Parte sin título 7

2.8K 243 92
                                    


Regina se debatía en una fallida tentativa de deshacerse del abrazo de Emma, al mismo tiempo que recibía de buen grado la ávida y cálida lengua en su boca. Después de aparentemente intentarlo y no obtener resultado, Regina acabó rindiéndose y su cuerpo que, al principio se mostró agitado, se relajó, rodeado por los brazos fuertes y firmes de la mujer de quien estaba enamorada. Cuando finalmente el aire se hizo necesario, los labios se apartaron, y pasaron a compartir solamente los cálidos alientos.

«Estoy enamorada de ti...» reveló Emma, mientras rozaba la punta de su nariz por el rostro de Emma.

«¿Me creerías si dijera lo contrario?» preguntó Regina, deslizando sus manos abiertas por la espalda de Emma.

«No, no lo creería»

«¿Por qué?»

«Porque tú también estás enamorada de mí»

«No te he dicho eso»

«Y quizás nunca llegue a decirlo...¿por qué razón? No lo sé. Solo sé que sientes lo mismo por mí»

«Casi no nos conocemos...»

«Si ese es el problema, podemos conocernos. ¿Quieres cenar esta noche conmigo?» preguntó Emma, esbozando una enorme sonrisa cuando antes de responder, Regina le sonrió

«Sí, pero con una condición...»

«¿Cuál?»

«Yo escojo el restaurante»

«Acepto correr el riesgo»

«¡Yo tengo buen gusto!»

«Cuento con eso»

«¡Payasa!»

«¡Aburrida!»

«Perdón, disculpad si molesto...» August se acercó «Emma, los clientes ya están llamando por el retraso en la entrega de los coches...»

«¿Dijiste que tuve un accidente y he vuelto a trabajar hoy?»

«Sí, pero ya sabes cómo es esto...»

«Bueno, te voy a dejar trabajar» se pronunció Regina

«Te acompañó hasta tu coche» dijo Emma, caminando a su lado «¿Quieres que te vaya a buscar a tu casa esta noche?»

«No es necesario...nos vemos en el restaurante. Más tarde, te llamo para decirte la dirección»

«Está bien» dijo Emma, inclinándose para darle un beso, pero Regina retrocedió

«Es mejor que vuelvas al trabajo, Emma...» dijo ella, en tono guasón, entrando en el coche y marchándose en seguida.

Emma volvió al taller con una sonrisa de oreja a oreja. Finalmente, Regina había cedido a sus embestidas y en breve, se mostraría tan o más enamorada que ella.

«¿Estás de romance con la madame?» preguntó él

«Casi»

«¿No es demasiado vieja para ti?»

«¡Pues claro que no! Regina debe tener unos treinta y pocos, además, su edad no me importa...es la mujer más hermosa que he visto en mi vida»

«¡Qué exageración! Hay muchas mujeres más guapas que ella por ahí»

«Nunca me las he encontrado. En fin, basta de charla y a trabajar...tengo que terminar esto pronto porque a la noche saldremos a cenar»

Al final del día, según habían quedado, Regina llamó para darle la dirección y la hora en que se encontrarían. Emma no cabía en sí de felicidad, ya que no había descartado la posibilidad de que Regina cancelara la invitación.

Una perfecta idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora