17- "Sólo un susto"

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Al llegar, Albert mandó llamar al médico para que revise a Sophia.
En la casa, los empleados prepararon todo como Albert había ordenado y su habitación era solamente para guardar ropa, desde ese día.
Sophia fué directo a la habitación con Marly para que la ayude con el baño.
Y algo terrible pasó derrepente. Y Marly salió corriendo llamando al conde.
-Señor, venga por favor que la señora esta mal.
Albert salió desesperado del despacho y subió como loco las escaleras.
-Qué pasó?
-La señora se desmayó y está manchada de sangre.
-Llama urgente a Harry y que salga a buscar al médico yá!
Albert levantó a Sophia del suelo y la recostó y le sacó el camison manchado y le puso otro limpio.
Él estaba muy asustado por su esposa y su hijo.
Luego de un rato regresó Harry con el doctor.
-Permiso señor; aquí está el doctor- dijo Harry y lo hizo pasar.
-Buenas noches; soy el doctor Henry Cassall.
-Pero si nuestro médico es Lord Monrow.
-Yo estoy reemplazandolo por un tiempo ya que se fracturó una pierna y no puede ir de un lado a otro.
Qué le pasa a la condesa?
-Mi esposa está embarazada y vinimos de viaje y en estos tres días estuvo muy descompuesta y hoy cuando llegamos se desmayó y tenía sangre en el camisón.
-Dejeme revisarla y si es tan amable dejeme sólo con ella.
-Quédate tú Marly por si el doctor necesita ayuda.
-Si señor, no se preocupe.
Albert salió al pasillo y no paraba de ir y venir; hasta que lo llamó el doctor.
-Venga pase, que ya su esposa se recuperó y le cuento bien.
-Hola preciosa, cómo te sientes?
-Bien un poco aturdida.
-Su esposa tuvo una pequeña perdida que a veces es normal en los embarazos; pero por precaución debe hacer reposo duante unos días y si en este lapso todo va bien ya puede levantarse y caminar un poco, pero despacio y sin hacer esfuerzos porque esto puede ser una señal que su embarazo sea complicado y riezgoso.
Que coma liviano y poco pero más seguido así no se debilita y que no esté sola por si se marea y que si tiene que ir al baño siempre acompañada.
Los malestares del estómago van a seguir así que aquí le dejo unas gotitas que diluiran en agua y se lo dan antes de cada comida y a no asustarse que solo es un embarazo y si todo va bien ella se repondrá y su hijo nacerá en unos meses y cambie esa cara hombre que su esposa está bien.
Mañana vuelvo a revisarla ; y si pasa algo me llaman urgente.
-Gracias doctor; mi esposo está en shock todavía.
Albert acompañó al doctor y dió ordenes de que estén atentos, por si hay que salir en busca del médico por si la condesa enferma de nuevo.
Pasaron los días y la salud de Sophia fué mejorando.
Luego de dos semanas de reposo y cuidados el doctor le dió el alta.
-Milady ya puede levantarse y hacer vida normal pero con tranquilidad.
-Doctor podemos tener intimidad con mi esposo?
-Si pero suaves y si ustedes son una pareja fogosa, hagale usted cosas a él, así no involucran al embarazo y se malogra.
Me ha copmprendido milady.
-Sí! Ya le entendí y gracias doctor por cuidarme durante estas semanas.
-No se preocupe milady y recuerde serenidad y cualquier cosa que suceda me vuelven a llamar.
-Sólo digame una cosa doctor ¿cómo puedo encender a mi marido en este estado sino podemos tener tanta intimidad?
-Que pregunta tan acalorada pero le explicaré sin que se rubirice tanto.
Usted tiene un camison provocativo.?
-Sí mi suegra me regaló varios.
-Bueno pongase uno y provóquelo con gestos y movimientos de su cuerpo y si no quiere tener intimidad hoy usted puede tocarlo, acariciarlo para que él sí pueda disfrutar plenamente.
A veces haciendo eso y más aún si lo hace la propia esposa para un hombre es más exitante que si lo hace una cortesana.
-Doctor! Así lo hare; gracias por darme esos consejos.
-Lo hago sólo porque su salud está primero y usted debe cuidarse; pero no debe descuidarlo porque estan recién casados y las tentaciones son muchas.
-Gracias.
-Me retiro y cuidado.
El doctor salió del cuarto de Sophia y Albert lo esperaba en su despacho.
Albert habló a solas con el médico en su despacho y le hizo algunas preguntas.
-Doctor ahora que estamos sólos dígame la verdad sobre la salud de mi esposa y mi hijo.
-Su esposa ya está bien y su embarazo sigue adelante normalmente; sólo hay que tener cuidado con sus encuentros íntimos; con cuidado y tranquilos, nada de cosas raras ¡por favor!; que la condesa necesita estar tranquila y si desea que su hijo nazca sano, deben ser encuentros serenos y sin tanto poder; me comprende milord.
-Si, si ya le he endido.
Hoy podemos hacerlo porque estamos de luna de miel y sólo en nuestra noche de bodas pudimos concretar nuestro matrimonio porque después, ella ya se sintió mal.
-Si hoy pueden pero suave.
-Gracias doctor me ha hecho muy feliz con saber que mis principales tesoros ya estan bien y que mi hijo sigue creciendo dentro de su madre.
Venga que lo acompaño hasta la puerta.
-Cualquier cosita me llaman a cualquier hora.
Al salir al jardín vió las rosas y cortó una para su amada; subió y entró al cuarto sin hacer ruído.
-Amada mía, te traje un regalo- le entregó la rosa y observó la expresión de Sophia.
-Es una rosa del jardín y tiene gotitas de rocío- Sophia la olió y se pasó la rosa por su boca.
-No hagas eso, que me vuelve loco verte acariciarte así.
-Cómo así.- Sophia redoblo la apuesta y se pasó la rosa por sus senos y por su entrepierna.
Albert la miraba como un lobo enjaulado y parecía que sus ojos se le salían de lugar de lo exitado que estaba.
-Eres una condesa bastante atrevida, pareces una cortesana con esos gestos tan osados para este pobre mortal.
-Así que cortesana eh! Si quieres me convierto en una sólo para tí.
Albert desconocía a la mujer que estaba delante suyo; pero le gustaba esa actitud de Sophia.
-Si vamos a jugar a ese jueguito entonces debemos ambientar todo esto.- y comenzó a mover algunas cosas y puso un pañuelo sobre la lámpara para que la luz sea más ténue.
-Aha! Así que de esta forma es el cuarto de una prostituta!
Albert no sabía que decir.
- Bueno como todo hombre; alguna vez tuve necesidades.
-Yo no te estoy recriminando nada; espérame un poquito que ya vuelvo.- se fué detrás del biombo y se puso ese negligee que le regaló Beatrice tan atrevido.
-Cierra los ojos que me da mucha verguenza.
Albert espiaba para ver que pasaba.
Ella salió con un negligee negro de gasa y bordado con diminutas piedresillas negras y plateadas; por entre la tela se podía ver su cuerpo casi desnudo; se soltó su cabello para parecer más sensual ya que a él, lo volvía loco verla con el cabello suelto.
Sophia se paró en el borde de la puerta y le habló muy sensual.
-Ya puede abrir sus ojos miiilooord- tenía la rosa en su mano y la subía y la bajaba por su cuerpo; hacía un poco de frío esa noche y sus senos estaban turgentes y sus pezones bien duros que sobresalían por debajo del negligee.
-Esta no eres tú mi condesa; se apoderó de tí una diosa del olimpo que me vuelve loco.
-Y cómo le gusto más miiilooord? Así de osada o calladita en la cama.
-Siempre asiii, te deseo mi condesa cortesana; si siempre vamos a jugar así; nunca faltaré a nuestra cama.
-Cómo, ya piensas abandonarme tan pronto?
-No, eso nunca y ven que deseo amarte ya mismo.
-Shhh! ahora voy a amarte a mi manera y espero que cuando termine desees amarme más aún. Cierra tus ojos y disfruta.- le tapó ĺos ojos con una chalina para que no vea y goce con su cuerpo.
Sophia se le sentó encima de sus piernas a horcajadas y le agarró sus lóbulos y comenzó a acariciarlo con fervor; le susurraba al oído palabras indecorosas que a él lo exitaban más.
Sus labios acariciaban la piel de su cuello y su lengua dibujaba pequeños circulos que de la boca de Albert salían pequeños gemidos de satisfacción y él quería tocarla, pero ella lo sostenía con su mano.
Su mano fué bajando y comenzó a sacarle su camisa y sus manos tocaban el pecho de él; ella misma se exitó al tocarlo.
Tenía el cuerpo bien torneado, sus musculos estaban bañados en transpiración de lo exitado que se sentía al tenerla así sobre su intimidad y moviendose así.
Ella no sabía lo que estaba haciendo con tanto roce entre sus piernas.
-Se siente bien miiilooord, o deséa que pare?
-No, no, no, no, sigue, sigue que me encanta.
-Su mano desendió hasta su entrepierna y desabotonó su pantalon e introdujo su pequeña mano traviesa.
Albert respiró hondo y exaló al sentir la yema de sus dedos tocandolo.
Ella lo miraba y sonreía con su expresión endiablada.
-Lo sientes miiilooord?
-Si lo siento..., sddss... -Albert inspiraba muy exitado- no sabes lo que estas haciendome, me estas volviendo loco de placer.
-Deseas que siga o me detengo?
-Si sigue, sigue esta vez terminalo por favor.
Sophia subía y bajaba su bálano enarbolado hasta que sus manos quedaron mojadas y supo que él había alcanzado el extasis total.
Se acercó a su oído y le dijo
-te gustó miiilooord?
Albert respiraba con dificultad después de semejante danza de sus manos.
-Es la primera vez que sentí tanto placer al disfrutar esto tienes unas manos de oro; pareces una experta en el arte del amor.
Sophia estaba más exitada que él y deseaba tenerlo dentro suyo.
Albert se sacó el pañuelo de los ojos y la miró profundamente.
-Te sentiste asqueada al tocarme así.
-Asqueada? nunca! te deseo dentro mío ya mismo!.
Y esas palabras bastaron para que Albert le dijera que deseaba hacerlo pero no podía por lo que había pasado con ella y tenía miedo de lastimarla.
-Amor hoy creo que es suficiente, porque no quiero lastimarte con lo exitado que me pusiste.
-Ya me había olvidado de eso y hasta cuando tendré que esperar sin tenerte dentro de mí.
-No sé pero vayamos despacio que la que se puede lastimar aquí eres tú y mi hijo sufrir las consecuencias.
Sophia supo entonces que debían terminar ahí esa noche apasionada.

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ALBERT Y SOFHIA, UNA PAREJA DISPAREJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora