CAPÍTULO ONCE

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ERIC

Luego de haber estado con Joshua, trate de llamar a Caroline pero no respondió. No me queda otra opción que ir a su casa.

Salgo un poco apurado y antes de llegar a la puerta veo a mi madre en su silla de ruedas esperándome.

-Eric, por favor, espera. –Me toma de la mano- Necesito hablar contigo.

-Mamá voy un poco apresurado, luego charlam…

-No Eric. Es urgente. -me interrumpe.

-Está bien. –tomo asiento en uno de los sillones y miro a mi madre, sé que está preocupada, su mirada me lo dice.

-Eric, -toma mi mano y la deja apoyada en su regazo- me entere de lo que estás haciendo. –justo lo que necesitaba, que mi madre se entere- Sé que quieres mucho a Anna, pero hijo, tu sabes que Caroline es alguien muy peligrosa, no quiero que nada malo te pase, no quiero que vuelvas a sufrir por su culpa. Estamos bien con sus reglas, soportamos lo que teníamos que soportar. Pero no puedo ver cómo te controla, otra vez, no quiero que seas su juguete Eric, tú y Megan no deben seguí siendo amenazados por ella, no quiero esto para ti.

-Mamá, te entiendo, pero realmente quiero que sepas que esta vez será diferente, está vez si podremos estar todos bien, y quiero que realmente todos estemos bien. Sabes que amo a Anna como a nadie en el mundo, no puedo dejarla otra vez. Tienes que entender…

-Eric, te juro que te entiendo, pero debes entenderme a mí, en mi vida primero están mis hijos y he decidido que nos mudaremos…

-¡¿Qué?! –La interrumpo y me levanto del sillón- Mamá, sabes que te amo y eres todo para mí, pero si crees que me iré y dejare a Anna aquí con Caroline, estás loca. Además, Caroline no nos dejara irnos de aquí, creerá que tramamos algo. No pondré en riesgo tu vida, -me arrodille frente a ella y tome sus manos- mamá por favor, entiende, esta vez todo será mejor.

Besé sus manos y luego la abracé.

-Te lo prometo mamá. –dije y le di un beso en su cabeza.

-Y yo te creó hijo. –dijo con su mirada un poco triste.
Pero era verdad cumpliría con mi promesa, todo iba a estar bien, esta vez, todos seríamos felices.

Salí de casa con mi propósito bien claro, le diría a Caroline que dejara en paz a Anna, que no hiciera nada en contra de ella por qué yo estaría en contra de Caroline. Defendería a muerta a Anna, a mi familia, a todos.

Llegué a su puerta y me atendió Amanda, una señora mayor que desde siempre trabajo aquí.

-Hola Amanda, ¿cómo has estado?

-Hola joven Eric, que gusto verlo otra vez por aquí. Muy bien, ¿a usted?

-Bien gracias, ¿usted sabe si de casualidad podría hablar con Caroline?

-Lo siento pero la señora no se encuentra, ¿quiere dejarle algún recado?

-No gracias Amanda. Pero dime, y… ¿Anna está aquí?

-No, ella tampoco está, lo siento.

-Muy bien, gracias.

Salí de allí confundido. Espero que no sea nada de lo que estoy pensando.
Anna tuvo que haber salido con Megan y listo.

Marco el número de Anna y me manda directo al buzón de voz, carajo, estoy comenzando a preocuparme. Marco el número de Megan y ocurre lo mismo. ¿Acaso se quedaron sin pila las dos?, espero que sea eso.

Vuelvo a casa frustrado, estoy seguro que si ocurrió algo Joshua está metido en todo esto.

Entró y directamente paso al departamento, veo a Joshua sentado en el sofá mirando televisión.

-¡Buenos días! Qué grandiosa sorpresa que estés aquí, pero por la cara que traes no creo que sea una visita amigable, así que escúpelo. –me dispongo a hablar pero me interrumpe- No, déjame adivinar, mmm, le ocurrió algo a tu queridita…

-¡Dime ya mismo que le hicieron a Anna!

-Tranquilo macho, tu faceta de noviecito sobreprotector no me agrada, deberías respetarme. No sé nada ni de Anna ni de Caroline.

-Te juro Joshua que si me llego a enterar de que tú estás en algo con Caroline en contra de Anna, no quedara ni tu pellejo.

Me voy, me voy más que frustrado, tengo unas ganas de ahorcarlo. No me quedo ni un segundo más allí por qué les aseguro que no quedará nada de él.

No tengo ni idea de donde está Anna, si está bien, si tiene hambre, sed o si estará viva. Se me estruja el estómago de tan solo imaginarme a Anna… no, no ella está bien. Ella tiene que estar bien.

***


ANNA


Hoy a la mañana, luego del desayuno, Caroline me llevo a las afueras de Key Biscayne con la excusa de comprarme ropa.

Digo excusa porque le había comentado que iría a visitar a Eric, pero no sé por qué no me dio permiso.

Dijo que tal vez el necesitaba su espacio, le dije que estaba enfermo y tal vez me necesitaba pero se molestó y me dijo que iría con ella sí o sí. Creí que Eric le caía bien, bueno aunque ya no me sorprende nada.

Además es una excusa muy tonta ya que antes de mudarnos ella quiso cambiar todo mi guardarropa.

Bueno, qué más da, ya estamos aquí y tendré que aprovechar, no interesa qué este con ella, pondré mi mejor cara y comprare lo que ella quiera, si eso es lo que quiere y luego de esto me dejara en paz.

-Anna, quita esa cara, sé que estuve mal al no dejarte ir con Eric, pero entiende no hemos estado pasando bastante tiempo y quiero aprovechar para estar con mi hija. –se acerca y me acaricia la mejilla, inmediatamente me aparto.

-Ajám, está bien, iré a cambiarme. -se lo digo cortante.

Entro al vestidor y escucho como suena su móvil, inmediatamente atiende y me pongo a escuchar su conversación.

-¿Hola? ¡AH! Hola Margaret.
Escucho como se aleja un poco más y baja la voz, pero aún puedo escuchar lo que habla.

-Sí, ya te he dicho que hay que esperar –escucho como se mueve y trato de apartarme un poco de la puerta.

-Sí, sí, si funcionará. Quédate tranquilo. Adiós. –veo sus zapatos por debajo de la puerta, toma asiento de nuevo en los sillones y dice- ¡Adiós cariño, un gusto hablar contigo linda!

Demoro unos segundos más y salgo ya con mi ropa puesta.

-Mmmm, ¿hablabas con alguien? –trato de hacerme la disimulada.

-Cariño, no sabes quién llamo, era Margaret mi compañera de secundario, me contacto y quiere que un día de estos tomemos un café. 

-Ah, qué bien, entonces ¿volverás a casa?

-No lo sé, tal vez, luego arreglare eso.

-¿Y crees que podría ir contigo? –dije entusiasmada, lo mejor que me podría pasar ahora es volver a casa, ver de nuevo a mis amigos, cuanto los extraño.

-Si no te comportaras tan distante conmigo tal vez, pero veré. Ahora vamos a comer algo y volvemos a casa.

Sería el colmo que no me dejara ir por como he estado con ella, creí que estaba actuando bastante bien pero parece que la actuación no es mi fuerte. Tendré que fingir mejor.

EL FARODonde viven las historias. Descúbrelo ahora