Capítulo 8

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Thranduil estuvo a punto de chocar con Keldarion cuando se dirigía a una de sus usuales visitas a la habitación de Legolas. Su hijo mayor estaba pálido y parecía cansado, con los ojos rojos.

"¿Una mala noche, hijo?"

Keldarion sonrió débilmente.

"Sobreviviré."

Entraron juntos a la habitación de Legolas... y se llevaron el peor susto de sus vidas. Legolas estaba sentado con calma sobre un charco de su propia sangre mientras se clavaba un cuchillo profundamente en la muñeca.

Durante un momento nadie hizo nada. Nadie dijo nada. Legolas miró hacia ellos cuando entraron y siguió observándolos, inexpresivo. Su rostro, su bonito rostro estaba lleno de cientos de pequeños cortes. Thranduil estuvo a punto desmayarse del shock y Keldarion estuvo a punto de echarse a llorar.

"¡¡¡Legolas!!!"

Los elfos se movieron hacia Legolas a la vez. Keldarion le quitó el cuchillo mientras que Thranduil cogía unas toallas y las presionaba contra las muñecas del príncipe. Legolas solo miraba en silencio, sin mostrar sus emociones aún.

"¿Qué creías que estabas haciendo? –gritaba Thranduil-. ¡¿Qué demonios creías que estabas haciendo?! –sujetó a Legolas por los hombros y lo sacudió con fuerza-. ¿Intentas matarte? ¿Eso es lo que quieres? ¡¿Morir?!"

Legolas sacudió la cabeza, como intentando negar lo que decía. Thranduil estaba perturbado al ver cómo su hijo menor intentaba suicidarse. Su niño, que solía ser una persona cabezota, fuerte y alegre. ¿Cómo se ha vuelto tan débil?

"¿De verdad quieres morir? ¡Entonces hazlo! –Thranduil cogió el cuchillo y se lo puso en la mano-. ¡Ahí tienes! ¡Coge esa maldita hoja y córtate el cuello! ¡Sería más rápido! ¿No crees? O mejor, ¡¿por qué no me lo clavas directamente en el pecho?! ¡Porque haciendo lo que hiciste me matas a mí también!"

"Padre, por favor..." –le suplicó Keldarion, con los ojos llorosos, abrazando a su hermano.

Entonces Legolas arrugó la cara y empezó a sollozar. Dejó caer el cuchillo ensangrentado al suelo y se sujetó de la túnica de Keldarion, llenándosela de sangre fresca.

Thranduil se dejó caer al suelo, con el corazón dolorido al oír el llanto de su hijo. Suspirando, separó a Legolas de su hermano y lo abrazó.

"Coge la piedra manyan, Kel. Tenemos que parar la hemorragia."

Con Legolas en sus brazos, el rey le cantó una canción de cuna en voz baja, llorando. Keldarion atendía las heridas auto infligidas de su hermano con la piedra, haciendo muecas como si le doliera a él mismo. Legolas, por el contrario, no mostraba signos de dolor a pesar de que debía estar en agonía. El príncipe más joven miraba a Thranduil, concentrado en la suave voz de su padre. Se quedó dormido poco después.

Thranduil y Keldarion intercambiaron miradas tristes.

"Padre, no podemos dejarlo seguir así. Me temo que está perdiendo la cabeza. ¡Tenemos que hacer algo!" –Keldarion sostenía una de las manos de Legolas, intentando transmitirle algo de energía.

El rey asintió.

"Necesita a alguien que pueda atravesar el grueso caparazón en el que se ha envuelto. Y sé de alguien que puede."

"

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