King For A Night || Kellic

Capítulo XVII

Tomó la perilla de la puerta y cerró los ojos fuertemente al abrir la puerta lentamente.

—Lo lamento. —Habló sin pensarlo.

Se quedó unos segundos paralizado en el marco de la puerta con los ojos cerrados y con los nervios de punta.

Abrió los ojos después de varios segundos al no escuchar repuesta y observó que la oficina estaba vacía. No había absolutamente nadie ahí que escuchara sus disculpas.

Dejó ir un largo suspiro. Se adentró a la oficina cerrando la puerta a sus espaldas, quería al menos tener vivo el recuerdo de aquella oficina en donde vivió los mejores días tal vez de su vida.

Se sentó enfrente del escritorio y miles de recuerdos llegaron a su mente. Recordó el día que llegó y había sido recibido por Vic con su actitud arrogante y cortante.
Recordó como fue que empezó a interesarse por el licenciado, como quería ayudarlo para que dejara esa actitud y ayudarlo en todo lo que él pudiese.

Todo, absolutamente todo llegó a él como una cubetada de agua fría. Soltó un leve suspiro regresando a la realidad, tenía que enfrentar todo esto de una vez y obviamente, si no había encontrado a Vic era por algo.

Se levantó de aquel asiento donde Vic pasaba los días trabajando. Y observó todo con atención tratando de memorizar cada cosa, porque estaba seguro que sería su última vez ahí.

Escuchó la puerta abrirse y se quedó paralizado.

Una cabellera rojiza atravesó la puerta y al igual que Kellin, se quedó paralizado al percatarse de la presencia del menor.

—¿Tú qué haces aquí? —Cuestionó Danielle observando directamente al chico.

—Lo mismo me pregunto. —Respondió Kellin.

—No trates de evadirme, niño. —Amenazó la pelirroja, haciendo enfurecer evidentemente al pelinegro.  —Dime qué haces aquí.

—Nada que te importe, sólo vine a ver si estaba el licenciado...

—Pues no está y no tienes nada bueno que hacer aquí. —Interrumpió abruptamente la pelirroja. —Ahora si eres amable, vete hacia otro lado.

—Tú tampoco tienes nada que hacer aquí. —Habló cortante. —Así que, primero la damas... —Hizo un ademán señalando la puerta en donde el castaño llegaba con vestimenta común.

La mirada de Vic hizo contacto rápidamente con Kellin y después con Danielle.

Ante la mirada del pelinegro todo se había vuelto eterno, sentía su corazón latir fuertemente contra su pecho como si amenazara en salir. Su mente se había vuelto un disparate de recuerdos al observar a Vic de nuevo ahí, justo como había iniciado toda esta pesadilla.

—Yo me voy... —Masculló el pelinegro rompiendo el silencio incómodo e  intentando salir rápidamente de la oficina pero fue retenido por Vic.

—No te vayas... —Murmuró lleno de suplica. —Por favor.

—Déjalo que se vaya, no es su oficina. —Interrumpió la pelirroja.

—Tú eres la que se tiene que ir de aquí. —Respondió bruscamente. —Ahora si nos permite, licenciada...

La pelirroja observó con confusión al castaño que sólo la observaba con furia.

Al percatarse que Vic hablaba en serio Danielle soltó un leve gruñido y salió caminando rápidamente de la oficina del castaño cerrando de un gran golpe la puerta.

—Me estás lastimando. —Se quejó el pelinegro.

—Lo lamento. —El mayor soltó la muñeca de Kellin y este con rapidez tomó la perilla de la puerta para por fin poder salir de ese infierno.