The Prisoner

15

- ¡Yo sé que tú sabes donde están!

- ¡Yo no sé nada bruja!

Jane furiosa le soltó una bofetada a Dave, Adrian intervino aún más furioso, era la primera vez que se le veía así.

- Basta ya Jane, nosotros no sabemos nada.

Esa mañana Clive despertó por los gritos de Juliette diciendo que no encontraba a Steve por ningún lado. Y que faltaba ropa de su armario junto con su bajo. Lo que era aún más extraño era que Bruce tampoco estaba y Jane estaba igual de histérica, el baterista y la señora de Harris salieron a buscarlos mientras que Jane entró en crisis.

Al poco rato llegó Clive con Juliette y los suegros de Steve.

- ¿Nada?

- Nada.

- Te dije que Steve no te convenía hija. - Juliette lloraba desconsolada en brazos de su padre.

- Yo lo amo tanto papá. - Dave y Adrian casi estallan en carcajadas mientras que Clive evitaba poner los ojos en blanco.

- Mira que abandonarte a unas horas de irse de luna de miel. ¡Imperdonable! - La mamá de Juliette de verdad estaba indignada.

Clive subió a su habitación con una jaqueca inminente, se sentó en su cama y buscó unas pastillas en su buró, en ves de encontrarlas encontró una nota: era de Bruce y Steve.

Al terminar de leerla tenía una gran sonrisa. A pesar de estar preocupado por el futuro de la banda se sentía contento pues sus dos mejores amigos estaban juntos y eran felices.

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Mientras tanto, en Argentina...

Bruce y yo nos instalamos en la habitación que Louis hizo favor de asignarnos y bajamos a desayunar con él. Le contamos el por qué estamos huyendo y le dimos las gracias por poder ayudarnos.

- ¿Cómo crees que estén todos en casa?

- No lo sé, pero de una cosa sí estoy seguro: tú mujer está hecha una furia.

- No más que la tuya amor. - Los tres reímos.

- ¿Cómo piensan resolver su problema?

- Aún no lo sabemos, hicimos todo por impulso. Porque queríamos estar juntos.

- Para empezar debes divorciarte Steve y tú Bruce, averiguar como terminaste "casado" con esa mujer.

- Parece que tenemos mucho que hacer cuando regresemos a Inglaterra.

- Dejen de esconder lo suyo, sus amigos los apoyan y estoy seguro que sus fans también lo harían. Regresen a Inglaterra y dejen en claro que ustedes se quieren sin importar lo que piensen los demás. Yo podría ayudarlos en cuanto a las cuestiones legales, tengo muy buenos contactos allá.

Por alguna razón ese sujeto me agradó bastante, sabía muy bien lo que estaba diciendo y me sentí apoyado por alguien más, sin embargo decidimos dejar que se calmaran una rato las aguas.

Al estar Bruce y yo escribiendo algunas canciones en el pequeño estudio que Louis tenía en su casa el teléfono sonó y él subió a toda velocidad.

- Chicos, la llamada es para ustedes. Es Clive.