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La carta tenía mi nombre, pero Gerard tenía mi vida.

Ahí estaba yo, intentando decifrar las oraciones que, minutos atrás, debieron leerse a la perfección.

En efecto, la carta era de Amelia, pidiéndome que me alejara de Gerard, avisando que no volvería al día siguiente, mencionando que papá nunca la hubiera perdonado por dejarme solo, pero que podía ir a buscarla, que ella me ayudaría; aunque la dirección era irrecuperable.

Tonterías. Tomé un vaso de agua y me fui a dormir.

Eran las 3 am aproximadamente cuando la puerta de la habitación se abrió. Era Gerard. Y una mujer semidesnuda.
Ni siquiera me atreví a respirar.

-¿Que no ves que necesitamos la cama? -dijó Gerard con una voz aguda que enmascaraba su molestia.

Me quedé quieto, no pensaba moverme, pero él siempre tuvo todo lo que quiso, y bastó con que estirara una pierna para hacerme rodar debajo de la cama.

Pude haber permanecido ahí para toda la eternidad, inútil y olvidado, pero un pequeño bulto llamó mi atención, despertando sentidos que creía muertos.

Las manos me temblaban cuando la tomé, pequeña, negra y elegante, me traía tantos recuerdos... aunque no sabía lo que ocultaba.
No sé si fueron horas o segundos, pero cuando me atreví por fin a abrirla, un pequeño papel cayó de ella.

Frankie, siempre serás lo mejor que me pasó en la vida. Nunca quise hacer a alguien más feliz que a ti, y estoy seguro que, algún día, tú sentirás lo mismo por otra persona.
No hay cosa mejor que te pueda pasar.

Te ama, papá.

Una sonrisa tímida invadió mi cara.
Esa nota estuvo perdida durante 12 años, ¿qué tanto hubieran cambiado las cosas si la hubiese leído antes?

Quizá esperó hasta que yo estuviera listo. Y lo estaba.

Aún con la cara llena de lágrimas y la figura de Gerard con aquella mujer sobre mi cama, logré levantarme, seguro que podría encontrar un nuevo día junto con el amanecer.

Porque la caja aún guardaba las llaves de un auto que nunca toqué. 

Porque la perilla de la puerta estaba esperando a que la tomara.

Porque mi padre siempre supo lo que necesitaba.

Y yo estaba listo para comenzar a vivir.

Quiéreme [FRERARD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora