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El hombre de unos profundos ojos azules miraba a Bruce sin ningún tipo de remordimiento, asesinar a sangre fría era su especialidad y por eso fue enviado por Juliette, a quien Messina le dio todo el poder de enviar a sus hombres a hacer el trabajo sucio. Le dio un último vistazo y apuntó directamente a su cabeza, no tenía de que preocuparse pues su arma contaba con silenciador y nadie se daría cuenta de quien mató al vocalista de Iron Maiden.

Fijó la vista en su objetivo que ya comenzaba a despertar, aterrado, Bruce miró al sujeto que estaba apuntándole con una sonrisa triunfadora dejando ver un brillante diente de oro. Dickinson había asumido que su final estaba cerca cuando un jarrón aterrizó en la cabeza del italiano dejándolo inconsciente en el piso. Por suerte Rod había llegado y había visto al asesino entrar y apuntar así que sigilosamente trató de salvar a Bruce, y lo logró.

- Por fin tenemos una pista de dónde están...

Rod y el detective que estaba llevando el caso de los chicos capturaron al hombre y lo llevaron con la policía listo para el interrogatorio, ambos sabían que los minutos eran decisivos, evidentemente Juliette se encontraba muy mal y cualquier cosa que los Maiden hicieran mal sería fatal para ellos.

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Habían pasado unos días desde que Juliette le había dejado claro a Steve que no lo dejaría ir; mientras tanto en otra habitación Clive miraba a su alrededor buscando una forma de salir. No obstante parecía que no la había: aquel oscuro cuarto parecía estar totalmente aislado del resto. Los caballeros que se hallaban ahí recluidos se encontraban con una enorme hambre y una deshidratación terrible, pero era más su fuerza y ganas de ver a sus mejores amigos felices.

- ¿Qué haremos ahora? - Adrian después de ayudar a Clive a buscar una salida se dejó caer en el piso, derrotado.

- Supongo que este es nuestro fin. - Dave se sentó al lado de Ade y recargó su cabeza en su hombro derecho.

- Vamos no es momento de rendirnos, tenemos que ver la forma de que todos salgamos de aquí y encontrar a Bruce. - Arthur se escuchaba muy seguro de sí mismo.

- Tenemos que pensar muy bien qué haremos, un movimiento en falso y esa loca no sólo nos dañaría a nosotros, sino también a Steve.

Seguían ideando mil y un formas de salir cuando se empezó a percibir un olor extraño y junto con ello, todos comenzaron a presentar unas enormes ganas de dormir.

- Mierda, la loca de Juliette quiere dormirnos... O tal vez matarnos. - Louis hablaba entre bostezos pero parecía que nadie lo escuchaba.

Tras unos minutos todos se quedaron dormidos, lo que no sabían es que ese era el comienzo de su infierno junto al de Steve...

The PrisonerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora