Capítulo 7: Súper Kate

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Había pasado una semana desde su compra nefasta en el supermercado y, aunque Rick no quería decir nada en voz alta por si lo gafaba, podía asegurar que con Kate lograría sobrevivir los meses que quedaban para cumplir el contrato de la editorial

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Había pasado una semana desde su compra nefasta en el supermercado y, aunque Rick no quería decir nada en voz alta por si lo gafaba, podía asegurar que con Kate lograría sobrevivir los meses que quedaban para cumplir el contrato de la editorial.

―Montgomery nos ha dejado plegar antes hoy, los niños estarán contentos de verte ―dijo Kate con una sonrisa de lado a lado mientras conducía―. ¿Quieres que te acerque a la farmacia antes de llevarte a casa?

Rick se abstuvo de decir que no hacía falta. Llevaba tres semanas trabajando con ella y, en ese tiempo, se había dado cuenta de que Kate hacía esas cosas porque quería, no por obligación o pena. Lo recogía a primera hora de la mañana con un café que ella misma compraba. Luego lo acercaba a casa y hablaban de los niños porque a ella le gustaba hacerlo. Se preocupaba por los pequeños, solía preguntar por ellos cada día. Incluso aguantaba todas y cada una de las anécdotas que él le contaba sobre ellos con una sonrisa. Era una mujer extraordinaria.

Con un suspiro, Rick dejó de observarla como un idiota embobado para mirar hacia la carretera. Se frotó los brazos por encima de su camisa y dijo:

―Iba a comprar los medicamentos mañana, hoy no llevo dinero.

Ella condujo durante unos segundos en silencio. Hasta que elevó su voz con un tono serio y preocupado que hizo pestañear a Rick.

―Llevas todo el día frotándote los brazos. ¿Tienes frío?

―No, no es nada.

― ¿Tienes alguna chaqueta a parte de la que te robó Sloan?

Él no contestó y eso fue como una respuesta para ella.

Se acercaba el invierno y Rick tenía que aprovechar el poco dinero que tenía para abrigar a sus hijos. Apenas pudo comprar bufandas a los niños, así que no podía permitirse adquirir una chaqueta nueva.

De repente el coche paró y Rick se dio cuenta de que Kate se estaba quitando el cinturón. Pero estaban a media hora de la casa de él.

―Sal del coche.

― ¿Qué? ―preguntó Rick, pero Kate ya había salido.

Rick se apresuró a salir, en cuanto lo hizo el frío de las calles de Nueva York lo invadió y se abrazó a sí mismo.

Kate cerró el coche con las llaves y caminó calle arriba.

― ¡Espera Kate! ¿Qué...? ―calló cuando ella abrió la puerta de una tienda de ropa y se quedó en la entrada, alargando un brazo hacia el interior para que él entrara.

―Vamos a comprarte una chaqueta Rick, es una orden.

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Dos horas más tarde, Rick picó la puerta de su casa haciendo malabarismos con las bolsas que tenía en ambas manos. Tres eran de ropa y una tenía los medicamentos de Mathew.

Kate BeckettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora