Sophia ya estaba cansada de tanto bailar y deseaba irse a descansar con su amado esposo.
Los invitados empezaron a irse y poco a poco la casa quedó en silencio.
-Por fin terminó la fiesta.-dijo Helen.
-No se querían ir hoy; bailaban y bailaban, fué todo un exito tu boda hermanito.-dijo Irene.
-Si y ustedes dos no se quedaron atras con las noticias de sus noviazgos.
-Que bello, las dos fueron pedidas en matrimonio el mismo día.- dijo Sophia.
-Nosotras las hermanas Douglas, somos así, nacimos juntas y nos casaremos juntas.
Lo único que falta es que tengamos hijos el mismo día.-dijo Helen.
-Jajaja! reía Sophia.
-Vamos a nuestra habitación mi cielo, que por hoy ya has tenido bastante y te ves muy cansada.
-Gracias a las tres por esta bellisima fiesta, la disfruté muchisimo y soy muy feliz con ustedes, mi nueva familia.
Todos le regalaron una gran sonrisa a Sophia y cada una le dió un gran abrazo.
Subieron a su recamara y Albert se fué a cambiar a su habitación y al regresar Sophia ya estaba profundamente dormida.
La miró dulcemente y se acostó a su lado como había soñado tantas veces.
Le sacó la ropa ya que se había quedado dormida vestida.
Al verla desnuda y fragil como estaba; no aguantó las ganas de besarla por todo su bello cuerpo.
Lentamente ella se fué despertando y comenzó a sentir las manos de Albert que iban y venían por su piel.
El sueño que tenía se fué transformando en placer y su espalda comenzó a arquearse.
-Mi fieresilla se despertó con ganas de ser amada?
-Siii! miiilooord! Soy toda suya, haga de mí lo que más le agrade.
-Y a usted mi condesa, qué le gusta más que yo le haga esta noche?
-Me encanta sentir tu boca danzando por mi cuerpo y respirar el mismo aire que tú al besarme.
-Tus deseos son ordenes y mis manos van a recorrer cada rincon de tu ser y voy a hacerte sentir tanto placer que vas a querer abandonarme hoy mismo.
-Eso nunca; desde hoy y para siempre, juntos iremos por esta vida y nuestro hijo verá lo mucho que nos amamos.
Estuvieron el resto de la noche haciendo el amor de una manera desaforada.
A la mañana siguiente Marly fue a despertar a Sophia y a su flamante esposo y nadie contestó su llamado.
Beatrice pasaba por el pasillo del ala norte donde ahora descansaba la nueva pareja y vió como la doncella de Sophia llamaba a la condesa.
-Niña qué pasa que no sale nadie?
-No se señora, estoy llamando y no contestan.
-A ver si yo tengo suerte y despierto a los tortolitos.
Beatrice golpeaba la puerta y nadie respondía; la abrió y descubrió que no había nadie en ella.
-No estan, donde habran ido?
Empezaron a buscarlos y el mozo les dijo que temprano habían salido a cabalgar por el campo con rumbo al lago.
Al medio día volvieron a almorzar y así poder partir a las tres de la tarde hacia Londres y luego a su luna de miel en Brighton.
-Hermanas mías, les pido que cuiden mucho a nuestra madre en estos dos meses y que no hagan locuras con esos novios que tienen acuerdense que si hacen algo indevido, siempre hablen primero con nuestra madre y ella sabra aconsejarlas y si pueden no hagan nada y lleguen puras al matrimonio.
-Albert que dices; el único indevido aquí eres tú por haberte aprovechado de Sophia y haberle enjendrado un hijo.- dijo Helen.
-Bueno, bueno que el hermano mayor soy yo y ustedes son las niñas de la casa y tienen que hacerle caso a nuestra madre.
-Hijo cuida mucho a Sophy; ya sabes bien que debe descansar mucho y comer bien, y por favor basta de cabalgar con ella, porque un mal golpe puede perder a tu hijo.
-August ya me advirtió de todo lo que ella debe hacer y comer; no te preocupes que si pasa algo enseguida te mando avisar.
-Y tú Sophia hazle caso al doctor y come bien sano, así no aumentas tanto de peso que luego no se baja más.- dijo Beatrice.
-No se preocupe que ya aprendí las comidas que debo comer y las que no.
Se despidieron de todos en la casa y los empleados quedaron tristes porque se iban por varios meses.
Subieron al carruaje principal y Marly y Harry fueron en otro carruaje con las maletas.
-Estas lista mi cielo, que este viaje será nuestro inicio del resto de nuestras vidas.
-Si, te amo y mi nueva vida a tu lado será estupenda, y confío plenamente en tí.
-Vamos a ir primero a Londres y después de dos semanas salimos para Brighton a conocer el mar.
-Deseo tanto llegar al mar, me imagino tantas cosas para hacer ahí.
Pasaron el resto de la tarde hablando y haciendose mimos.
La noche los tomó por sorpresa y un pueblito estaba cerca para que pudieran descansar.
Sophia estaba bastante fastidiosa y sus piernas comenzaron a incharsele y tenía mucho hambre.
Al rato llegaron a una posada y Harry ya tenía todo arreglado para que la condesa descansara.
Bajaron del carruaje y Marly ya la estaba esperando porque ellos salieron una hora antes que los condes, así se encargarían del bienestar de la condesa.
-Venga señora, ya tengo listo su baño y así se relaja un poco y descansa antes de cenar.-le dijo Marly.
-Gracias Marly, eres una reina; no se que haría sin tí.
Sophia descansó un rato ya que habían viajado cinco horas por caminos muy arruinados.
-Permiso mi cielo, cómo te sientes?
-Mucho mejor ahora que tomé un baño; ven acuestate a mi lado y hazme unos masajes que tengo hinchados los pies de tanto viajar.
-Lo que usted ordene mi reina; así te gusta.
-Si! se siente bien, creo que este niño va a maltrerme de los malestares.
-Eso es normal, mi madre decía que sufrió todo sus embarazos y con las mellis más porque tubo que estar en cama los últimos tres meses porque corría riesgo de perder su embarazo así que me pasé leyendole libros de aventuras porque recíen comenzaba a leer y me fascinaban.
-Eres muy unido a Beatrice.
-Si porque ella siempre me apoyó en todo lo que hice y cuando me fuí un año a América a reflexionar y a encontrarme conmigo mismo, allí aprendí a convivir con la gente común y a padecer sus problemas; hasta trabajé en una imprenta de ayudante, ya que me quedé sin dinero rápido, porque me robaron y de algo había que vivir.
Fué una experiencia única y si pudiera la volvería a repetir.
-Te amo tanto Albert; y cómo es América?
-Es un continente muy diferente al nuestro. Yo estuve en sudamérica, en el Virreinato del Río de la Plata y su gente era muy cordial, allí no hay tanta realeza y estaba gobernado por los españoles, pero cuando yo me fuí, empezaban a haber revolucionarios que querían la libertad de España y tener un gobierno patrio, lástima que mi barco zarpó meses antes de todo eso y no pude ver como terminaron con los sucesos, pero por las noticias que traen de allá pude saber que sus habitantes destituyeron al Virrey de España y formaron un gobierno patrio.
Allí dejé muchos amigos como Manuel Belgrano, Mariano Moreno y muchos más que espero algún día volver a ver.
Se quedaron hablando un rato largo hasta que Harry les alcanzó la cena para que tuvieran más intimidad.
Cenaron en la cama y al rato Sophia ya estaba compleramente dormida de lo cansada que estaba.
Albert la arropó y bajó a tomar una copa de brandy con Harry.
Subió a su cuarto y sophia estaba descompuesta vomitando todo lo que había comido.
-Amor dejame ayudarte.- le sostuvo el cabello para que no lo ensucie y le masajeaba la espalda para que se sintiera mejor.
-Que verguenza que tengas que presenciar este espectáculo.
-No te preocupes, ven, agarrate de mí, que te llevo hasta la cama.
-Este bebe me está dejando sin ánimos de nada; bájame que tengo que volver al tocador.
Sophia se pasó casi toda la noche descompuesta y sin poder dormir.
Albert le alcanzaba agua y la llebaba cada vez que se sentía mal.
Para él, ese esfuerzo era amarla cada vez más.
Al amanecer Sophia pudo dormir un poco y los dos descansaron de toda una noche de malestar.
A eso de las diez Marly tocó la puerta de los condes y él abrió rapidamente para que Sophia no despertase.
-Señor son ya las diez y es hora de irnos como usted ordenó.
-Si ya sé que dije eso, pero mi esposa pasó una noche pésima y se durmió hace tres horas y me da pena tener que despertarla ahora, así que si desean vayan ustedes que nosotros vamos más tarde cuando despierte.
Arreglen todo en la próxima posada así cuando lleguemos está todo listo para que ella descanse y pide que le preparen algo liviano para no recargarle el estomago.
-Si, milord, mandele un saludo a mi señora cuando despierte y ya salimos a preparar todo, no se preocupe.
-Gracias Marly, ve no más.
Albert entró al cuarto y se acostó junto a su esposa.
La miraba con tanto amor, le acariciaba el cabello dorado y una mano le agarró la suya y unos ojos azules lo miraban.
-Buen día miiilooord.
-Ya te has despertado mi diablita; cómo te sientes?
-Estupenda me comería un caballo del hambre que tengo.
-Jajaja! te pasaste descompuesta toda la noche y ahora deseas comer a por demás.
-Daaale! traeme un rico desayuno y bien nutritivo.
-Bueno, tú ve arreglandote que luego salimos.
-Avisale a Marly que suba.
-Ya se fueron a la próxima posada a arreglar todo.
-Ah! aún falta mucho?
-Si dos días y llegamos a Londres porque no quiero que te canses mucho viajando tantas horas seguidas.
-Bueno me arreglo y nos vamos.
-Primero desayunas, así mi hijo come algo.
Al rato salieron al camino y para llegar hasta la próxima posada debieron parar tres veces ya que la condesa se descompuso y Albert ya estaba preocupado.
Llegaron y Marly ya le tenía todo preparado, su baño y una cena liviana.
-Señora está muy demacrada se siente muy mal?
-Si hoy pase una tarde horrible y deseo acostarme ya.
-Pero no va a cenar?
-No! ahora no! tengo todo el estomago revuelto sólo traeme un té con unas galletas y me acuesto.
-Ya se lo traigo.
-Pase señor, la señora se esta dando su baño, ya regreso con su té.
-Qué no va cenar?
-No dijo que se sentía mal y que deseaba un té.
-Bueno traele lo que te pidió que yo se lo alcanzo.
-Amor mío estás mejor?
-No! tengo muy revuelto todo y acabo de vomitar.
-Ven vamos a la cama que mañana cuando lleguemos a Londres llamaré al médico de la familia para que te revise.
-No creo que sea necesario ya se me pasará.
-Nada de rehusarte, ahora hay una vida dentro tuyo y los quiero sanos y a tí te necesito para que seas mi condesa diablita.
-Albert! que me siento mal.
-Quieres ir al baño.
-No aún me duele mucho el vientre.
-Ven a mis brazos que te hago masajitos así te calmas.
Spohia se quedó dormida y estaba inquieta, se movía mucho y Albert ya estaba preocupado.
Al despertar prepararon todo para ir directo a Londres a ver a médico.
-Ven mi cielo desayuna algo liviano así no cargas el estómago y aguantas el viaje.
-Bueno pero sólo un té y una rodaja de pan; no tengo apetito.
Desayunaron y él vió como Sophia estaba muy demacrada y estaba preocupado.
Salieron temprano y a las dos de la tarde llegaron a la mansión de Londres.
El viaje fué agradable y Sophia no se descompuso en el trayecto.
El mayordomo los esperaba en la puerta principal con todos los empleados para dar la bienvenida a la nurva condesa.No olviden comentar y votar.
Gracias
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ALBERT Y SOFHIA, UNA PAREJA DISPAREJA
Historical FictionEra el año 1815, cuando Albert Douglas se convirtió en conde de Jersey. Su primer ácto público, como conde, fue asistir a la fiesta de cumpleños de lady Sophia Miller, ya que sería en la mansión de campo de Enzo Miller. Albert era un hombre bajo de...