14- " La boda"

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Marly comenzó a arreglarle el cabello a Sophia y se lo decoró con algunas florsitas silvestres.
Las mellizas ya estaban listas y peinadas ya que las ayudó la doncella de su madre porque Marly estaba abocada a Sophia.
Luego de un rato largo; la bella novia estaba lista.
Se miró al espejo y no se reconoció de lo distinta que se veía.
-Y señorita que piensa?
-Nunca pensé verme tan delgada y tan bella y pensar que yo creí que iba a quedar solterona porque era gorda.
Lastima que mi cuerpo va a cambiar dentro de poco.
-Por qué dice eso; si le hace caso al doctor y se cuida no va a engordar.?
-Dícelo Sophy, ella se lo merece.-dijo Irene
-Qué sucede señorita?
-Nada ven sientate; que quiero contarte un secreto.
Miró a Marly y le contó la noticia- Voy a ser madre en ocho meses.
Marly se paro de pronto y se tapo la boca de lo asombrada que estaba.
-No puede ser, está segura?
-Si, el doctor me lo dijo cuando te pidio salir del cuarto.
-La felcito; menos mal que en una hora se casa.
-Si eso mismo le dijimos nosotras- dijo Helen. -Bueno vamonos así Sophy descansa un rato.
Albert se estaba preparando con su mejor traje de gala; el día anterior había ido al barbero y le cortaron el cabello para estar más presentable.
Harry ya había arreglado el equipaje de Albert y el suyo ya que; tanto él como Marly los acompañarían a su viaje a la playa para ayudarlos.
Albert caminaba de un lado a otro de la habitación hasta que llegó la hora de salir para la capilla con su madre ya que era su madrina.
A Sophia la iba a llevar al altar al doctor; al no estar su padre para acompañarla.
Sus damas de companía eran Irene, Helen y Marly y las tres tenían vestidos diferentes pero del mismo color; un rosa pálido que contrastaba bien con el blanco de Sophia.
Antes de irse a la iglesia; Beatrice le llevó una caja de terciopelo que contenía las joyas de la familia Douglas.
En la caja había una gargantilla de diamantes con sus aretes y la pulcera, y como adicional le dió una coronita también de diamantes y zafiros que ella recibió el día que se convirtió en condesa de Jersey y que representaba la historia de la familia Douglas a travez del tiempo.
Y una última caja que era más grande y que ella misma abrió y sacó un velo de novia que fué el que ella y su madre habían usado el día de su casamiento.
-Mira Sophia, este es mi mayor tesoro, el velo que usó mi madre y que luego use yo, hoy te lo doy para que tú sigas la tradición de mi familia.
-Pero las mellisas van a usarlo cuando se casen.
-Si pero hoy es tu turno y como no está tu madre para ayudarte; yo deseo que lo uses y estoy muy orgullosa de la bella mujer que mi hijo ha elegido y tú sabes que te quiero mucho y que si necesitas algo o simplemente hablar; no dudes en acercarte, siempre estaré para escucharte y aconsejarte.
-Que suerte que usted me ha aceptado como lo que soy y sabe bien que desde que llegué a esta casa me sentí segura y amada, ya que nunca en mi casa me demostraron el cariño que aprendí  a tener aquí. Gracias Beatrice por ocupar el lugar de mi madre y por no rechazarme por la noticia de mi embarazo.
-Cómo iba a rechazarte; si aquí en esta pancita, llevas a mi nieto y si es varón será el futuro conde de Jersey y si es niña, la amaremos como si fuera una princesa, ya que Albert estará loco de amor por una niña.
-Está segura que si es niña la amará?
-Claro hija, si él te adora y ama todo lo que tu haces y este bebé es fruto del amor de ustedes y por suerte ustedes no tuvieron un matrimonio por conveniencia como se usa.
-Mi madre se casó así y fué muy infeliz.
-Por suerte tú,  pudiste revertir eso y ahora seras muy feliz junto a mi hijo y a tu bebe.
Beatrice le dió un beso en la frente y salió del cuarto para irse a la capilla con Albert.
El carruaje ya la estaba esperando y abajo estaba el doctor muy elegante y nervioso para ser su acompañante en la alfombra roja de la capilla del pueblo.
Sophia bajó ayudada por Marly y Helen que le sostenían el velo y el vestido para que no se ensucie.
Tanya había hecho un vestido digno para una reina; ya que por ser la nueva condesa, sería un modelo exclusivo.
Las telas eran importadas de francia e italia, ya que eran de la más alta calidad que había.
Su vestido era de seda natural con una amplia falda, que tenía varios volados que adornaban unas rosas para enbellecer a los volados.
El corset estaba bordado con algunas piedras preciosas cómo diminutos diamantes y perlas naturales que lady Tanya había cocido durante largas horas en las noches para terminarlo.
Hasta Tanya se sorprendió al verlo terminado puésto que era la primero vez que confeccionaba un vestido tan fino y lujoso.
Esa obra de arte le daría el prestigio que se merecía, por haberlo realizado con tanto cariño.
Sophia subió al carruaje y el cochero se dirigió al pueblo muy orgulloso de llevar a la nueva condesa, ya que fué su padre quién llevó a lady Beatrice y ahora le tocaba a él seguir la tradición.
Todos en la casa amaban a Sphia.
Llegaron a Jersey y todos estaban impacientes porque era un poquito tarde.
Comenzó a tocar el piano y un coro de niños cantaba el AVE MARÍA.
El doctor August le dió su brazo y comenzaron a caminar rumbo al altar.
Sophia estaba muy nerviosa y tenía miedo a caerse; pero logró mantenerse erguida y con la frente bien alta para que ninguna mal intencionada diga nada de ella.
En el altar la estaba esperando Albert y su madre que era la madrina.
El doctor le entregó la mano de Sophia a Albert y comenzó la ceremonia.
El cura párroco comenzó leyendo la biblia y cuando llegó el  momento de decirse los votos comenzó Albert.
-Amada mía, un día que fuí a un baile y creí que sería de  lo más aburrido  de ir allí; pero al verte por primera vez, mis ojos descubrieron a una mujer maravillosa que aprendí a amar desde el primer instante y desde hoy TE PROMETO AMADA MIA QUE VOY A HACERTE CADA DÍA FELIZ Y A VIVIR TODOS LOS MOMENTOS QUE DIOS NOS DE JUNTOS AL LADO TUYO.
MI VIDA COMPLETA LA DEDICARÉ A AMARTE Y A SERTE FIEL; NUNCA LO DUDES.
-Ahora usted milady.
-Mi amado milord, ese día que llegaste a la casa de mis padres y encontré tu mirada supe desde ese momento que sería tuya para siempre.
Hoy varios meses después voy a confesarte un secreto:
DESDE HOY Y PARA SIEMPRE VOY A AMARTE Y SERTE FIEL HASTA EL ÚLTIMO SEGUNDO DE MI VIDA,VOY A ACOMPAÑARTE EN TODO LO QUE SEA NECESARIO PARA QUE TÚ Y YO SEAMOS FELICES EN EL LUGAR DEL MUNDO QUE DIOS NOS REGALE PARA VIVIR Y NUNCA DUDES DE MI AMOR; PORQUE TE AMO COMO NUNCA AMÉ A NADIE Y SOLO A TÍ AMARÉ ETERNAMENTE.
El cura los miró y dijo las siguientes palabras:
-Hermosas palabras y se nota que ambos se aman de verdad; pero ahora viene la pregunta real:
TÚ ALBERT DOUGLAS CONDE DE JERSEY,  ACEPTAS A LADY SOPHIA MILLER CÓMO TU LEGÍTIMA ESPOSA PARA AMARLA, CUIDARLA Y SERLE FIEL PARA EL RESTO DE TU VIDA, TANTO EN LA POBREZA COMO EN LA ABUNDANCIA Y HASTA QUE DIOS LO DIPONGA Y LA MUERTE LOS SEPARE?
-Sí acepto.
-Y TÚ SOPHIA MILLER ACEPTAS A ALBERT DOUGLAS CONDE DE JERSEY, COMO TU LEGÍTIMO ESPOSO, PARA AMARLO, CUIDARLO Y SERLE FIEL PARA EL RESTO DE TU VIDA, TANTO EN LA POBREZA CÓMO EN LA ABUNDANCIA Y HASTA QUE DIOS LO DISPONGA Y LA MUERTE LOS SEPARE.
-Sí acepto.
-Entonces los declaro marido y mujer y lo que hoy Dios ha unido no lo separe la mano del hombre. Puedes besar a la novia.
Albert miró profundamente a Sophia y con sus dos manos le tomó su cara y la besó con tanto amor; que todas las personas presentes en la iglesia comenzaron a aplaudir por la nueva pareja de recién casados.
-Bueno señoras y señores les presento a la nueva CONDESA DE JERSEY LADY SOPHIA DOUGLAS y espero que sepan respetarla por lo que a su título refiere y también como persona y que ya dejen de hacer falsas habladurías sobre ella; como me he enterado en el pueblo, que algunos fieles del cual no voy a dar el nombre porque ellas saben bien quienes son y sus dichos ofenden y lastiman y así no pueden llamarse hijos de Dios porque estan mintiendo y como sabran la mentira es un pecado y una persona que dice llamarse noble no puede ni debe insultar a nadie por lo bajo para ofender a otro ser.
Así que bueno los novios pueden saludar en el atrio y ya puedem retirarse en paz.
Un profundo y sincero aplauso se desató para festejar a la nueva pareja.
En la mansión estaba todo listo para la recepción y los invitados comenzarían a llegar a eso de las ocho de la noche.
Un breve brindis en familia y una pequeña recepción los aguardaba al llegar a la casa.
Todos los empleados fueron invitados a estar con ellos; puesto que también formaban parte del círculo intimo de la familia Douglas.
Los novios luego del brindis se retiaron a descansar a su nuevo cuarto.
Albert contemplaba a Sophia y admiraba su belleza ya que por fin podría amarla sin tapujos.
-Ahora sí podemos amarnos todas las veces que deseemos amada mía.
-Sabe lo feliz que hoy soy, miiilooord.
-Si vas a empezar con esa palabrita; entonces prepárate para la guerra.
-Por qué miiilooord, qué va a hacerme?. Soy una dama sóla y desamparada.
-Sola nunca y desamparada menos porque hoy te has convertido en condesa y ese título no es gratis.
-Cómo que no y qué tengo que hacer entonces?
-Por ejemplo amarme eternamente; darme esos besos apasionados que a mi me gustan y dejar que yo te ame siempre que los dos lo deseemos.
-Mmmmmm! tengo que pensarlo.
-Pensarlo no! ven aquí que deseo acariciar tu cuerpo; besar esos esplendidos senos que Dios te ha dado y pasarme la tarde entera haciendote el amor.
-Que descarado miiilooord!
Y los dos se sumergieron en una danza de caricias y besos apasionados que duró hasta bastante tarde.
Harry tuvo que ir a avisarle al conde que algunos invitados comenzaban a llegar a la fiesta y ellos aún estaban haciendo el amor.
-Señor; sus invitados comienzan a llegar y se hace tarde.
Sophia se ruborizó de la verguenza que le dió de que aún no estaban listos, se les había pasado la tarde volando.

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ALBERT Y SOFHIA, UNA PAREJA DISPAREJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora