Los días pasaron y la familia completa recuperó la felicidad.
Los niños jugaban todo el día con Albert; las salidas a cabalgar se tornaron una bella costumbre, ya que en ese paseo almorzaban sobre la hierba fresca y la relación de ellos comenzaba a tomar un rumbo muy placentero.
Mientras los niños dormían su siesta diaria , Albert aprovechaba para ir a caminar con Sophia por el sendero de álamos y sus platicas se fueron tornando cada vez más subidas de tono.
Una tarde dió ordenes de que preparasen una cena especial para ella y para él en el salón azul.
Mientras almorzaban todos juntos, Sharon los miró y les dijo que los amaba y que era feliz de estar con papito y mamita juntos.
Sophia sintió caer unas lágrimas de felicidad por sus mejillas y Albert se levantó y fué a abrazar a sus dos hijos y les dijo....
-Nunca más vamos a separarnos hija, tu madre y yo estamos cada día más unidos y todo nuestro amor es para ustedes.
-A ver mis amores, papi y mami nunca los van a abandonar, siempre seremos una hermosa familia los cuatro juntos.
-Estas hablando en serio Sophy, ya somos una famila los cuatro, podemos volver a ser marido y mujer de nuevo?
-Puede ser, has hecho méritos para ganarte mi confianza de nuevo, no lo arruines.
-No, no, No lo haré!, ahora se que pude perderlo todo y sufrí mucho, mejor dicho sufrimos todos por mi estupidez; gracias por confiar en mi, amor mío.
-Bueno ahora a dormir una siesta mis amores, que luego iremos a recolectar fresas para la tarta de esta noche que tanto les gusta.
-Si mamita,- dijo Alex-.
-Dejame que los llevo yo, y les leo un cuento y así tu descansas un rato y luego vuelvo y tomamos un rico café juntos-Albert amaba dormir a sus hijos.
-Genial idea, así leo un rato que hace mucho que no tengo tiempo libre par mí sola.
La tarde pasó rápido y como Albert no regresaba, Sophia fue a ver que pasaba.
Y al entrar a la habitación de los niños no encontró a nadie, buscó en su habitación y tampoco los encontró y fué a buscarlos al cuarto de él y se llevó la sorpresa más hermosa de su vida; estaban los tres dormidos y abrazados en su cama.
Sophia se sentía orgullosa del hombre que tenía frente a sus ojos.
Los arropó y salió sigilosamente para no despertarlos.
En ese momento supo que ya lo había perdonado.
Fué a su habitación y descansó tranquila.
Se despertó muy sudorosa y al recordar el sueño, se sonrojó al saber lo mucho que lo deseaba a su pequeño conde.
Golpearon su puerta y era la doncella avisandole que la cena sería servida en el salón azul y que sólo ella y el conde cenarían.
Sophia se sintió entusiasmada y fué a ver su guardarropas para elegir un bello vestido.
-Milady que le parece este blanco, que nunca se lo ha puesto y para esta noche creo que el conde tiene algo especial para usted.
-Tú crées?
-Si claro, si la ama tanto, se le nota en cada mirada; usted no se da cuenta, pero él la mira con ojos de borrego cuando estan juntos.
-Estas segura Paula, que aún me ama como antes?
-Señora si el conde no estuviera enamorado de usted; no estaría aquí con ustedes.
-Tienes razón y si traeme el vestido blanco el escotado que esta noche lo perdonaré definitivamente.
-Que alegría condesa, por fin la familia unida.
Sophia se preparó muy ansiosa por lo que pasaría en la noche luego de la cena.
Albert se dió un buen baño, se afeitó y se puso su mejor traje.
La sonrisa que se vió al espejo lo sorprendió ya que estaba muy feliz porque esa noche se reconciliaría con Sophia.
Golpearon la puerta de la habitación de Albert y el mayordomo le comunicó que su hermana Hellen y su esposo habían llegado a la mansión.
-Justo hoy se les ocurrió aparecer por aquí; que me reconciliaré definitivamente con Sophia- sentía una decepción que se le notaba en su rostro.
-Qué hago señor, los hago pasar o les digo que se vayan?
-No! nada de eso haz que se acomoden en sus habitaciones y en un rato bajo a recibirlos.
- Si señor; le aviso a la condesa?
-No yo le aviso, gracias. -Albert se cambió el traje y fué a hablar con su esposa.
-Permiso Sophy -su cara se iluminó al verla tan hermosa- Que hermosa estas y te comunico que tendremos que suspender nuestra cena amorosa porque vinieron mi hermana Helen y su esposo.
-Justo hoy vinieron? -Sophia estaba desilusionada.
-No te preocupes que cuando se vayan podremos tener nuestra cena de amor.-Él trataba de alentarla.
-Tanto trabajo en prepararme para tí y darte una sorpresa y zaz llegan ellos y se suspende nuestra reconciliación
-No te preocupes que mis ojos han captado lo bella que eres desde que te conocí y te amo hermosa o con sólo tu camisón o mejor dicho si es sin el camisón mejor.
-Albert no seas atrevido, que aún no te he perdonado.
-No importa y ven que te deseo demaciado para esperar varios días.
-No, no, no, no!!! aún tendrás que esperar hasta que tengamos esa cena romántica para volver a ser pareja.
-Ufa!, no es justo; yo estaba preparado para amarte hoy mismo.
-Pareces un niño berrinchudo con esa actitud -ella lo miraba y deseaba amarlo ya mismo, pero así eran la normas de la sociedad.
-Puedo darte un beso?
-Si, en la mejilla solamente; ya sabes las apariencias ante todo.
-Bueno -se le acercó y la besó desaforadamente.
-Albert! ,qué haces? -ya estaba enojada.
-Nada, besé a mi esposa como nunca la había besado antes y creo que a tí también te ha gustado, porque acompañaste mi beso.
-Si pero aún no era el momento para este beso.
-Creo que tendría que habertelo dado hace rato así no perdíamos tanto tiempo y prepárate que esta noche dormiremos juntos sí o sí.
-Nada de eso, un beso es sólo un beso. -Sophia trataba de zafar.
-Ahora bajemos que nos esperan y recuerda esta noche volveremos a ser marido y mujer.
-Veremos, veremos. -Sophia lo desafiaba y sonreía.Hola espero que les haya agradado este capítulo y me den su comentario y lo voten.
ESTÁS LEYENDO
ALBERT Y SOFHIA, UNA PAREJA DISPAREJA
Historical FictionEra el año 1815, cuando Albert Douglas se convirtió en conde de Jersey. Su primer ácto público, como conde, fue asistir a la fiesta de cumpleños de lady Sophia Miller, ya que sería en la mansión de campo de Enzo Miller. Albert era un hombre bajo de...