Parte sin título 15

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La mañana del domingo se pasó más rápido de los que ellas deseaban y a finales de la tarde, ya era hora de regresar a Storybrooke. Mientras conducía, Regina le agradecía Emma por el maravilloso fin de semana, prometiéndole repetir la "dosis" en cuanto fuera posible. Emma, por otro lado, comenzaba a hacer planes, y entre estos, estaba una cena para que Regina finalmente pudiera conocer a su familia.

«¿Cómo se llama tu madre?»

«Ingrid, y no te preocupes...no es tan aburrida como tu madre»

«¡Emma!»

«¿He dicho alguna mentira?»

«No, quiero decir, no conozco a tu madre para afirmar que es menos aburrida que mi madre» dijo ella, estacionando frente al taller «Llegamos»

«¡Por desgracia!» dijo Emma «¿Por qué no vienes a vivir conmigo?»

«No puedo, mi amor...»

«¿No te gusta la casa? Podemos buscar un apartamento que te guste y...»

«Emma...llevamos saliendo poco más de un mes, ¿no crees que es pronto?»

«No, no lo creo»

«Pues es pronto...además, mi padre está enfermo y no puedo sencillamente salir de casa así como así»

«Puedes visitarlo todos los días...»

«Mi amor, después hablamos de eso, ¿está bien?»

«Está bien y perdona si te estoy presionando...solo...»

«No me estás presionando y aunque es pronto, me encantaría dormir y despertar a tu lado todos los días. Pero de momento, no será posible, ¿lo entiendes?»

«Sí, mi amor. Lo comprendo» dijo Emma, bajando del coche y sacando su mochila del asiento trasero.

«Te llamo más tarde» dijo Regina tras darle un beso, marchándose enseguida.

En cuanto entró en casa, Emma se tiró en la cama, recordando ese fin de semana inolvidable al lado de Regina. Sabía que, de hecho, era pronto para comenzar una vida juntas, pero el amor que sentía, el deseo de mantenerla cerca todo el rato hicieron que esa posibilidad pasara por su cabeza varias veces. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de su teléfono.

«Hola, mamá...»

«¿Ya estás en casa, Emma?»

«Sí, ¿algún problema?»

«No, solo quería avisarte de que el sábado es el aniversario de los veinte años de la red hotelera. Quiero que estés presente»

«Mamá, esos eventos no van conmigo y...»

«¡No te voy a perdonar si me haces el desplante de no aparecer por allí!» dicho eso, Ingrid colgó

«¡Joder!» murmuró Emma, tirando el móvil sobre la almohada.


Regina había acabado de arreglarse para juntarse a sus padres en el jardín de la mansión cuando Zelena se le puso en medio del camino, agarrándola por un brazo y arrastrándola a una esquina de la sala.

«¿Por qué no me constaste la escena que montó mamá en la cena?» preguntó ella

«¿Para qué, Zelena?»

«Regina, ¿cómo permitiste que mamá humillara a tu novia?»

«¡No lo permití! Además, ¿qué podía hacer? ¿Golpear a mamá?»

Una perfecta idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora