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[...Semanas después...]

Estaba quieta, inmóvil. La granja de los Greene ardía entre llamas mientras que unos caminantes torpemente hasta el fuego. Todos de habían ido en los autos, no teníamos nada.

No podía hacer nada por salvar el lugar, los pocos buenos recuerdos de mi niñez se estaban quemando frente a mis ojos. ¿Qué haríamos ahora? No tenemos nada, comida, agua, nada.

-Adiós Anette. -murmuré.

Era la única que estaba en el lugar, cuando todos comenzó me encontraba dentro. Pude escuchar los gritos de desesperación de los Greene al ver morir sus recuerdos mientras gritaban mi nombre, logre tirarme por una de las ventanas pero ya se habían ido del lugar, para mi buena suerte aterricé sobre una rama la cual se encuentra la mitad clavada dentro de mí.

Regla número uno de Hershel: Nunca se te ocurra sacar el objeto que te atraviesa.

Caminaba con dificultad, nada que no logre soportar.

La noche ya había caído, el silencio inundaba el lugar igual que la oscuridad. Mantenía mi vista entre cerrada intentando buscar un poco de luz que me dejara guiarme. Después de un rato lo más probable dándome vueltas en círculos la carretera se hizo presente.

Será un largo camino, Blake.

Había perdido la costumbre de caminar por horas sin nadie, mi cerebro ya se había acostumbrado a las conversaciones, a escuchar siempre alguien; todo es tan silencioso.

Toqué con una de mis manos la punzante herida, se me va a salir algún órgano por aquí. Sentía un hormigueo recorrer gran parte de mi estómago. Después de un rato dolerá más que la mierda.

Miré el cielo, el cual estaba completamente estrellado, sentía que el pecho de me comenzaba a apretar.

-No creo que sea bueno perder tanta sangre. -hablé para mí.

Inhale lo más que pude para después botarlo de una sola vez.

-Tengo que dejar de fumar. -tosí.

Mis pasos eran lentos y arrastrados, con el pasar del tiempo las piernas se me comenzaban a intumir, un notorio frío pareció sobre mí.

-Summer. -miré el cielo sin dejar de caminar. -no se te ocurra desmayarte.

Miré enfrente intentando ignorar todo, sentía como cada vez mi ropa se manchaba aún más.

-Tuve que haber dormido con chaqueta. -gruñí.

Una pequeña fogata se hizo presente frente a mí. Como no reconocer la caravana. Intenté apurar el paso produciendo un agudo dolor en la herida, lo ignoré por completo apurando aún más el paso. Quería llegar luego, quería descansar, tengo sed.

-Hershel. -intenté gritar solo produciendo que saliera un simple murmuro. Al estar a sólo metros de ellos se dieron cuenta de mi presencia, la vista se me empezaba a nublar. -Ha este paso voy a quedar ciega. -caí de rodillas al suelo mientras apoyaba ambas manos en el suelo. -Dejen de mirarme y ayudenme. -tosí para luego caer de rodillas al suelo.

Al fin descansaría.

Narra Daryl

-Llamen a Hershel. -me acerqué antes de que su cabeza aterrizara contra el suelo.

La levanté de un tirón, pensaba menos que un niño.

Su piel estaba completamente blanca, su labio inferior se encontraba azul mientras que tiritaba sin cesar. Entré a la caravana despertando a las personas que descansaban dentro.

-Sal de allí, Chino.

-Summer. -cubrió su boca la rubia.

-Pequeña, que ocurrió. -la miró.

Levantó su polera dejándonos ver una rama, se mantenía clavada en el lado izquierdo superior de su abdomen.

-¿Cómo caminó con medio árbol clavado en su estómago? -preguntó él Chino mientras ayudaba al viejo Hershel.

Me senté sobre la mesa que se encontraba frente de el sillón. Hershel veía su herida, quizá que hacía en ella.

-¿Se pondrá bien, papá? -preguntó la mayor de sus hijas.

Este se dio vuelta, mirándome.

-Deberás darle sangre. -volvió a fijar su vista en la chica inconsciente.

-¿Qué? -me levanté. -ni siquiera saben si tenemos la misma sangre. No le daré. -tomé mi chaqueta con intenciones de salir.

Darle mi sangre implica estar mareado y ser inútil, me reuso.

-Escucha bien huraño con fetiches extraños. -se acercó Maggie mientras me apuntaba con su dedo. -le darás de tu sangre aunque tenga que dejarte inconsciente. -se acercó un poco más. -si algo le pasa a Summer te la verás conmigo, al igual que tus amiguitos. -apuntó mis pelotas.

-No saben siquiera si tenemos misma sangre. -murmuré. Estaba tan cerca que podía sentir su respiración.

-Mira chico. -se dio vuelta Hershel. -si no fuese por ella ahora estarías muerto. ¿Por qué crees que estuvo contigo ese día de tu accidente? -me miró. -dale sangre.

Narra Summer

Intenté tocar mi cara con mi brazo derecho, produciendo un dolor en este. Abrí un ojo mientras intentaba enfocar la vista. ¿Ya morí?

-No te muevas, chupa sangre. -murmuró una molesta voz.

-¿No morí? -pregunté mientras lo miraba. Se encontraba en su temple más serio.

-Me caías mejor cuando estabas inconsciente.

Volví a recostar la cabeza mientras miraba mi brazo.

-¿Me estás devolviendo la sangre? -pregunté mientras sonreía de lado. Que sueño.

-Por mi te hubieses muerto. -murmuró molesto. -sólo no querías que tu amiga me cortara las bolas.

-Dios, que molesto eres. -rasqué uno de mis ojos con la mano libre.

-Luego de esto, no quiero que estés cerca de mí. -gruñó para luego mirarme. -no puedo creer que tenga la sangre de una estúpida perra. -bufó.

Pequeña Perra ➳Daryl Dixon/Summer Blake➳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora