Parte sin título 20

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«¿Qué has querido decir con "tendremos justicia por la muerte de nuestro padre"?» preguntó Regina

«Bueno...cuando levantemos la empresa, demostremos a aquella idiota que no necesitamos su dinero» dijo ella

«Zelena, no quiero más problemas...así que, solo vamos a trabajar, ¿ok?»

Pasaron algunos días y aunque insistía, Emma no podía aclarar los hechos con Regina, ya que la morena se negaba a atender las llamadas que aquella le hacía.

Era una tarde nublada de un viernes. Regina organizaba algunos papeles para dejar la empresa, cuando de repente, la puerta se abrió y sus ojos se cruzaron con los de Emma.

«¿Con qué derecho entras así en mi despacho?» preguntó ella

«Necesito hablar contigo...por favor, escúchame»

«¿Llamo a seguridad, señora?» preguntó la secretaria

«No...está todo bien, puede marcharse»

«Di pronto lo que quieres y márchate»

«Tu padre estaba mintiendo»

«¿De qué estás hablando?»

«Sobre la enfermedad que decía tener...no tenía Alzheimer»

«¡Eso es mentira tuya!»

«¡El mentiroso aquí es él!»

«¡No insultes a mi padre! ¡No está vivo para defenderse!»

«¡Si no me crees, pregúntale al Dr. Víctor!»

«Está bien, Emma...Y si acaso estaba mintiendo, ¿te preocupaste por saber los motivos?»

«Regina, solo quiero que entiendas que todo no fue fruto sino de la fatalidad...no tuve la intención y si hubiera sabido...»

«¿Qué fuiste a hacer a mi casa?»

«Fui a ofrecerle el préstamo para que regresaras pronto»

«¿Y...?»

«Se negó y encima fue grosero conmigo...entonces comenzamos a discutir y le dije que te iba a contar la verdad. Entonces, fue cuando se sintió mal y...»

«Y murió...» completó Regina, en un tono casi inaudible

«Juro que si pudiera evitarlo, si pudiera dar marcha atrás en el tiempo...» antes que pudiera acabar de hablar, el teléfono sonó. Era la secretaria en la otra línea

«Bueno, si solo era eso lo que me tenías que decir...»

«Regina, ¿ya no me amas?»

«Emma, por favor...márchate»

«Dime, mirándome a los ojos, que has dejado de amarme y te prometo que te dejaré seguir adelante sin mí»

«Sal antes de que llame a seguridad»

«No saldré de aquí hasta que no me respondas...» murmuró, acorralándola contra la pared.

«Emma...estoy hablando en serio...» susurró Regina, con voz débil

«Yo te amo...¿no te das cuenta? ¿Qué puedo hacer para que me perdones? Dilo y lo haré...» dijo, y al ir a besarla, Regina se apartó rápidamente

«Márchate, Emma...» dijo, abriendo la puerta y abriendo paso para que se marchara

Emma pensó en volver a argumentar, sin embargo, se lo pensó cuando sus ojos se cruzaron con Milah fuera del despacho conversando con la secretaria. Era la misma mujer con quien Regina había sido fotografiada en Nueva York. Aunque la rabia y los celos estaban empezando a manifestarse en su cuerpo, consiguió controlarse y abandonar el edificio.

Una perfecta idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora