Misión Cumplida.

579 13 0
                                    

Este título tiene doble sentido, Isabella consigue lo que se propone y ya tiene un mejor aspecto. Espero que lo disfruten, ¡muchos besitos con sabor a lacasito! vOTAD Y COMENTAD.

No podía parar de reír. Joder, que patético. Troy estaba delante de mí, vestido de Campanito, con una cara seria y seguramente mandándome maldiciones con su mirada asesina.

-¿Contenta, italiana?- me pregunta irónico al ver mi sonrisa.

-Muchísimo, querido campanito. ¡Sonríe, estás divino!

Varia gente se paraba a su lado y algunas niñas pequeñas se echaban hasta fotos con él.

-¡Mira, mamá! ¡Es el novio de Campanilla! ¿Dónde está mi polvo de hada! ¡Quiero volar!- dijo la niña refiriéndose a Troy con un tono amenazador.

-Quita, niña.-le respondió él con un notable desagrado.

Pero ella no entraba en razón y en un acto de agresividad, empezó a tirarle del tutú rosa.

-Quita, niña diabólica, me vas a dejar en leotardos.

La cara de Troy era todo un poema: roja como un tomate. Y lo mejor de todo, era que no iba a pasar desapercibida, ya que mi cámara oculta lo estaba grabando todo.

-Oh, vamos Dawson, no te quejes tanto, ahora atraes a todo tipo de chicas: pequeñas y grandes.- dije tratando de contener mi risa, quería parecer seria, pero con él delante no podía. Claire y Thomas estaban al venir para mi “cambio de look”. Zack y Jackson se habían escondido detrás de una columna y estaban tirados en el suelo porque no aguantaban la risa. Vi a Claire a lo lejos, caminando tranquilamente y moviendo sensualmente las caderas. Por dios santo, ¡qué tiene novio! De repente, ella vio a Jackson y corrió despavorida a su encuentro.

-¡Jacky, peluchito mío!- dijo mientras saltaba a sus brazos y este la recibía con ansia de ella, en mi opinión eran adorables pero al mismo tiempo asquerosos cuando se comían la boca en mitad del centro comercial, rodeados de gente. ¡Por dios, un poquito de intimidad! “No digas nada aún porque no sabes lo que puedes llegar a hacer.” Me advertió Charlie. Oh, ¿cómo piensas eso de mí? ¿Qué dirían mis queridas monjas? Ah sí, dirían que controlara mis hormonas. Vuelvo al mundo real y me encuentro con la mirada de Thomas que me sonríe impaciente pero su rostro cambia al observar a Troy, convirtiéndose en una mueca de horror.

-Por los bolsos de Gucci, ¡parece qué lo ha vomitado un unicornio! ¿Qué le habéis hecho?- dice, espantado.

-Ha perdido una apuesta, y éstas son las consecuencias. –dije divertida. Miré hacia Clarie que estaba sumergida en una conversación con mi primo y su novio.- Thomas, llama a Clarie, ¿empezamos nuestro día de compras?- continué dirigiendo mi mirada hacia mi amigo, este me sonrió como respuesta.

-Clarie, cariño, vamos, que estoy impaciente.- dijo dando un pequeño gritó. Esta se volteó y me dio un mirada rápida, se despidió muy…muy…muy cariñosamente de su novio y vino hacia nosotros.

-Venga, vámonos.- dijo ésta acercándose hacia nosotras meneando las caderas, otra vez, será su manera de caminar… dijo yo.

Visitamos un montón de tiendas y Clarie me hizo probarme miles de vestidos que, para mi gusto, eran algo provocativos. Yo me limitaba a ver ropa ancha, “hortera” según la opinión de Thomas, gorros y jerseys largos. Eran cómodos, confortables y nada subidos de tono, justo como yo era, esa ropa me describía a la perfección.

De repente sentí la mirada de Thomas en mí.

-Ah, pequeña, ya sé que estilo te va a la perfección.- dijo con sonrisa victoriosa mientras veía la sudadera que había cogido y que ponía en grande “BOSTON 1879”.

CariciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora