía de Italia y que vivía con mi “querido” primo que era Zack. Al entrar en el tema de mi primo, ella me dijo que uno de los mejores amigos de Zack era su novio, Jackson y la mayor parte del tiempo habló del él, se notaba que le quería .

A veces notaba su mirada disgustada en mis vaqueros, estaba claro que no les gustaba, y pensé que para profundizar en nuestra amistad, podría llevarme de compras y aconsejarme sobre qué llevar o no.

- Clarie,- así se llamaba ella- ¿Por qué no me acompañas esta tarde a ir de compras en el comercial? La verdad es que no sé muy bien cómo vestirme, yo me crié en un colegio de monjas en el que siempre llevaba uniforme.. así que no tengo mucha experiencia en moda.

Al decirle esto, ella accedió encantada:

- SIIIIII Isabella, me encantaría hacer de ti una muchacha muy pero que muy atractiva y sexy, porque, aunque tu no lo creas, tienes una cara preciosa y un pelo castaño y largo hermoso.- Al decirme esto, claramente me sonrojé, nunca me habían dicho eso ¿quería parecer “sexy”? No. Sexy no quería parecer, quería ir bien vestida, pero sexy no, ¿qué diría mis queridas monjas respecto a eso? Además, me moriría de vergüenza.

La mañana transcurrió tranquila. Yo atendía como podía, Clarie no paraba de hablar, apuntaba algunas notas y a veces la ignoraba, hasta, que habló de un tal Troy, que según cómo me lo describió físicamente podría ser el chico con el que me choqué esta mañana, me dijo que era un creído, chulo y engreído, no me extrañaba, y  además si era amigo de mi primo, tendría que ser de su misma calaña, un corbello.

Me invitó a almorzar con ella y con su amigo Thomas.

Llegamos a la cafetería muy grande, por cierto, tenía mesas de madera enormes y unos bancos anchos, había grupillos de gente por todas partes, como en toda película americana, los grupos de los populares, frikis, la banda de música, y luego estaba todos los demás. Clarie me llevó hasta la mesa de los populares, para saludar a Jackson con un beso fugaz. ¡Un beso en público! Y a los demás no le parece importarles, es más, lo ignoran. Supongo que eso es algo normal en Boston o en todas partes. Clarie estuvo hablando por unos momentos con su novio. Era una situación bastante incómoda, yo soy muy tímida para hablar o presentarme así que permanecí callada mientras estuvimos allí.

Entre todos los populares, estaba Zack que ni siquiera se dignó a saludarme, menudo primo tengo, es como si en el instituto los lazos de sangre desaparecieran, aunque noté su mirada a veces, acompañada con la del chico, con el que me choqué esta mañana, sería Troy. Madre mía quería morirme o que la tierra me tragara sin piedad.

Lo observé por unos instantes, era, en mi opinión, un chico bastante apuesto, con el pelo corto por los lados y largo arriba, era típico en Boston, supongo que se llevaba ese look. Llevaba unos pantalones grises rasgados ¿porqué no se comprará otros? Una camiseta con un texto en el centro y sostenía una lata de coca-cola en la mano. Me fijé mejor en su rostro, tenía unos llamativos ojos grises y que contrastaban con su pelo algo cobrizo y revuelto.

No me fijé cuanto tiempo pasó pero fue breve, Clarie se volvió a despedir de Jackson y todos los demás con un beso en la mejilla, ¿a los chicos también se les besa en la mejilla? Madre mía. Y yo que siempre les había tendido la mano en forma de saludo o despedida, todos excepto a mi padre, que siempre lo besaba en su añorada mejilla.

Al recordarle, volví a mi estado de tristeza, baje la cabeza y saqué todas mis fuerzas para evitar llorar, Dios, cómo los añoraba.

- Vámonos Isabella, te voy a presentar a mi súper amigo Thomas. -dijo Clarie mientras me tiraba del brazo ilusionada.- Thomy, ¡ésta es Isabella, que viene de Italia!- dijo presentándome con gran énfasis.

- ¡Oh, por todos los diseños de Gucci! Qué carita tan hermosa lleva este angelito que tenemos aquí!- se aproximó a mí, para darme un beso en la mejilla, y yo me quedé petrificada en mi sitio, jamás había besado a un hombre que fuera distinto a mi padre. Se alejó de mi y observó mi atuendo- Chica, los pantalones de campana no se llevan desde hace siglos, ¿cómo tienes el valor de combinarlos con una camisa y un jersey, que por cierto, está bastante desgastado y amplio para tu estatura? Amor, ¿quién te ha atracado? Parece que te han secuestrado unos hippies y en un fallido intento de hacerte hippie a ti también, te han puesto su ropa.

Claire sonrió al ver la cara que puso su amigo al verme. ¡Tampoco era para tanto!

Al escuchar el modo de hablar de Thomas, me pareció que no era del todo un hombre, pero he de decir que era muy mono.

Tenía el pelo azabache y unos ojos castaños oscuros. Llevaba una camisa y unos vaqueros claritos. Tenía pinta de ser un buen chico, de hecho lo era.

Clarie le contó que esta tarde íbamos a ir de compras y él sin dudarlo se apuntó. Mientras comíamos, Thomas me habló de él y sí, me confesó que era mariquita, lo que me sorprendió bastante, nunca había tenido un amigo, que fuera chico, y menos gay. Sonó el timbre, más clases, y todas acompañadas de Clarie, que me distraía con sus tonterías, pero a la vez también atendía. No me podía quejar, además me gustaba tener conmigo siempre a Clarie, así no me siento sola y no me acuerdo o al menos, me distraigo de la ausencia de mis padres.

Al fin, las clases han terminado, no encuentro a Zack y decido que me voy caminando a casa, así observo con más detenimiento el paisaje.

Camino lentamente observando las distintas casas y edificios. Al parecer, he salido demasiado tarde y no hay nadie en la calle. Claro, la gente ya ha llegado a su casa. Escucho el motor de una moto bastante potente a mis espaldas, pero lo ignoro.

- Eh, estúpida. -me giré y vi al supuesto Troy. El gran cretinoide paró su moto despampanante y me sonrió arrogante, a lo que le envié una mirada asesina y le dije con toda seguridad, hablando en italiano, ya que él no me iba a entender:

- Per tutti dil amore, corbello.- Le dije en italiano que me dejara en paz, pero él seguía molestándome.- Déjame, estúpido cretinoide. No me obligues a pecar de blasfemia.- El se quedó parado, le sorprendió que le chillara de aquella manera, lo ignoré y comencé a correr. Sentí que su moto comenzó a rugir de nuevo. Busqué algún callejón en el que esconderme y lo encontré, me adentre en él y esperé a que pasara, pero no, la calle estaba desierta ¿tanto había corrido cómo para perderle de vista?

- ¿Porqué huyes de mí, acaso piensas que voy a secuestrarte?- Estaba detrás mía.

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