Olímpicos.

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Nico estaba conmocionado, aturdido por la sorpresa, parecía que estaba viendo todo a través de una pantalla de agua, imágenes borrosas y un latido constante en sus oídos, pero una emoción emergían desde el fondo, una emoción blanca y solida que eclipsaba a las demás: alivio.

Casi se oyó a si mismo suspirar cuando Hades dejo inconsciente a Perséfone, sin embargo su posición aun era riesgosa, Hades podría estar poniéndolo a prueba o feliz de verlo o simplemente preparando la muerte mas dolorosa para su propio hijo. Así era el señor de los muertos, impredecible y volátil.

-Padre... ¿lo sabias?

-No soy un maldito estúpido, claro que lo sabía... ¿Puede alguien engañarme a mi? He visto espíritus astutos que engañan mejor, he sido testigo de las mas descabelladas mentiras que dicen los mortales para volver a vivir, estuve ahí observe la locura, la confusión puedo desarmar a el mejor maestro de la mentira... Ella simplemente no podría engañarme, no dos veces por lo menos.

-¿Como...?

-Desde hace mucho, mucho tiempo lo sospechó pero el cariño que a pesar de todo seguía sintiendo por ella nublaba mi juicio. Luego es culpa de Perséfone ese "error" que me costo mis dominios, ella escapa pero parecía mas como si estuviera huyendo, trate de contactarla pero ponía siempre objeciones, hay además otras cosas que me estaban convenciendo de que Perséfone estaba en mi contra pero la verdad, la absoluta certeza la tuve gracias a ti.

-¿Como?

-Solo tuviste que venir, tienes sangre fresca en tu camisa, los ojos hinchados porque has llorado recientemente, además una fuerte aura de muerte y dolor esta alrededor de ti, es justo como estabas cuando Bianca... Bueno no fue difícil hacer que todas las piezas encajaran. Ella te estaba obligando. ¿Y porque obligarte si dice la verdad?

Nico estaba un poco impresionado, la mayoría de las veces pensaba sobre su padre como aquel huraño ser distante que estaba todo el día con el trasero unido al trono.

-Pense que tu no pensabas -a Nico se le escapo, cuando vio la cara de furia de Hades se arrepintió pero era ya muy tarde.

-¿Como no voy a pensar? Todo el tiempo mantengo el control del inframundo, ¡Por el estigio!.

-Perdón.

Nico ahora están un poco incomodo no le gusta hablar con Hades.

-¿Y ahora que harás con Perséfone?

-Necesito hablar con Demeter, ella sabrá que hacer.

-¿Y si los olímpicos no te creen?

-Entonces las fuerzas de Urano les patearan el trasero. Será un caos. El fin. El final del final... La conclusión de esta era... El crepúsculo de...

-Ya vale, ya entendí.

-Nunca pensé que esto pasaría, Perséfone siempre fue...

-¿Linda? ¿delicada? Nada mas engañoso que la apariencia.

-Nada más engañoso. Nico...

-¿Qué?

-Ve con el.
Quizá haya esperanza.

Un balde de agua fría, una sensación de libertad, un nudo en la garganta, recuerdos sobre recuerdos, burlas, lágrimas silenciosas, aquella vieja canción, Italia, un terror agudo, todo eso se acumulo de golpe en la cabeza de Nico.

Pero además se quito un gran peso que no sabia que tenia.
Se sintió curioso... Pero correcto.

No pudo decir nada, solo se dio la vuelta.

Canción Para Fantasmas. (Solangelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora