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Desperté con el sol molestándome. La cabeza me dolía y no recordaba mucho del día anterior. Giré en dirección a la cama de Bruce y estaba ordenada.

Como pude bajé a la cocina, ahí estaba Adrian ayudando a Bruce con el desayuno mientras Clive y Dave se peleaban por los hot cakes.

- Buenos... Días. - Exclamé extrañado, no sé si fue porque vi a Adrian con una bata rosa o porque Bruce estaba con su camisa desabrochada y en bóxer.

- Buen día Steve, toma asiento te serviré café.

- Uh... Adrian, ¿de dónde salió la bata rosa?

- El gran Dave Murray echó en la lavadora mi única bata de color blanco con ropa roja y este fue el resultado.

- Te comiste la última rebanada de pastel que era para mi. ¡Hasta tenía un letrero!

- ¿Todo eso fue por un pastel? - Clive hizo un facepalm mientras Bruce se reía.

- No sólo era un pastel, era el pastel de mi abuela.

- ¿Siempre son así? - Bruce no podía dejar de reír y yo no podía dejar de mirarlo reír.

- Eso no es nada, una vez Steve y yo salimos y cuando regresamos este par estaban llenos de pintura de colores.

Después de un rato de platicar las aventuras de Dave y Adrian cada quien se fue a su habitación.

- ¿Cómo llevas la resaca Steve?

- Mal, y para colmo no recuerdo mucho de anoche.

- Pues, no dejabas de repetir que Juliette era una perra, llegamos a casa y te caíste, te ayudé a acostarte y me pediste que durmiera contigo.

Esperen... ¿Qué? Mierda, es la última vez que me pongo una borrachera de esas.

- ¿Te pedí dormir conmigo? - No podía estar más sonrojado.

- Sí, pero descuida sé que esa chica te dejó mal así que lo mínimo que podía yo hacer era tratar de que te sintieras mejor.

Ya no me sentía bien con esto, ¿por qué con Bruce me sentía tan vulnerable y a la vez tan fuerte? Esto me estaba superando y no sabía que hacer.

- Iré a dar una vuelta, ¿seguro que no necesitas nada?

- Vete sin cuidado Bruce, estaré bien.

En cuanto se fue corrí a la habitación de Clive. Lo encontré peleándose con su batería.

- Clive...

- ¿Qué ocurre Harris?

- Necesito hablar contigo.

- No Steve, Adrian no se vería bien vestido de mujer.

- ¡No es eso! Se trata de Bruce.

- Vaya vaya. Lo sabía.

- ¿Qué sabías?

- Bueno, mejor cuéntame primero.

Le conté lo que me dijo Bruce que pasó ayer y lo que he estado sientiendo últimamente estando con Bruce y no estando con él.

- Steve, yo ya lo había notado pero quería que tú lo admitieras. Y en efecto, te lo dije.

- ¿Eres una especie de psíquico o algo así?

- Es que eres bien obvio, aunque dudo que Bruce lo haya notado.

- No sé que hacer.

- Tranquilo, yo te ayudaré pero el primer paso es afirmar lo que está pasando.

Lo pensé bien y después de un suspiro decidí hacer caso.

- Clive, creo que me gusta Bruce...

The PrisonerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora