𝘽𝘼𝙏𝙄𝘾𝙊𝙍 || TEEN WOLF²

VI

Mi realidad

Phoenix

Las siguientes horas pasan como un borrón frente a los ojos de Phoenix Ainsworth quien solo puede soportar el dolor que recorre todo su cuerpo, para así, evitar preocupar a sus amigos, sin embargo, eso no evita que Phoenix se lancé sobre sus rodillas frente a un asustado Isaac que fue detenido por un rugido de Derek, de matar a Stiles.

— ¿Cómo lo hiciste?— le pregunta Stiles, acurrucado en la esquina de la habitación, mirando a Derek.

Derek solo voltea dejando ver sus ojos color carmesí. — Soy el alfa.

Phoenix aún sosteniendo entre sus manos el rostro de Isaac, voltea preocupada a ver al castaño. —¿Estás bien?—le pregunta. Stiles asiente levemente a lo que Phoenix lo imita. Rápidamente, la platinada voltea frente a ella, observando un tembloroso Isaac quien miraba a todas partes con sus ojos llorosos.

— Isaac— lo llama despacio para no alterar al adolescente frente a ella. Rápidamente capta su atención. — ¿Estás herido? ¿Te duele algo? — él niega brevente aún sin dejar de temblar pero esta vez, tomando fuertemente las manos de la platinada. 

— Deberíamos  irnos— dice Derek. Asiente aún mirando a Isaac, su mano tomó la de ella entrelazando nuestros dedos fuertemente.

— Vamos Isaac, necesito que vengas conmigo. — Isaac se rehusa levemente aún sin soltar a la platinada, que al no poder levantarse, vuelva a agacharse y acerca su mano, acariciando levemente las frías mejillas de Isaac, provocando un escalofrío que le saca una sonrisa a la chica. — Yo iré contigo— le asegura, reafirmando la unión de manos entre ellos— no te voy a dejar solo, nunca.

— ¿Lo prometes?

— Te lo juro.

Isaac más tranquilo, asiente y se deja llevar por Phoenix que comparte una rápida mirada con Stiles quiero asiente y dejándolo atrás, se marchan de la comisaría.

El doctor Mors, especialista en enfermedades terminales de Inglaterra, había hecho una excepción por Phoenix y por su familia y había tomado el jet privado de la familia para venir a atenderla exclusivamente, luego del llamado desesperado de Aaron Ainsworth.

Phoenix podía sentir la mirada de sus padres clavada en su espalda mientras descubría su cuerpo, quedándose en ropa interior, permitiéndole al doctor Mors, analizar la longitud de sus marcas.

Las marcas ocupaban sus pies totalmente y subían hasta casi sus muslos, en su cintura se extendía a los costados de cada lado hasta tocarse y las del lado derecho se extendían hacia arriba casi a la altura de su ombligo. Phoenix aseguró que sus senos estaban limpios, pero a la altura de su nuca había unas pequeñas que se dirigían a sus hombros y subían por su cabeza.

El doctor Mors le pidió toser para comprobar el estado de sus pulmones, sacó casi dos litros de sangre para examinar y le pidió a Phoenix que se sentara en el piso.

— ¿Es completamente necesario? — bufó Phoenix agachandose en el alfombrado suelo de la oficina que se convirtió en la nueva sala de hospital propia de Phoenix, para evitar levantar sospechas en el hospital de Beacon Hills.

— Basta Phoenix, sólo hazlo— le habló duramente Aaron Ainsworth mientras cruzaba sus brazos con el ceño fruncido. Phoenix se encogió en si misma, de sus dos padres, era con su papá con quien más confianza tenía, no había cosa que le ocultara a él. Aaron Ainsworth no era solo su padre, era su confidente, su amigo, su maestro, su lugar seguro, y ahora había traicionado su confianza al no decirle que sus marcas habían crecido, no hasta esa misma noche donde luego de dejar a Isaac con Derek a salvo, Phoenix llegó a su casa y se lanzó al suelo gritando al sentir nuevamente como esas marcas crecían levemente más.

Phoenix se estremeció al sentarse, aún con la alfombra, podía sentir el frío en su piel.

— Ahora levántate. — le indicó el doctor.

Phoenix rodó los ojos pero aún así, siguió con las indicaciones del doctor y se levantó, sin embargo, al tratar de enderezarse sus piernas perdieron totalmente la guerra. Phoenix creyó que se volvieron gelatina porque ni siquiera pudo evitar el golpe contra el duro suelo.
Confundida y asustada, sintió como sus manos comenzaron a sudar y temblar. Lo volvió a intentar, obteniendo el mismo resultado. Levantó la mirada hacia sus padres, Aaron la miraba ya sin ese gesto de enojo y sino que esta vez con completa preocupación derrochando por sus ojos plata con motas azules y Gehenna mantenía los ojos llorosos hasta que sus miradas se encontraron y simplemente la platinada mayor salió de la habitación.
Phoenix bajó la vista había sus manos, no se habia dado cuenta que se estaba lastimando con sus propias uñas hasta ese momento. Volvió a intentarlo y volvió a fallar, sus ojos se cristalizaron pero ninguna lágrima salió de ellos. Volvió a intentarlo y esta vez, antes de caer, logró sostenerse de la camilla, y recién en ese entonces, sintió el hormigueo en sus piernas.

— Papá— balbuceo temblando— papi— exclamó esta vez junto con un sollozo— ¡PAPÁ! ¡PAPI! ¡PAPITO! ¡PAPÁ! — Phoenix llamaba a su papá mientras dejaba que las lágrimas cayeran, gritando por su ayuda desesperadamente sin poder sentir como su papá ya estuvo a su lado desde el primero llamado.

Aaron la mantenía apretada entre sus brazos mientras intentaba calmar el llanto de su hija y al mismo tiempo controlar el suyo.

Porque Phoenix se estaba muriendo. Se estaba deteriorando, como les había dicho el doctor Mors antes de irse, porque cada vez las molestias y los Dolores iban a aparecer más seguido, porque la enfermedad avanzaba muy rápido y los síntomas comenzaban a empeorar, porque eso solo era el comienzo, y en algún momento, Phoenix iba a perder la capacidad de caminar, de mantener su propio cuerpo en pie.

Quiero cambiar las portadas y no sé hacer portadas lpm

perdón que sea muy corto, nos leemos pronto.

✖Hey_it's_Mica✖