Despertar.

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Nico estaba huyendo.
Necesitaba respirar, alejarse. Solo quería huir. No tener que enfrentarse con eso.

Así se veía siempre en esa pesadilla en particular. Huyendo.

¿Pero de que huía?

Jamas alcanzaba a entenderlo. Se despertaba siempre entonces, con la respiración acelerada y paralizado del miedo. Sintiéndose pequeño. Y queriendo desaparecer.

La sensación de querer huir nunca se iba del todo después de eso.

Pero esta vez cuando despertó se sintió aliviado y con un nudo en la garganta al entender que estaba vivo.

Seguía vivo, se toco el pecho y su corazón seguía latiendo, no era un espectro de esos que siempre veía en el inframundo con la mirada vacía y desorientados de la desesperación.

Se sentía terriblemente mareado, le dolía la espalda la cabeza y todo el cuerpo en general, pero por lo menos no era ese terrible fantasma que pensó entre sueños que sería.

Soltó una profunda respiración aun conmocionado por lo que había intentado hacer.

El nudo seguía en su garganta.

Estaba en la enfermería del campamento mestizo, el olor a antisépticos y la suave luz de la mañana lo calmaron un poco.

Por la enorme ventana veía a lo lejos los campos de fresas y a unos campistas practicando con la espada y a el sol que se asomaba por la colina y que por una vez no lo molesto.

Encontró a el sol bello y tranquilizante.

Y luego entro Will Solace.

Su cara era una tempestad de emociones cuando vio que había despertado.

Era un poema.

–Nico...

Atino a decir pero las palabras se le atoraron, parecía profundamente afectado, y como reteniendo sus emociones en un lugar llamado nada.

–Will, hola ¿Como va todo?

Le dolía la garganta al hablar y su voz sonaba terriblemente ronca. Pero no podía evitar meterse con el.

–¿Que tártaros esta mal contigo?

Ahora si que estaba rabioso. De todas las emociones que tenia a su merced Will había escogido esa.

–Calmate por los dioses, ¿Que demonios te pasa?.

–¿Que me pasa? Pues nada, que creía que eramos amigos y me eh desvívido dos semanas día y noche, sin apartarme ni un maldito momento de tu camilla esperando que dieras alguna señal de vida y cuidándote aun cuando todo el mundo insistía en que si ibas a mejorar mejorarias solo y que no era necesario que yo...

De la emoción estaba completamente ruborizado y se le corto la voz.

–Will... Yo...

–Cierra la boca. Eso no es todo, ¿Por que lo hiciste? Tienes suerte de no estar muerto, fui muy claro cuando dije que un viaje sombra te podía matar... ¡Maldita sea chico! Llegue a creer que jamas abrirás los ojos. Y a ti te importa un bledo.

La estática en los oídos de Nico aumentaba conforme a que las palabras salían de la boca de Will.  Pero no dijo nada.

¿Como decir algo después de...eso?

–Lo siento.

–Ya. ¿Sabes? no me importa.

Y se fue rápidamente como temiendo hacer otra cosa. Como Nico se iba cada que intentaba huir.
....

A medio día regreso. Un poco mas calmado y con los músculos relajados. La mirada serena y esa armonía en su espíritu.

Regreso el Will calmado y atento que Nico conocia.

–Necesito que te que te recuestes boca arriba.

Su voz carente de emociones y plana.

Nico obedeció.

No tenía fuerzas para hacer lo contrario o para reaccionar de forma absurda.

Sintió el aire frío recorre su columna. Y se tenso hasta los campos de castigo cuando Will puso sus manos en su espalda.

Le quito lentamente los vendajes usados.

Le aplicó el ungüento mágico en las profundas heridas y volvió a vendarlo con lentitud y absoluta delicadeza.

Nico no quería ni pensar en ello, pero estaba terriblemente nervioso por el tacto de Will, aunque su trabajo fuera meramente profesional y su tacto impersonal.

Logró apartar eso de su mente.

Will le agradaba pero hasta ahí.

Nico nunca pensaría en el como algo mas que un sobre protector amigo.
Aunque quizá después de esa mañana Will ya no quisiera ser su amigo.

–Se que ya lo dije pero lo siento. No pensé que algo así importara tanto.

Una mueca cruzo la cara de Will.

–Dejalo Nico. No importa. No importa en absoluto.

Se dio la vuelta y se dispuso a marcharse.

Pero luego se detuvo en seco y con la voz afectada dijo:

–No. Sabes que, si importa. La vida de una persona importa mucho... Se todo ese rollo de ser hijo del dios de la muerte y todo eso. Pero, Nico, debes entender que la vida es valiosa. La tuya también. Lo. Es. Mucho. No puedo obligarte a nada sobre todo ahora que se que hechas mis consejos en balde, pero por favor no lo vuelvas a hacer, o si no yo mismo me encargare de rematare.

–Will espera... ¿Cuando podre irme...?

–En cuanto puedas estar de pie sin tambalearte. Y puedas sostener tu espada sin caerte de culo.

Para eso Nico calculo que haría falta un largo tiempo en la enfermería.

Mucho tiempo con esos ojos azules reprochándole y mirándole furtivamente.

Su estómago estaba hecho un manojo de nervios.










Canción Para Fantasmas. (Solangelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora