The Prisoner

8

- Steve, abre la puerta... Bruce no aparece.

Desperté por la insistencia de Clive, giré y ahí estaba Bruce sonriéndome.

- Buenos días.

- Buenos días guapo. - Le di un ligero beso en la comisura de los labios y sonreí también.

- ¡Steve si no abres voy a tirar la puerta!

- Maldita sea. - Me levanté y abrí, todos entraron.

- Vaya, con que ya encontramos a Bruce.

- ¿Qué hicieron anoche? - Adrian y Dave no paraban de reír.

- No quieres saber. - Bruce habló y los otros seguían riendo, yo estaba muy sonrojado.

- ¿Qué pasó aquí?

- Que Steve y yo somos pareja.

El dúo dinámico comenzó a bailar como niños pequeños alrededor de nosotros y Clive nos felicitó.

- Hasta que al fin admiten sus sentimientos el uno por el otro.

- Bueno ya.

- Vamos a desayunar, muero de hambre.

- Sí, recuerden que tenemos una entrevista más al rato así que apresurémonos.

Después de comer y hacer tonterías casi todo el día fuimos a arreglarnos.

- Steve amor. - Bruce entró sin tocar y me vio en calzoncillos.

- ¡Bruce! - De nuevo me sonrojé.

- ¿Sí Steve? - Cerró la puerta con seguro. Su mirada cambió de repente a una más... Sugerente.

- Bruce... ¿Qué estás haciendo?

- Yo... No estoy haciendo nada. - Poco a poco se iba acercando a mi.

- Antes de irnos...

.........

- ¿Así que Iron Maiden?

- Sí.

La presentadora no dejaba de ver a Bruce y yo no dejaba de verla a ella con mirada asesina.

- Este es nuestro álbum. - Clive le enseñó el disco y su cara cambió a una de terror total.

- Salimos al aire en dos minutos.

Cada quien se colocó en su respectivo lugar y las cámaras comenzaron a enfocarse en nosotros.

- Buenas noches Milán. El día de hoy nos acompaña la banda del momento... Unos verdaderos genios de la música. Me refiero a la banda Iron Maiden.

Sí, como ustedes se imaginarán la conductora del programa no tenía ni idea de qué tocábamos, sólo se podía fijar en Bruce y yo moría de celos.

- Estamos con el fundador de esta bestial banda: Steve Harris. - Yo sólo le dediqué una sonrisa falsa y saludé a los fans, quienes no podían contener su emoción.

Después de una larga charla con esa mujer pasó a hablar con MI hombre... Perdón, con Bruce.

- Dinos Bruce, ¿qué te motivó a unirte a Iron Maiden?

- Más que nada, la gran banda que son. Además de ser unos excelentes músicos son unas excelentes personas. - Bruce giró a verme y yo casi me derrito.

- Ya lo creo... Pero más que nada me imagino el montón de mujeres que deben andar tras de ustedes. - La muy descarada se subió la escasa falda que llevaba y le sonrió insinuantemente.

- Para nada, mi corazón le pertenece a alguien especial. - Todos empezaron a preguntarse con quién salía el gran Bruce Dickinson y a la conductora de quinta le cambió la cara mientras mi corazón se aceleraba.

- Vaya, ¿y no podemos saber el nombre de la afortunada?

- Por ahora no, pero después presumiré con todos a esa persona que tanto amo.

Les juro que no me cabía tanto amor en el pecho, quería ir y abrazarlo, besarlo y dejarle en claro a esa tipa que Bruce es todo mío.

Tras otros cuestionamientos y la insistencia de la mujer esa, salimos del foro y nos dirigimos de vuelta al hotel.

- ¿Pasa algo Steve? Estás muy callado.

- Estoy bien.

- No, tú no estás bien ¿qué ocurre amor?

- Nada Bruce en serio.

- Creo que ya sé que es. - Me tomó del mentón y me besó. - No tienes por qué ponerte celoso, yo sólo te quiero a ti.

- ¿Me lo prometes amor?

- Te prometo que por nada del mundo me voy a alejar de ti. Nunca voy a dejar de quererte, aunque tú lo hicieras yo haría todo por recuperarte.

¿Acaso este hombre puede ser más perfecto?

- Bueno amor, controlaré mis celos.

- Ese es mi chico.

Ya aclarado todo, apagamos las luces y nos quedamos profundamente dormidos.