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-¿Reconoces a esta mujer? -preguntó un policía de expresión preocupada mientras sostenía una foto frente a mis ojos.

-Sí -contesté sin ánimo de seguir con el molesto interrogatorio.

-¿Qué relación tenían con ella?

-Era mi madre.

Según las mismas personas en uniforme blanco que se habían llevado a Nancy aquel viernes de la primera semana de agosto tan lejana, Dom había ido a visitarla, y de alguna manera, también a ayudarla a escapar. Una vez afuera, caminaron pacientemente hasta el departamento, donde, desafortunadamente, estaba mi padre, preparando la decoración de lo que hubiera sido una gran fiesta.

Ella estaba molesta, y su mano nunca tembló cuando atravesó la afilada cuchilla en el cuello de papá.
O el de la mucama.
Ni el de Dom.

¿Habrá dudado cuando cuando cortó el suyo?

Quiéreme [FRERARD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora