Luego de unos días de tanta felicidad para Sophia; llegó el gran día para las mellisas Douglas.
Las cien invitaciones para toda la nobleza londinense ya estaban entregadas y sólo quedaban los últimos preparativos para que todo saliese bien.
Ambos vestidos ya estaban en la casa y esperando a cada una de ellas, para ser exibidos en la boda.
Unos días antes Sophia acompañó a su madre a la modista para que le hagan varios vestidos elegantes para que los luzca en diferentes actos sociales.
Sophia tuvo que hacerse ya vestidos de embarazada porque los que había mandado a hacer cuando bajó de peso ya le apretaban y los que tenía de cuando era gordita no eran apropiados para una condesa.
Cada día que pasaba, Albert estaba más enamorado de su esposa y se lo demostraba a cada momento que podían estar a solas.
La noche antes de la boda de sus hermanas; mientras Sophia se estaba relajando en la tina; Albert le llevó un gran obsequio a su cuarto.
Cuando ella fué hacia su cama; vió la gran caja que estaba en el piso y de curiosa fué hacia ella; de repente la caja se movío y se pegó un gran susto y comenzó a gritar.
-Albert! Albert! esta caja que está en el piso se ha movido de su lugar y hace ruidos extraños- Sophia estaba asustada.
Albert entró de golpe en la habitación y la vió subida en la cama del susto que tenía.
-Qué pasa mi amor que estas gritando- Albert se hacía el que no entendía y disfrutaba verla tan asustada.
-Esa caja se mueve, ves y hace unos ruidos rarísimos.
-Y porque no averiguamos que hay dentro para sacarte la duda.- Animaba a Sophia a ir a abrir la caja.
-No ve tú; yo de aquí no me bajo y si es una rata asquerosa, no mejor me quedo sobre la cama y tú la abres.-Estaba realmente asustada.
-Bueno pero cierra los ojos cuando yo te diga, los abres- le ponía un poco de intriga, para que ella se sintiera más segura.
Se dirigió hacia la gran caja y de a poco la fué abriendo y de repente se escuchó un pequeño ladrido.
-Ya puedes abrir los ojos, mi condesa.- llevó al nuevo integrante de la familia al lado de Sophia.
El pequeño perrito le lamió la mano a Sophia y ella abrió sus ojos azules y una hermosa sonrisa iluminó su cara.
-Es hermoso, de donde salió esta cosita?-Sophia lo tomó en sus manos.
-Es mi regalo para nuestro hijo y para tí; que nunca tuviste un animal de mascota.-Albert le explicaba su regalo; era un cocker spaniel de color té con leche y blanco.
-Y Qué es; una perrita o un perrito.-Sophia quería saber el sexo del animal.
-Una perrita y está esperando que tú, le pongas nombre.-Albert le sonrió.
-A ver se va a llamar...-Sophia la miraba y una suabe brisa entró por la ventana y la pequeña perrita se acurrucó bajo su camisón- Brisa, se llamará Brisa.
-Entonces ese será su nombre y es muy bello.-De a poco Albert se acercó a su lado y la tomó en sus manos ya que era tan pequeñita que le cabía en su mano.
Esa noche la perrita durmió en la habitación de los condes.
A la mañana siguiente, Sophia bajó a desayunar y llevó a su nueva amiga con ella.
Helen ya había bajado a desayunar, vió a la perrita que llevaba Sophia y fué a tomarla en sus brazos.
-Sophy es hermosa; ayer Albert nos contó de tu regalo.
-Ustedes sabían de ella?-preguntó Sophia.
-Si, pero no la pudimos ver porque la trajo envuelta para tí- le explicaba Helen- y qué nombre le pusiste?
-Brisa; porque anoche entró una suave brisa por mi ventana y ella tuvo frio y se acurrucó entre mi camisón.-el nombre era el apropiado para ella le explicaba Sophia.
Poco a poco; toda la familia fue descubriendo, a la nueva integrante de la casa.
Todos querían jugar con Brisa y se peleaban por quien la tenía más tiempo.
La bella perrita fué creciendo día a día y cuando llegó el día de la boda, Sophia no sabía que hacercon ella; porque ese día la casa estaba llena de gente y estaba fastidiosa porque la tenían encerrada en su cuarto, para que no se perdiera.
Un empleado de su confianza era el encargado de sacarla al jardín trasero, para pasearla un rato.
La mañana del martes, amaneció lluviosa y por eso la boda tendría que ser adentro, y su ilución de bailar en el bello jardín, que Beatrice mandó a decorar con tantas bellas flores, quedó arruinada.
Irene estuvo arreglada primero; a ella la peinó Marly y Helen fué peinada por April.
Los dos carruajes para llevar a las novias y a la familia a la iglesia ya estaban listos en la entrada de la mansión.
Albert estaba muy nervioso esa mañana, pues tendría que llevar al altar; a sus dos hermanas, al mismo tiempo.
Y no sabía como hacer para no volverse loco.
-Quién habrá decidido que las bodas sean el mismo día; pregunto yo?- Refunfuñaba de sólo pensarlo.
-Hijo, calmate que ya pasaron 25 años de locura con tus hermanas en esta casa y como es costumbre este día no iba a ser la excepción.- Beatrice trataba de calmar a Albert.
-Ven esposo mío, vamos a tu despacho y te hago unos masajes así te relajas un poco.-Sophia tenía la intención de que se calmara un poco.
-Bueno vamos,porque hoy no pude ni darte un beso de buenos días porque ya no estabas a mi lado.-Albert parecía un niño caprichoso haciendole pucheros a su esposa.
Entraron al despacho y Albert trabó la puerta con llave.
-Porqué cierras con llave si ya nos vamos a la iglesia?- preguntó Sophia.
-Porque deseo estar, con mi bella esposa, un rato a solas y que nadie nos interrumpa.-Albert la comenzó a mirar como un gato enjaulado y sus ojos tenían una fuerte mirada de deseo.
-Miiilooord; no querrá que justo ahora tengamos un momento de pasión?-Sophia sabía muy bien cual era el punto devil de su esposo.
-Venga mi condesa, que aún tenemos tiempo para amarnos un rato en mi despacho.- de los ojos de Albert salían chispas de pasión.
Se amaron como nunca lo habían hecho antes y fué tan ardiente ese momento que quedaron exaustos.
-Y ahora qué hago, me has desarreglado todo el peinado que le llevó horas a Marly haciendome.
-Tú no puedes arreglartelo sóla?- le preguntó Albert.
Sophia lo miró y quería acogotarlo porque estaba muy desarreglada.
-Ahora vengo, esperame aquí un momento.- salió y volvió con su cuñada sin que nadie lo notase.
-Sophia! te has despeinado toda- lo miró al conde y le dijo -Y usted que desconsiderado que es conmigo, ahora tengo que peinarla otra vez a mi hermana.
-Bueno yo me retiro y voy a ver si las brujitas ya estan listas-Albert salió del despacho como si lo llevara el viento.
-Hombres, típico de ellos-Marly estaba enojada con su cuñado y por el espejo miraba a su hermana que no podía dejar de sonreir.
-Perdón hermanita pero hoy mi esposo estaba muy fogoso y no pude rehusarme a sus encantos- Sophia trataba de convencer a su hermana.
Albert, Irene y Helen partieron hacia la iglesia en un carruaje muy bellamente decorado y las demas integrantes de la casa fueron en otro carruaje más discreto.
La iglesia estaba adornada con flores silvestres y jazmines.
Todos los invitados estaban ya ubicados y los dos novios estaban muy bien vestidos para celebrar las dos bodas.
Albert entró a la iglesia del brazo de sus dos hermanas, una de cada lado; y en ese momento el Ave María comenzó a sonar, el coro de la iglesia, fué acompañado por un viejo clavicordio, y su interprete era una mujer de más de 100 años, que vió pasar muchisimas bodas por aquella iglesia.
El cura parroco auspició primero la boda de Irene y August, se dijeron los votos y como ella era muy sentimental se pasó llorando toda la boda de lo emocionada que estaba.
Por último se casaron Helen y Jeremy.
Las dos flamantes parejas saludaron en el atrio y luego de un rato toda la familia fue a almorzar a la mansión y cuando salieron de la iglesia ya el cielo estaba despejado.
La gran fiesta se celebró por la noche y luego de cenar y bailar; los invitados se fueron retirando de a poco.
Irene y August se fueron de luna de miel a Jersey; porque al ser el médico del pueblo tuvo que volver a su consulta y a su vida rutinaria; pero ahora ya no estaría más sólo, porque su flamante esposa lo acompañaría de ahora en adelante.
Helen y Jeremy en cambio se fueron una semana después a su luna de miel.
Irían a recorrer todas las propiedades del marquesado y luego se harían una escapada a la playa para estar a solas; ya que en la mansión, también vivian los hermanos de Jeremy.No olviden votar y comentar.
Gracias.
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ALBERT Y SOFHIA, UNA PAREJA DISPAREJA
Historische RomaneEra el año 1815, cuando Albert Douglas se convirtió en conde de Jersey. Su primer ácto público, como conde, fue asistir a la fiesta de cumpleños de lady Sophia Miller, ya que sería en la mansión de campo de Enzo Miller. Albert era un hombre bajo de...