Capítulo XVI

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Se quedó estático, como si sus pies hubiesen sido tapizados de cemento.
Observaba aquellos ojos marrones que le hacían saber que estaba hablando muy en serio y que de alguna forma lo hacían sentir culpable por sólo estar pensando en qué decir.

Su corazón dio vuelco cuando observó que la situación se estaba tornando totalmente tensa y su mente estaba totalmente en blanco.

—Yo... —Murmuró bajando la mirada hacia el suelo. Por alguna razón se sentía culpable. —Adiós. —Fue lo único que pudo formular.

El pelinegro se soltó de el agarre del castaño para salir corriendo de ahí. Sentía su corazón latir con fortaleza contra su pecho, y aún no sabía porque sus pies seguían buscando con desesperación la salida.

Cuando por fin estuvo afuera y el aire fresco golpeó con fuerza su rostro, cayó en cuenta de que no tenía como regresar a su hogar. Dudó en llamar a su padre pero realmente quería huir rápidamente de ahí y que nadie se le acercara, al menos por el momento. Se acercó a la acera con la esperanza de que algún taxi llegara a su rescate.

Pasaron escasos minutos para que el menor se encontrara en camino a su hogar.

En el trayecto su mente aún seguía abrumada de preguntas que ni siquiera él sabía las respuestas a dichos cuestionamientos.

¿Por qué había actuado así?
¿Por qué no dijo sólo “sí”?
¿Por qué?

Cerró los ojos tratando de mantener esos pensamientos atrás, realmente no sabía lo que había pasado. Y de tan sólo volver a tener la escena en su mente le abrumaba tanto.

—Joven, ¿a dónde me dirijo? —Cuestionó el chofer del taxi.

Kellin parpadeó un par de veces regresando a la realidad. No quería llegar a su hogar, ni mucho menos presentarse el día siguiente al trabajo, lo único que quería era desaparecer un tiempo y pensar bien las cosas.

—En el siguiente semáforo a la derecha.

Tenía que aceptar su realidad que lo atormentaba cada vez más.

*

Se reacomodó por octava vez sobre su cama. La madrugada apenas empezaba y él seguía dando vueltas sobre su cama tratando de buscar una respuesta a sus acciones pero sin éxito alguno.

Había llegado minutos atrás a su casa, sus padres preguntaron sobre su llegada tarde a su hogar con lo que se evadió con un simple "estoy cansado", porque prefería enfrentar todas las preguntas el día siguiente.

Talló su rostro con ambas manos. No tenía ni la mínima pizca de cansancio físico y su mente no estaba haciendo algo más que recordar aquellos ojos marrones que pedían a gritos una respuesta que jamás salió de sus labios.

Se sentía fatal y jamás se había sentido de esa manera, jamás había tenido esa sensación de presión en el pecho, jamás le había importado alguien tanto como Vic... Y tal vez era eso, tenía miedo, miedo de tenerlo y después tenerlo que perder.
Era un miedo estúpido, pero era su miedo.

Sus ojos esmeraldas empezaron a llenarse de lágrimas a tal idea. No quería que Vic se alejara de él, no quería simplemente tener pensar que tenían que alejarse un día.

Pero él tenía la culpa de todo, si tan sólo no hubiese aceptado ese maldito empleo, si tan sólo hubiera detenido todos sus sentimientos a tiempo, ahora no estaría llorando por un amor que es correspondido, pero lleno de confusión. 

*

Abrió los ojos con tanta pesadez. Había llorado toda la noche anterior como un niño pequeño tratando de aliviar el peor dolor que había sentido en toda su vida.

Recordó todo lo que había pasado la noche anterior y su mente se volvió un disparate de recuerdos. La presión de su pecho volvió con tanta fortaleza que se formó de nueva cuenta un gran nudo en su garganta.

