¿Puedo ser tu postre?

422 15 0
                                    

Narra Troy.

El partido pasa interesante, ambos equipos eran muy buenos y Chicago Bulls ha ganado por los pelos. “No están en su mejor año” según decía John.

Sinceramente, yo no he podido estar pendiente del partido porque, Bella estaba a mi lado, de vez en cuando, notaba que me miraba de reojo y se sonrojaba. Le ha gustado, mucho, y yo lo sé. Yo por mi parte, creo que nunca olvidaré este momento: sus labios carnosos y sensuales, su aliento chocando contra el mío, el tacto de su mano al tirar de mi pelo, las caricias que me proporcionaba en la nuca, su rostro suave y su cintura, exactamente, como me la imagine en sueños. Su pelo largo y lacio que desprendía un aroma peculiar, como a jazmín y coco pero sedoso, sus ojos cerrados, disfrutando del momento que compartía conmigo, sus párpados, adornados por una cortina de largas y oscuras pestañas, su perfume, fresco y dulce, como toda ella.

En la cena, me he sentado a su lado, y para qué darle vueltas a las cosas, me he insinuado cada dos por tres rozando mi pierna con la suya, y lo más increíble es que no apartó su pierna en ningún momento, permaneció quieta. No sé, si porque no sabía cómo reaccionar o porque pasaba de mí... aunque, después de lo de esta tarde... no creo que sea la segunda opción. Se notaba a la legua que era su primer beso, ella sonaba insegura, y nerviosa, y su boca acompañaba a la mía algo tímida al principio, pero cuando la besé por segunda vez, oh Dios. El sabor de sus labios se intensificó, o al menos, eso me pareció a mí. No besaba tan mal después de todo.

Al terminar la cena, la chica se levantó y salió disparada hacia su cuarto para cambiarse.

-Troy, ¿podrías ir al cuarto de Bella y preguntarle si quiere un poco de pastel como postre?- es oficial: Dios me ama.

No podría haber encontrado otra excusa más perfecta para ir tras esa italiana.

Sonrío tranquilo a Susan y voy al cuarto de la chica. Abro sin llamar y la chica al instante, sal del baño con su pijama y su moño desordenado. Se ve tremendamente sexy.

-¿Qué haces aquí?- la chica me mira algo sorprendida.

-Tu tía me ha dicho que si quieres un poco de postre...- me apoyo en la pared para observar como la castaña se mueve por la habitación con elegancia.

-¿Qué hay de postre?- arqueo una ceja y veo como se sienta en su cama. Me acerco para sentarme pegada a ella.

-Tienes dos opciones...- “acércate más.”- pastel de carne o...- sus ojos me desconcentran.

La chica pronuncia un ¿qué? Para luego darme una mirada rápida.

-Yo.- sonrío perversamente y la chica se aleja un poco.

-¿Qué tonterías dices, Troy?

- Te aseguro que será mucho mejor que esos dos besos.- la chica se queda con la boca abierta, y en un impulso desfrenado, me “abalanzo” sobre ella y la beso, introduzco mi lengua en su boca que enseguida toma contacto con la suya.

Ahoga un grito y sonrío mientras rozo mis labios con los suyos. Dios, mis deseos son irrefrenables, la pego a mí, tomando su espalda y empujando su pecho hacia mí. Ese sabor... es único, oh madre mía... creo que estaría así día y noche con ella. Agarra mi cuello levemente y sus dedos me hacen cosquillas, sus manos viajan por mi pecho y creo que me empiezo a calentar.

Le cojo la cabeza y suelto su pelo, este al instante inunda mis fosas nasales con su aroma que me embriaga y yo no puedo evitar soltar un jadeo cuando mi mano toma contacto con algunos mechones, profundizo el beso y mis manos viajan por toda su espalda. Nuestra respiración se hace pesada y llevo una de mis manos al borde de su camiseta, le intento levantar. Pero en ese momento, la chica se despega y me deja con ganas de más, mucho más.

CariciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora