Capítulo 1: Kate Beckett y Richard Rogers

974 29 2
                                    

La inspectora Kate Beckett aborrecía a la gente con influencias sobre la policía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La inspectora Kate Beckett aborrecía a la gente con influencias sobre la policía. Daba igual que fueran del todo legales, como el alcalde y su capitán le aseguraban. Para ella, que un civil obtuviera permiso para seguir a un detective en forma de colaborador debía ser ilegal.

― ¿Señor, me está pidiendo que haga de niñera?

Roy Montgomery, su capitán y mentor desde que entró en homicidios, la miró desde su asiento. Podía decir que Roy era alguien que compartía las mismas creencias sobre las influencias de la gente de poder. Pero, para sorpresa de ella, éste parecía muy de acuerdo con la situación. Y no era porque el alcalde de Nueva York estuviera sentado a su lado.

―Escúcheme Beckett ―suavizó su voz Montgomery en un tono paternal que siempre usaba con ella―. No te estoy pidiendo nada, tienes opción de negarte si quieres.

―Perfecto, me niego ―respondió con rapidez, colocando sus manos sobre el posa brazos de su silla para levantarse.

Pero no llegó a separar su culo del asiento porque su capitán volvió a hablar.

―Sólo te pido que nos escuches antes de dar tu respuesta.

―Señor, dudo mucho que me haga cambiar de opinión.

―Te lo pido como amigo Kate, no como capitán.

Vale, aquello era nuevo. Aquél tipo debía importarle a Roy si la hablaba con ese tono de desespero que pocas veces había escuchado en él, por no decir nunca.

Kate puso su espalda sobre el respaldo y suspiró.

―Escucho ―afirmó ganándose una sonrisa de su capitán.

―Gracias Kate ―Roy miró al alcalde y tuvieron un intercambio de miradas antes de que su capitán volviera a hablar―. Quiero que atiendas de principio a fin, ¿de acuerdo?

Ella asintió por respuesta.

―Como sabes, eres un icono para la policía de Nueva York. La detective más joven de la historia. Una leyenda para los cadetes de la policía que aún persiguen superar tus récords.

Escuchó con atención a su capitán. Quería intervenir, decirle que eso eran sólo títulos y no servían de nada. Pero se contuvo. Roy no idolatraba nunca a nadie y si esa vez lo hacía era para hacerle ver algo, así que esperó.

―Tus números de casos resueltos superan con creces los de cualquier equipo de detectives de todas las comisarías de la ciudad. Tienes tres medallas de honor y una gran reputación ante la prensa, siendo así un icono público.

Ser un icono público no era algo que le gustara a Kate. Había salido unas cuantas veces en televisión por unos casos mediáticos, en uno de ellos, fue grabada mientras protegía a unos niños de un grupo de asesinos en serie. En otro caso, la prensa la había grabado enfrentándose a tres hombres armados sin ningún arma. Y hacía unos meses, un civil la grabó desactivando una bomba en medio de una vía pública. Así que su cara era un icono del heroísmo policial de la ciudad, incluso el país, y a ella le resultaba molesto que la gente la reconociera en medio de un caso. O que le cedieran su turno en la cola del supermercado por su "valentía". Prefería el anonimato.

Kate BeckettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora