Capítulo 15 - Huida

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Un montón de cosas pasaban por mi mente, no me dejaba pensar con claridad, mis piernas están horriblemente dañadas, por suerte no me duelen así que puedo Caminar, pero eso no era lo importante, lo importante ahora es como saldré de aquí sin que me atrapen, ahora las enfermeras que vienen a darme la comida o saber si quiero algo, vienen acompañadas de un guardia o dos, tengo que pensar muy bien como haré esto.

Era de noche, tercera noche en este hospital y espero no estar mañana aquí, estaba pensando en qué haría, como escaparía, hasta que un nombre llegó a mi mente.

_Zalgo_, él... ¿Podría ayudarme?

Pensé.

Pero como lo llamaría, como haría para que estuviese aquí conmigo, las veces que lo e visto a sido en sueños, pero ahora no puedo dormirme, puedo fallar o puede que me de uno de esos ataques raros y los médicos vengan y me lleven a quién sabe donde para intentar calmarme.

Me puse frente a la ventana a pensar en algo rápido y ver por donde podría escapar.

—Enfermera... Podría venir porfavor...

Dije con un tono de tranquilidad.

La enfermera entro con un guardia a sus espaldas protegiéndola.

+¿Que pasa?

-Me duele mucho la cabeza

Ella puso su mano en mi frente para ver si tenia fiebre.

+Mmm no tienes fiebre, quizás solo necesitas descansar.

-Vale, gracias...

Ella asintió y se dio media vuelta, le di una patada en a espalda, esto hizo que ella callera de golpe al suelo, dejándola inconsciente, eso me alivió.

Él guardia iba a retenerme, pero me agache y en un movimiento rápido le quite su arma apuntándole.

+Vamos, entregame eso...

Dijo extendiendo su mano para que le entregara su arma.

Seguía apuntándole, era mi oportunidad.

-Zalgo...Zalgo porfavor, ayudame...

Él guardia me observó confundido, iba a enviar un mensaje para pedir ayuda, sin dudarlo, le dispare en su pierna derecha, extrañaba esto... Él guardia calló en él suelo por la herida y él dolor, la enfermera comenzó a moverse y hacer unos gemidos por él dolor, poniendo una de sus manos en su nuca presionando él lugar donde la había golpeado anteriormente.

Se escuchaban pasos fuera.

_Él disparo_
Pense.

Me comenzó a doler mucho la cabeza, puse mis manos en esta por él dolor, sentia un fuerte sonido que retumbaba en mi cabeza, el liquido oscuro volvía a salir de mis ojos.

+Zalgo...

Dije en un susurro para luego sonreír, él guardia intentaba ocultar a la enfermera, escuchaba como forsejeaban la puerta para poder entrar.

Comencé a reír como una loca, una risa psicópata salia de mi boca, haciendo que tanto la enfermera como él guardia me mirasen con horror y miedo... Mucho miedo, eso me gusta mucho, él miedo, la desesperación, todos esos sentimientos de mis víctimas.

Me encantaba.

Había un gran espejo a mi lado derecho, por ahí es donde me observan, apunte con él arma al espejo y con una gran sonrisa, apreté él gatillo dos veces haciendo que él espejo se hiciera trizas y la otra bala terminase en la cabeza de un doctor. Él doctor que siempre me cuidaba, él que esta desde que me internaron en este lugar, estaba aterrorizado, paralizado y muy sorprendido, le entregue una siniestra sonrisa.

Dirigí mi vista al guardia y la enfermera que tenia en frente, a ambos les dispare en la cabeza, cuando iba a disparar otra vez, me di cuenta de que ya no tenia mas balas, escuche las sirenas de las patrullas policiales, esta noche quitare mis ganas de asesinar, por fin podre volver a sentir el miedo de mis víctimas.

Tire él arma a un lado y me acerque corriendo al doctor atravesando su pecho con mi mano, mi fuerza había vuelto, muchas muchas gracias Zalgo.

Él doctor me miro con dolor y tristeza, saque mi mano dejándolo caer, quedo agonizando en él piso.

-Gracias por todo...

Dije un poco apenada saliendo de la habitación.

Me dirigí a la salida, extrañamente no había nadie en los pasillos, supongo los escondieron por él ruido de las balas.

Al estar en la entrada, pude ver lo que al parecer eran luces,  habían dos o tres patrullas esperando, cuando me vieron, todos me apuntaron con sus armas, como sabían que era yo...

Comenzaron a disparar, las balas atravesaban mi cuerpo pero no me hacían daño alguno, solo seguía caminando hasia ellos, elevé mi mano haciendo que las balas que me habían tirado y habían caído se levantasen, apunté a los policías con mis manos simulando un arma con mis manos.

-¡Bang!

Las balas se dirigieron a ellos, matando a cada uno de ellos, todos tirados en él suelo totalmente muertos, era una lastima, me hubiera gustado jugar un poco mas con ellos, bueno, al menos creo que no volveré a este lugar definitivamente.

Comencé a caminar por las calles de la ciudad como si nada hubiera pasado, no había nadie en las calles, era de madrugada, no había mas que algunos ebrios o drogadictos.

Sin darme cuenta ya estaba frente a mi casa, estaba igual que cuando me llevaron al hospital, me acerque a la puerta para abrirla, cuando la abrí, estaba todo tal cual lo había dejado o al memos como lo habían dejado esas personas.

Entre y cerré la puerta, fui al baño y me puse frente al espejo, mis ojos totalmente negros, de ellos caia un líquido oscuro que suponia era sangre, de mi boca igualmente salia esta sangre.

Pude divisar una sombra a mis espaldas.

+Zalgo.

La sobra se acerco a mi y posó sus "manos" en mis hombros, cuando hizo esto supe que era él.

-Padre...

Una sonrisa se formo en mis labios, me alegraba mucho verlo.

+Marie, estas bien

-Gracias a ti.

No dejaba de mirar él espejo, si me daba la vuelta no podría verlo.

+Solo hice presencia, no hice nada

Estaba sorprendida, era imposible que yo hiciera algo así por mi cuenta... Aun que debo admitir que mi mente ya estaba corrompida por las muertes y por mi padre, pero aun así lo de las balas, no pude hacerlo sola.

+Pequeña, tu hiciste todo.

-Nunca pensé... Que podría hacer algo así...

+Eres mi hija, puedes hacer lo que se te plasca, como lo de las balas, pides hacer lo que quieras, solo tienes que aprender a controlar tus poderes.

-Poderes...

Me quede pensativa por un momento, lamentablemente él sonido de la puerta me distrajo.

+Me tengo que ir.

-No, no te vayas por favor...

+Nunca me alejo, te cuido desde las sombras, tranquila.

-Esta bien... Hasta pronto, padre~

+Hasta pronto, pequeña.

Me despegue del espejo y me di la vuelta, él ya no estaba... Los golpes en la puerta seguían, eran suaves pero aun así me ponían algo nerviosa, me puse frente a la puerta y al abrirla, debo admitir que me sorprendí bastante.

Sobre El Trono De Mi Padre (Zalgo) - [Actualizaciones Lentas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora