Capítulo 13 ~ Decepción.

14 2 0
                                    



Tras ducharnos todos con una esponja húmeda, bajamos a pedir algo de cenar. El posadero nos pidió que comiéramos en nuestros aposentos sin armar ningún tipo de jaleo. El hombre tenía miedo. No podíamos reprocharle nada. Asentimos abatidos y subimos con nuestros platos de comida.

No es que se pudiera decir que la comida estuviera buena. Era una sopa con escasos y diferentes vegetales que nadaban por el agua verdecida. Tenía poco sabor, y pude asegurar que no era ni mucho menos bueno. Pese a ello, nadie se quejó. Comimos en silencio agradecidos por el calor que nos proporcionaba.

Al terminar, apilamos nuestros platos todos juntos y uno de nosotros los bajó.

Sophie miraba por la ventana, mientras que Evey se intentaba acomodar en una de las incómodas, húmedas y frías camas. Robert volvió con rapidez, quien suspiró cuando cruzaba la puerta.

—El perro... —Susurró tan bajo Sophie que casi ninguno de nosotros pudo entender que decía.

— ¿Qué dices, Sophie? — Reclamó Evey, quien la miraba con una ceja alzada.

La primera de ellas se nos acercó y se sentó al lado de Evey, animándonos a aproximarnos y coger asiento cerca para escuchar lo que acababa de descubrir.

—El perro, chicos — nos miró a todos un poco entusiasmada por su descubrimiento, pero nosotros no acabábamos de entender a dónde quería parar —. El perro estaba con él. Y justo cuando llegamos... le ató algo al collar.

Todos menos Robert abrimos los ojos como platos cuando recordamos aquel momento: el hombre sonreía mientras le ataba en el collar algo a su perro gris.

—La verdadera información... ¡la tiene el perro! — afirmé con firmeza.

Evey y Robert se miraron dubitativos para luego mirarnos a Sophie y a mí como si acabásemos de decir algo fuera de lugar o algo estúpido.

— ¿Por qué iba a hacer eso nuestro informante? — Preguntó Evey.

Sophie y yo bajamos nuestras cabezas, sin saber que responder, cuando Robert, que había estado pensativo se decidió a contestar.

—Porque sabía que lo iban a matar.

Inmediatamente, un silencio incómodo se instauró en la habitación y el pesado aire se hizo tenso, haciendo que cada respiración fuera más difícil.

—Tiene sentido. Pensarlo, ¿por qué sino le iba a dar los papeles al perro? — empezó Sophie —. Sabía que alguien lo mataría cuando nosotros fuéramos a verle, por eso no quería tenerlos físicamente — hizo una pausa y todos reflexionamos sobre sus palabras —. Lo único que no sé es por qué sabía que lo querían matar.

— ¡Basta ya! — Estalló Evey —. No quiero escuchar más. ¿De verdad creéis que un perro los tendrá? A aquel animal le calló un puesto encima y no lo hemos vuelto a ver. ¡Ni siquiera es seguro que tenga la información que necesitamos! Además, a saber dónde está, ¡si es que sigue vivo!

Evey tenía razón... pero no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Debíamos hacer esta misión y volver cuanto antes a la base, que corría un peligro inminente.

Corre peligro...

—Tampoco deberíamos demorarnos mucho — Empecé a decir —. Crist y los demás corren peligro... ya tenemos un retraso de un día en esta misión, por no decir que el enemigo sabe que vamos detrás de él y es más que probable que nos espere una emboscada o algo similar cuando queramos matarle.

Robert y Sophie asintieron mientras masticaban la información que todos estábamos compartiendo. Sólo Evey, molesta, seguía sin cambiar su semblante.

La sombra de él.Where stories live. Discover now