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Dave se encontraba tocando una armónica que había encontrado en uno de los bolsillos de su ya desgarrada y sucia chaqueta de mezclilla mientras que Adrian lo miraba recostado en su regazo. Clive daba vueltas por toda la habitación mientras que Arthur y Louis seguían discutiendo en voz baja cuál podría ser la razón por la cual Juliette los durmió y despertaron sin ningún rasguño.

Todo tenía una extraña tranquilidad hasta que un grito llamó la atención de los caballeros.

- ¿Ese fue Steve? - Adrian se levantó a toda velocidad junto con Dave.

- Parece ser... ¿Qué le estará haciendo la loca de Juliette?

De pronto la puerta se abrió dejando entrar a un vengativo Paul Di'Anno arrastrando a quien alguna vez fue su compañero de banda.

- Se los encargo un momento, la bella Juliette y yo vamos a divertirnos... Bueno, eso si saben a lo que me refiero. - Di'Anno dejó caer a Harris. Salió riéndose mientras Clive sostenía al pobre Steve quien ya se miraba débil. Con cuidado lo sentaron en el piso y pudieron notar que tenía una herida al parecer de navaja en la pierna derecha que no paraba de sangrar.

- ¡Maldito seas Paul! - Clive se quitó rápidamente la camiseta que traía para después cubrirla. La herida no era lo único que hacía que el pobre Harris se quejara de dolor; poseía algunos moretones a lo largo del torso y siendo honestos todos estaban de acuerdo en que extrañaba más de lo que creían a Bruce. Debían movilizarse o terminarían todos muertos. Claramente el baterista de Iron Maiden estaba furioso, se habían metido con sus dos mejores amigos y estaba dispuesto a dar su vida por ellos.

- Tenemos que hacer algo ya, esto no puede seguir así.

- ¿Pero qué podemos hacer? La loca de Juliette está armada hasta los pies y no dudo que Paul también lo esté. - Adrian trataba de mantenerse tranquilo, al igual que los demás pero ya no podía con todo aquello. Quería ser libre y poder declararle sus sentimientos a una persona muy especial para él ya que lo había estado callando por mucho tiempo y no podía más con ello.

- Va a sonar arriesgado pero podemos hacer algo. - Steve con todo el dolor del mundo se esforzaba por explicarles a sus amigos lo que podían hacer. Más o menos conocía los hábitos de Paul y Juliette y eso mismo le permitió armar una estrategia.

....................

Bruce tenía un ataque de ansiedad. Rod insistía en que se tranquilizara pero él no podía hacerlo. ¿Cómo puedes estar tranquilo cuando el amor de tu vida está quién sabe dónde y tal vez su vida corre peligro? Aquella llamada despertó las alertas de Dickinson quien tenía un mal presentimiento. No podía dejar de recordar la voz quebrada de Steve y las diabólicas risas de Juliette de fondo.

- Tranquilo Bruce, encontraremos a Steve.

- No puedo tranquilizarme Rod. ¿Y si Juliette ya lo mató? No tuvo corazón cuando asesinó a su propia "amiga".

- No pensemos lo peor, lo importante es que te recuperes para que cuando encontremos a Steve puedan ser felices.

A esas alturas Bruce ya no sabía si ser optimista o hacer lo que su corazón le pedía. Quería escapar e ir a buscar a Steve y sus amigos pero no sabía a dónde se los había llevado. Se le helaba la sangre tan sólo de pensar que pasaría si llegaran demasiado tarde.

Horas después fingió que estaba dormido despistando a todos en casa. Como pudo se levantó y escuchó la conversación que el detective y sus hombres tenían con su mánager en la cocina.

- Parece ser que al fin tenemos una pista Rod, estamos muy cerca.

- Me parece perfecto. Aún no le digan a Bruce, podría alterarse.

- No se preocupe señor. Mañana mismo partiremos al lugar que creemos que es dónde están. Y le juro por mi apellido que el señor Harris y sus compañeros regresarán vivos.

Bruce sintió un poco de rabia por la decisión de Rod pero él aún con la condición en la que estaba ya había tomado una decisión...

Iría por sus propios medios a buscar a Steve Harris.

The PrisonerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora