9. Quédate

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El día se pasó lentísimo. Clases, llegar sola a casa, comer sola, los viernes cambiaron a ser como eran antes: solitarios.

Era todo tan triste, no había nadie con quien hablar o nada. Decidí mejor dormir un rato.

(...)

Estaba sentada, comiendo mi cereal, cuando llegó el correo. Apareció en la mesa. Abrí el primer sobre. Era una carta de... Mi padre...

"Querida Angela," ...

(...)

-¡Angela! ¡Angela! -escuché

-¿Qué? ¿Qué pasa, Rachel?

-¿Estás bien?

-¿Qué ocurre?

-Regresé de mi cita con Will y te ví dormida. Subí a mi cuarto y te pusiste toda loca. Asi que bajé.

-Jodidos sueños. Perdón. ¿Cómo te fue?

-Bien. En realidad, me encantó.

-Qué bien

-Y tu y yo fuimos requeridas para ir a una fiesta

-Oh, genial

-Hay que arreglarnos. Es a las 9

Subimos a nuestros cuartos. Me bañe. Decidí vestirme con un vestido negro, un poco corto para mi gusto pero era muy bonito, con la espalda un poco descubierta. Me hice el cabello a un lado, me maquille, me puse unos tacones que hacían buen contraste con el vestido y bajé.

Esperé un poco a Rachel. Ella traía un vestido rojo corto, muy bonito. Nos subimos al coche y llegamos a la fiesta.

-Hola, pasen chicas. -dijo Will

Rachel me dejó pasar antes y ella entró del brazo de Will, yo buscaba a alguien que me conociera. Todos se veían un poco más grandes que nosotras, tenían entre 18 y 21 años. Aunque tambien había chicos de nuestra edad, muy guapos pero poco interesantes.

-Hola extraña -dijo alguien detrás de mí

Me di la vuelta y vi a Liam. Me alegraba verlo. Pasaron 2 horas y estabamos sentados en el sillon. Rachel estaba sentada en el regazo de Will. ¿Qué se traen? Chance se excedieron de tragos o algo.

Yo estaba sentada a la derecha de Liam. Su mano tomaba mi cintura. Estabamos platicando, riendo, tomando, bueno, Rachel estaba tomando, yo solo estaba ahí. Disfrutando de su no tan buena vibra, Liam de vez en cuando me decía cosas muy torpes al oido. Le encantaba hacerme reir.

Estuvimos ahí unas cuantas horas más. Rachel dijo que se quedaría con Will, que después llegaría a la casa. Eso es algo que la Rachel en sus 5 sentidos nunca hubiera hecho. Definitivamente era el alcohol.

Ví mi reloj, eran casi las 3:30. Con razón moría de sueño. Fui y me despedí de Rachel y de Will. Cuando tomé mi bolsa, Liam se acercó.

-Si quieres te llevo -dijo

-No, no hace falta

-En serio, Angela -dijo tomando mi brazo y enloqueciéndome

-Está bien. Solo esta vez.

Tomó mi brazo, de nuevo. No me puedo resistir a eso. No sé que me sucede. Ibamos camino a casa y platicábamos.

-¿No haz vuelto a ver a Harry? -preguntó

-De vez en cuando lo veo cuando sale, pero no le he hablado ni nada

-Que mal, era buen chico.

-Lo se, a veces lo extraño. Todo es muy solo y callado sin él.

-Lo siento Angela, se que fue mi culpa

-No Liam, no pienses eso

-Oh, vamos. ¿Quien fue el chico que te besó? Fui yo. Entonces si lo es.

Llegamos a casa y Liam estacionó su auto. Me quité el cinturón, pero me quedé ahi. Ví sus ojos, esos hermosos ojos. ¿Qué pasa contigo Angela? Te pones debil, eso es lo que pasa. Eres muy, pero muy tonta.

Dejaste al chico que te amaba por un chico guapo de ojos cafés, que aparte de ser tu psicólogo es tu amigo.

Bajamos del coche y Liam me acompaño hasta la puerta. La abrí.

-Gracias, Liam -dije

-No tienes que agradecerme, es un placer estar contigo.

Sonreí. Nos acercamos y puse mis manos en su nuca y él llevó las suyas a mi cintura. Nos besamos, sólo un poco, no fue nada extremo ni asqueroso o grotesco. Fue algo tierno.

Dije que yo era muy tonta, pero no. Yo, Angelica Marie Starkey Smith. Estoy jodidamente idiota.

Nos separamos. Cuando el iba hacia su coche se me ocurrió decirle algo.

-Quédate

Angela •l.p•  EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora