Extra 5

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[Mismo aviso que los extras anteriores]

Francia-París (catorce años)

Entrar en esa etapa de la vida era estresante. Tus hormonas empezaban a volar por el aire, haciéndote pensar cosas estupidas y de paso, hacerlas. Te cruzabas a una persona hermosa e instantáneamente sentías un sentimiento hacia ella. O solo pensabas en salir a bailar con tus amigos y hacer cosas alocadas.

Hasta sentir algo por tu mejor amigo.

Ese era el caso de William.

Antes pensaba que era una pequeña admiración que tenía hacia el joven de cabellos oscuros. Con su enorme sonrisa, sus ojos claros y su bien vestir.

Pero a medida que él iba creciendo la cosa empeoraba. ¿Era normal sentirse celoso cuando tu amigo de toda la infancia le hablaba alguna chica? Will no lo sabía, y tampoco quería saberlo. El tan solo hecho de la posibilidad de que sea lo que él pensaba le aterraba. ¡No podía! Nico era su mejor amigo, mejor dicho, su ÚNICO amigo. No quería arruinar esa relación que ha durado casi diez años. Quería dejar de pensar en él, fijarse en otra persona. ¡Maldicion! ¡No podía! Cada vez que le preguntaban qué tipo de chica era su tipo en el trabajo, aparecía la figura de Agreste en su mente. ¡Era una maldita plaga! Se daba pena, pena por ser tan débil y sentir algo por su amigo. Es que, de todos los chicos existentes en París ¿Tuvo que enamorarse de él?

Estaba más que claro que a Nico le gustaban las mujeres. Siempre que pasaba alguna belleza francesa él la notaba y decía que le gustaba como lucia. Eso oprimía siempre el corazón de Will.

-TE ODIO-gritó mientras estaban boca arriba en su insignificante cama, tapándose con una almohada el rostro para que su familia no me escuchara, aunque dudaba que estuvieran ahí.

Will quería llorar. Nico en estos instantes tenía una cita con una hermosa chica de la India. Ella era hermosa, no le sorprendía que la invitara a salir y que terminen siendo pareja. Lo suyo era imposible, y él lo sabía.

Ellos nunca estarían juntos. Will lo tenía muy en claro.

-¿Ahora tendré que verte todos los días junto a ella?-susurró en un hilo de voz. Se tumbó de costado, viendo el resto de su pequeña habitación oscura. Odiaba que el sol entrara por los huecos de la ventana, por lo que había colgado una tela negra para evitar todo rayo. Quedó viendo la puerta blanca, con esperanzas de que la persona que el gustaba pasara por ahí, se le declarara y le abrazara. Si, eso necesitaba, un abrazo. Uno de esos estupidos abrazos que le daba aquel optimista-Seguro debe de estar dándole uno a ella...

Resignado, su enrollo con su manta negra, protegiéndose de todo. Cerró los ojos y tomó aire. Debía de aceptarlo, ahora nada sería como antes. Nico empezaría a tener citas con chicas mientras él trataba de olvidarle, su amigo tendrá novia y en un futuro se casará ¿Y él? Seguro terminara siendo el tío solterón de los hijos que vaya a tener. Tendría que ser Anthony, pero como la octava maravilla del mundo encontró a alguien que lo soporta y que no trata de lanzarlo desde el Empire State.

-WILLIAM-escuchó los chillidos de su asquerosa media hermana. Se puso los auriculares para hacerse el que no la escuchaba, no quería verla. Trató de tranquilizarse, las peleas en esa casa eran las peores. Si llegaba a insultar seguro se ganaría otra bofetada. Su rostro ya casi no las sentía, luego de tantas veces, ya les daba la bienvenida. Abrió los ojos cuando se escuchó un portazo-¡Te estoy llamando!-se acercó como una fiera hacia él.

-No te había escuchado, estoy con la música.

-No me importa. Necesito que vayas a comprar la comida.

-Puedes ir tú, eres la mayor-su hermana frunció el entre cejo.

-Estaré ocupada mientras tanto.

Miraculous... ¡Lordbug!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora