Un nuevo Amigo para Bella.

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¿Qué se supone que debería hacer ahora? Miré el reloj, aún no había anochecido mucho por lo que decidí llamar a mi amiga. Pero ésta no contestaba, vaya, que manera de acabar el día ¿no?

Decidí ir a su casa, quería ver una vez más mi ropa, en verdad, me gustó mucho como eligió mi ropa Thomas, era sencilla, algo ancha y según el “con mucho estilo.”

Cogí la chaqueta y mi gorro, otra vez y antes de salir por la puerta elevé mi voz más de lo normal para avisar que iba a salir un momento, aunque no recibí ninguna respuesta. Eso me hizo pensar en mis padres, era totalmente lo contrario a lo que era mis tíos, eran súper-protectores, si hubiera pasado esto con ellos, seguramente mi padre hubiera salido en mi búsqueda mientras me gritaba un “Quieta ahí señorita, ¿a dónde cree que va?”. Sonreí al acordarme con cierta melancolía. Cerré la puerta y fuí en busca de mi ropa.

Sentí el frío del ambiente golpearme las mejillas y mis piernas, hacía algo de viento. Al paso del tiempo, mi temperatura se nivelo con la del ambiente y a medida que iba caminando sentía el viento jugar con mi pelo, me tapaban la cara o sentía como “coleteaba” en el aire, me hacía cosquillas, suena tonto, pero es divertido.

Al fin llegué a casa de mi queridísima y pervertida amiga, toqué el timbre un par de veces y bufé frustrada, ya que no abrían la puerta, justo en el momento en el que di un paso atrás para irme a casa, el hermano de mi amiga, abrió la puerta, dejándolo ver con cara de sueño y su pero rubio-castaño algo revoltoso, “qué tierno”. Esta era una de las veces en las que estaba de acuerdo con Charlie. El chico se frotó los ojos con las manos, intentando acostumbrarse a la luz, aunque el sol pronto empezaría a desaparecer por el horizonte, ya que estaba empezando a fundirse entre los edificios.

Al verme, Connor, recobró la recompostura y me dedicó una sonrisa cálida, era adorable y se veía simpático. Tenía los mismos ojos azul que su hermana.

-Hombre, Bella, tú por aquí, ¿qué te trae por aquí?- dijo como un completo caballero, “qué educado.” Sonreí ante su bienvenida.

-Hola, Connor, al salir con tu hermana, olvidé por error la ropa que compré con ella.- me expliqué algo nerviosa, esto me parecía algo extraño.- ¿Me la podrías dar?- aclaré al ver que el chico se había quedado algo “perdido” mientras me miraba, sentí mis mejillas arder más de lo que estaban.

-Oh, sí claro, ven, seguro que debes estar helada.- dijo mientras cogió una de mis muñecas y tiró de ella para adentrarme a su cálida casa. Sentí el cambio de temperatura que me hizo entrar en calor, así que me quité el gorro y sacudí un poco mi cabeza, miré a mi muñeca, por si tenía una goma del pelo, odiaba tener el pelo suelto y enmarañado, era lo peor para que luego acabaras pegándote tirones con un cepillo. Hice una mueca de frustración al ver a mi muñeca desnuda simplemente adornada con una pulsera que me regaló mis padre el año pasado, al cumplir los 16.

Dirigí mi vista hacia el rubio que me observaba con detenimiento. Inmediatamente, sentí la tensión que había en el ambiente al ver el silencio que se había producido por parte de los dos.

Él, segundos más tarde reaccionó y subió las escaleras.

-Si quieres, entra al salón y te calientas un poco mientras yo te bajo las bolsas.- dijo mientras subí escalón tras escalón con energía. Sonreí para mí misma, era un chico agradable, seguramente, si tuviera edad, seríamos muy amigos, pero él era muy “enano” ya que tenía uno o dos años menos que su hermana y yo. Giré sobre mis talones y me encaminé hacia una puerta que supuse que era el salón, solo había ido una vez a la casa de Clarie y había ido solamente a su habitación. Son reí para mí misma, al ver el espacioso salón que se encontraba delante mía, los muebles conjuntaban entre ellos, era un lugar cálido y acogedor, un gran tele se encontraba en frente de los sillones y había una mesa de tamaño medio en el centro, las paredes tenía un color verde bosque y estaba decorada con distintos cuadros de paisajes y flores, muy bonitos, en mi opinión eran llamativos y rebosaban alegría.

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