𝘽𝘼𝙏𝙄𝘾𝙊𝙍 || TEEN WOLF²

XII

Sobre confiar o no

Aaron

El aire se sentía pesado. Aaron sentía como si no pudiera respirar y tuviera todo el cuerpo pegoteado pese a que los grandes ventanales de su habitación estaban abiertos de par en par.

Una sensación extraña en el pecho no le dejaba dormir y era tan molesta que provocó que se levantara y saliera de la cama hasta sentarse en uno de los sillones de la habitación no haciendo nada más que pasar sus ojos de la luna al cuerpo de Gehenna que dormía tranquilamente en la cama.

Sus pies repiqueteaban ansiosos y sus manos hormigueaban sin razón alguna. Aaron sentía que iba a vomitar. Hasta que todo se detuvo abruptamente. El nerviosismo, la intranquilidad, el repiqueteo, todo se detuvo y un segundo despues, en su mesa de luz, su celular sonó.

Gehenna despertó abruptamente ante el sonido y ambos compartieron una mirada con sus corazones latiendo frenéticamente.

Porque cuando tienes una hija enferma en el hospital, donde sabés que en cualquier momento se puede ir. Las llamadas por teléfono nunca son buenas. Y Aaron se arrepintió de no quedarse en el hospital a velar por el sueño de su hija.

Todo se sintió en camara lenta. Agarrar el celular, escuchar las noticias del doctor y luego ambos salir corriendo.

—¡Iré por sus cosas, enciende el auto! —gritó alterado a Gehenna quien se colocaba un sweater encima del pijama y salía corriendo hacia el estacionamiento. Aaron corrió por el pasillo hasta el pasillo izquierdo a la habitación de Phoenix para tomar el peluche de patito de la cama y salir escaleras abajo donde Gehenna detenía el auto abruptamente para que se suba antes de poner el cambio y acelerar en dirección al hospital.

Cuando llegaron al hospital el ambiente se veía normal, sin embargo cuando notificaron su llegada y pasaron al pasillo de internación la situación cambió completamente. Los gritos aterradores de Phoenix se escuchaban por todo el lugar mientras enfermeros entraban y salían del lugar al igual que los doctores, entre ellos, el doctor Mors quien ingresó con una jeringa en sus manos.

Ambos adultos aceleraron el paso para entrar en la habitación. La escena logró atraer las lágrimas a sus rostros.

Phoenix se veía pálida y sudorosa. Su cuello en la zona de la garganta estaba rojo con las venas sobresaliendo. Su hija movia su cuerpo desesperadamente mientras lloraba y gritaba que la soltaran, que iba a lastimarla y cuando vió al doctor le comenzó a suplicar que no la durmiera mientras negaba con la cabeza, y así se mantuvo hasta que volteó y observó a sus padres. Sus ojos se movieron a una llorosa Gehenna provocando que lanzara un alarido antes de volver a intentar manotear a los enfermeros.

—¡Alejenla!¡No!¡No, alejenla! —gritó removiéndose desesperadamente, intentando salir del fuerte agarre. —¡Quiere matarme!¡Estuvo aquí! —señalaba desesperada a su madre quien solo pudo ocultar su rostro y llorar completamente asustada por el comportamiento de su hija. —¡Quiere matarme!¡Por favor, que alguien me crea! —el doctor Mors se acercó e inyectó un calmante en la adolescente. Phoenix sollozo mientras quedaba adormecida. —Créanme, por favor. Papá...

Los enfermeros soltaron lentamente sus brazos cuando cayó completamente dormida. Todos con el alivio tiñendo sus rostros. Y de a uno, todos salieron dejando al doctor Mors y a los padres.

—¿Qu-qué ocurrió? —preguntó en un susurro Gehenna, con temor a despertar a Phoenix. Aaron la tomó de la mano, acercando el tembloroso cuerpo de su esposa a él.

El doctor limpió el sudor de su frente y miró directamente a los padres de su paciente. —Phoenix tuvo un brote de psicosis, sus gritos alteraron a los enfermeros quienes la auxiliaron rápidamente, su hija se desmayó por unos diez minutos antes de despertar. El ala de psiquiatría la atendió rápidamente para controlar lo ocurrido. Como su médico de cabecera pedí un análisis detallado. —el doctor removió los papeles en su mano que tomó de la punta de la camilla de su paciente. —Según psiquiatría, Phoenix tuvo un brote psicótico debido a unas alucinaciones en las que ella está segura de que usted, —señala a su madre. — Gehenna, apareció en la habitación y atentó contra su vida estranguladola en el acto.