No quería ver a Vic, no quería ni siquiera levantarse de su cama. Sólo quería dormir, dormir y olvidar entre sus sueños la escena en donde Vic estaba enfrente de él, pidiendo ser algo más que amigos.

Suspiró con la voz entre cortada. No sabía qué hacer, tenía que ir al trabajo pero sabía que eso conllevaba tener que ver al licenciado y tener que tal vez, soportar algunas suplicas o tal vez ser ignorado.

Sus ojos empezaron a derramar aún más lágrimas. Pareciera que lo que había estado evitando, ahora tenía lugar; perder a Vic.

Buscó su móvil entre sus bolsillos y lo encontró con sólo un dos por ciento de batería. Observó la pantalla de notificaciones y tenía sólo dos llamadas perdidas de Vic. Volvió a bloquear su celular y lo arrojó lejos de él. Estaba más que decidido que tenía que renunciar, era demasiado para él tener que lidiar con la idea que perdió a Vic de la forma más estúpida posible.

Secó con brusquedad las lágrimas que se deslizaban sobre sus mejillas. Se levantó como pudo y cuando estuvo de pie observó el piso como si éste tuviera la repuesta, soltó un largo suspiro.

Era hora de terminar algo que nunca tuvo un inicio.

*

Entró con nerviosismo, sus manos sudaban frío y en su mente sólo se repetía cientos de veces las palabras que pudo formular en el transcurso.

Portaba unos lentes oscuros y le importaba un carajo estar dentro del banco portándolos, lo único que le interesaba en ese momento es que nadie notara sus hinchados y rojos que estaban sus ojos, y renunciar lo más pronto posible.

Estaba tan inseguro de lo que iba a hacer pero se recordaba a sí mismo que era lo mejor, para él y para Vic.

—Kellin. —Escuchó una voz llamándolo.

Su mente se nublo y olvidó por completo cada una de las palabras que se repetía.
Giró sobre sus talones sintiendo latir su corazón tan fuerte contra su pecho.

—Buen día. —Volvió hablar la pelirroja.

Kellin la observó fijamente. Tenía tantas ganas de decirle que él sabía toda la verdad pero sabía que eso haría las cosas más difíciles de lo que estaban.

—Hola. —Murmuró con voz ronca.

La pelirroja frunció el ceño. Se acercó hasta el pelinegro con el intento de levantar sus gafas oscuras pero fue interrumpida en su acción por el ojiesmeralda.

—¿Estás bien? —Preguntó Danielle.

Kellin soltó un largo suspiro.

—Mejor que nunca. —Murmuró.

—Pues no te ves así. —Danielle se cruzó de brazos.

—Créeme lo estoy. —Habló el ojiesmeralda tratando de sonar tranquilo. —Ahora si me permites...

La pelirroja sólo observó como Kellin daba la media vuelta para caminar hacia el elevador.

El ojiesmeralda se adentró al ascensor tratando de disimular cada vez más sus nervios. Cuando las puertas del elevador cerraron pudo volver a soltar un suspiro, y rogó internamente no volver a toparse con alguien más.

Se hundió de nuevo en sus pensamientos para asegurarse de que todo iba a estar bien saliendo de ahí.

El timbre sonó y se abrieron de nuevo las puertas metálicas. Observó el pasillo, no podía creer que el mismo pasillo que alguna vez le trajo un montón de ilusiones  y sueños como profesional, era el mismo pasillo que le causaba terror atravesar.

Salió del ascensor aún más inseguro que antes. Su corazón latía aún más fuerte, sus manos estaban aún más sudadas, las palabras que se repetía ahora se habían borrado de su mente y sólo pensaba en un sólo lugar, y era mismo lugar donde sus pies lo estaban llevando...

A la oficina de Vic.

***

Ya.
Actualicé.
Nos vemos en el 2018.

Ahvedá JAJAJA

Gracias por el 1K en votos y los 8K en leídas, mil gracias. ♥

King For A Night || KellicWhere stories live. Discover now