30. Bastante Romántico

130 5 0
                                    

Desperté, miré el reloj. 10:48, los brazos de Liam me rodeaban por la cintura y su cabeza estaba en mi cuello.

Por alguna extraña razón, me sentía bien asi, me sentía protegida y... Dios, soy tan cursi.

¿Por qué mierda los chicos siempre sacan mi lado cursi? Han de tener una secta malévola que discute todos estos temas.

Me senté en la orilla de la cama y estiré mis brazos, estaba a punto de pararme cuando unos brazos rodearon mi cintura y me regresaron a la cama.

-¿Qué haces, Liam?

-Quiero abrazarte un poco más

Al parecer yo no soy la que saca su lado cursi en esta relación. Nuestra relación no es normal, ni siquiera se muy bien que ocurre.

¿Somos amigos o "amigos" o novios o que? ¿Siquiera tenemos una relación?

-Oye, Liam.

-¿Si? -dijo aún abrazandome

-¿Qué somos? Y no me digas de nuevo que somos felices porque te parto todo lo que se llama cara.

-No puede ser que aún lo recuerdes

-¿Como olvidarlo? Me dijiste que te gustaba Alex cuando yo estaba perdida por ti.

-Yo no tenía ni idea de lo que sentías.

-Aha, contesta mi pregunta -dije y le di un pequeño golpe en el brazo

-Como "amigos", ¿no? -hizo comillas con las manos

-¿"Amigos"?

-No recuerdo haberte pedido ser mi novia, pero pronto será.

-Bien

-Angela. ¿Quieres ser mi novia?

-...No

-¿Por qué no? -preguntó sorprendido

-Tienes que ser más emotivo, con más sentimiento. Tienes que pedirme como todo un hombre.

-Ya te traje aqui.

-Eso no vale.

Le di un beso y me paré. Caminé a la cocina, preparé el desayuno y mientras lo hacía, Liam me abrazó por la cintura.

-Se mi novia, ¿sí? -volvió a preguntar

-No -reí

-¿Qué quieres?

-Unas flores o algo

Liam tomó unas bellas flores plásticas que estaban en una de las mesitas de la sala y se acercó a mi

-¿Quieres ser mi novia, ahora? -dijo y me entregó las flores

-Estás pero bien idiota -me burlé de él

-Oye, me esfuerzo.

-He escuchado eso antes

-Y demasiado

-Se nota -sonreí- Sientate, el desayuno ya está

Liam se sentó en una de las sillas de la barra y serví un omelette en su plato, saqué el jugo de manzana del refrigerador y lo serví en su vaso.

-Siéntate, yo lo hago -se ofreció

-No, no, estoy bien.

-De verdad, Angela.

-¿Qué quieres hacer si yo ya acabé?

Serví mi omelette en el plato, me senté frente a Liam y serví mi jugo.

Angela •l.p•  EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora