¡Claro que sí! ¡Dejemos a la puta manca sola! Estúpidos, no lo puedo creer. Me falta un puto brazo, no puedo utilizar mi maldito arco, no tengo comida y estoy completamente sola. ¡Por qué tuve que rescatar al puto Chino!
Caminé por Alexandria en total silencio, mantenía la mochila sobre mis hombros mientras miraba todos lados, no entendía porqué habían abandonado Alexandria, se encontraba completamente limpio y silencioso.
La bodega estaba completamente vacía, los muebles se encontraban en el piso, la mayoría de las casas estaban saqueadas y limpias, no entendía que ocurría, mi cabeza explotaría de la confusión.
Lo único que tenía para defenderme era un cuchillo, no tenía armas de fuego porque jamás acostumbraba a ocuparlas, ahora las necesito.
Después de caminar por Alexandria pude notar que uno de los muros se había caído, pero aún así no habían camiantes. Cobardes.
Veamos en la situación en la que me encuentro, falta menos de dos meses para que el invierno llegue, no tengo comida ni refugio, y se me olvidaba lo más importante, me falta un maldito brazo. Estoy bien.
Caminé por el bosque en silencio, volvía a estar como en un principio, todo callado, en silencio, sin gente que este hinchándome las tetas. Aún era temprano y tenía sol para un buen rato, necesitaba encontras comida y sobre todo agua.
[...]
Me deje caer sobre el sofá pesadamente después de haberlo corrido, me sentía mareada. Había encontrado una pequeña cabaña en el recóndito bosque.
Un rasguño provino de una de las puertas de la habitación. Me escondí de todos los caminantes que veía durante el día, no me sentía preparada para pelear, me sentía débil, indefensa y manca.
Me acerqué con temor a la puerta mientras mantenía el cuchillo frente a mí, intenté abrir la puerta y recordé que estaba manca, negué con la cabeza por mí estupidez. Tomé el pomo y lo giré lentamente, una mano cayó al suelo, no tenía mal aspecto ni mucho menos parecía ser de un caminante.
Abrí la puerta de golpe y el cuerpo de un hombre cayó a mis pies, su camisa estaba cubierta de sangre y se encontraba pálido.
-He ¿Hola? -me agaché para revisar su pulso. -¿No estás muerto, no? No, no tengo tan buenas suerte.
Lo arrastre un par de centímetro con toda la fuerza que mi débil cuerpo me permitió. Estaba pálido, sus labios estaban con un ligero tono azul y sudaba a mares. Levanté la camisa que antes solía ser blanca, un abdomen algo marcado con una gran herida se hizo notar.
Analicemos la situación. Puedo curarlo, ocupar las vendas que me quedan para mi lindo muñón y salvarle la vida, que despierte, me asesine y luego ocupe mi piel como abrigo. También tenemos la opción de dejarlo morir, guardar mis lindas vendas para mi y no morir ante sus manos, pero la naturaleza se perdería esos cuadritos de su abdomen.
Lo quede mirando unos segundos, de la nada abrió sus ojos y comenzó a toser sin parar. Me levanté de un salto y lo miré.
-Ayúdame. -habló con dificultad.
[...]
Tire la lata sobre el sofá, había intentado abrirla por un largo rato, lo que resultó inútil.
Toqué mi frente mientras suspiraba, me sentía débil. Aquel tipo se encontraba recostado sobre el suelo durmiendo, terminé ayudándole y gastando la mayoría de las vendas.
Me recosté sobre el sofá mientras tarareaba. ¿Qué habrá pasado en Alexandria? ¿Por qué me dejaron ahí? ¿Por qué se fueron?
La noche pasó lento, dormité en algunos momentos, revisaba si el tipo seguía respirando y de vez en cuando miraba por la ventana. Por la mañana seguí con la lucha de abrir mi lata de comida, esta vez consiguiendolo.
Miraba el bosque mientras comía de vez cuando, el apetito no era mayor. Sentí unos pasos arrastrados a mi espalda, lo que hizo que me levantara de un salto, tirando toda mi pobre comida.
Aquel tipo estaba en la puerta, tocando su abdomen mientras me miraba.
-Hola, me llamo Trent. -extendió su mano. Sólo lo miré. -gracias por ayudarme, no voy a hacerte daño.
-Estás herido, obviamente no me harás nada.
-Y tú manca, así que tampoco me harás nada. -sonrió de lado.
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Pequeña Perra ➳Daryl Dixon/Summer Blake➳
De TodoSi la dulzura que toda mujer posee al llegar al mundo hubiese estado de su lado, Summer hubiese tenido un incontable número de pretendientes, pero en su larga vida lo único que consiguió fueron montón de problemas. Blake siempre se descartó por ser...