Capítulo III

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Han pasado tres días desde que me contrataron.
El licenciado Víctor era más estricto de lo que pensaba, además de que me trataba como un estúpido en las cuentas. Gracias a mi gran tolerancia he podido aguantar sus no tan mejores tratados que me da, y aguantar su estúpido sarcasmo.
Claro, seguía en contra de que me tratara como un niño, necesitaba que estos días transcurran rápido.

Hoy habría junta ejecutiva, por lo que tendría a acompañar a mi "jefe", pues casi era su secretario personal. El día de ayer me dijo que llegara lo más temprano posible para preparar los documentos que ocuparíamos.

Había llegado veinte minutos antes de la hora que habíamos concordado. El banco aún no tenía sus puertas abiertas al público y un buen porcentaje de los empleados aún no llegaban, por lo que me di el lujo de ir cantando en un tono un poco alto.

Tomé el ascensor que me llevaba a la planta alta y aunque sonora "anti-social", me gusta más que el banco este vacío a que esté lleno de personas.

El timbre del ascensor llamó mi atención, salí de aquel cubículo para llegar a la oficina del licenciado Vicent.

Cuando estaba enfrente de la oficina, me di cuenta que la puerta estaba entre cerrada.
Enarqué una ceja, si algo bien sabía de él, es que amaba trabajar solo y con la puerta cerrada, odiaba a cualquiera que pudiese entrar a su oficina y dejar la puerta abierta.

Un instinto me dijo que algo andaba mal, tal vez alguien había entrado a buscar entre nuestros documentos, por lo que me quedé enfrente la puerta para poder escuchar a alguien.

Mis ojos sé abrieron como platos al escuchar la voz del licenciado Víctor junto con una voz femenina que se me hacia muy familiar.
Me acerqué más a la puerta para escuchar su conversación.
-...Pero en serio, es horrible esto. -Se escuchó la voz masculina hablar.

-¿Puedes dejar de hablar de eso? -Cuestionó la voz femenina con irritación.

-Lo lamento Danny, pero odio ese tipo de decisiones. -Contestó.

Quería saber quienes eran, así que tome la perilla y empuje un poco la puerta para tener mejor visibilidad.
Mis ojos se abrieron en exceso al ver que el licenciado Víctor estaba sentado en su silla correspondiente pero ahora tenía una chica sobre sus piernas.
Por alguna extraña razón, la chica se me había parecido familiar. Sentía que la había visto en alguna parte.
Seguí con mi intento de escuchar.

-...Tienes que ser paciente. -Resopló la chica.

-Pero ese niño me tiene harto. -Fruncí mi ceño, una corazonada me decía que estaban hablando de mí.

-Sólo han pasado tres días. -Contestó la pelirroja -Además se ve que es un buen chico.

-Si tú lo dices. -Se dio por vencido el licenciado.

-Me tengo que ir, Vic. -Enarqué una ceja, está chica es la novia o esposa de Víctor.

Por alguna extraña razón volví a observar el interior de la oficina y juro que jamás en mi vida me había arrepentido de hacer algo como eso. Me encontré a mi "jefe" besándose como si no hubiera un mañana con la chica. Sentí como mi estómago se revolvía y como si un golpe llegara a mi cabeza. Un pequeño enojo se hizo presente en mí.

Observé como la pelirroja dejaba un cálido beso sobre la frente del contrario. Se puso de pie y empezó a caminar hacia la entrada. Como un bebé recién nacido corrí a lo idiota hacia el ascensor para que creyera que apenas iba llegando.

Por suerte no pudo verme, y sólo nos encontramos en la puerta de la oficina de "Vic".

-¡Kellin! -Habló la chica con voz chillona.

King For A Night || KellicWhere stories live. Discover now