["¿Por qué lloras?" Pregunto Edward a Mack.
—No me gusta la soledad.— enunció la ya adolescente de 17 años encogida de hombros en la única cama de su habitación. Traía un sobre entre sus manos, aquellas que solo se dedicaban a explorar la textura de este. Sus ojos analizaban la caligrafía algo torpe aún de su pequeña hermana menor de 6 años. Melissa.
Hoy la visitaría, por primera vez desde que fue internada recibiría visitas.
—Mackenzy Winslow, llegaron tus visitas.— anunció un enfermero abriendo la puerta. La chica camino hasta la entrada y se posó aún lado del sujeto. Una mirada mortífera se posó sobre el, pudo sentir el frío envolverse en el. Sacudió la cabeza y tomó la camisa de fuerza que le habían dado.— Déjame ponértela.— la chica no negó, solo estiro sus brazos y permitió que le pusieran la camisa.
Ahh, como lo odiaba. Siempre que la tenía sentía como si la estuvieran asfixiando,la sangre que aún circulaba arriba de su cuello se acumulaba en su cabeza haciendo presión y ocasionando una horrible migraña.
Empezaron a caminar por los pasillos hasta llegar a la sala de espera. Ahí se encontró una niña de suaves gestos y cabellos castaño claro, tenía su rostro de tono rojizo y húmedo. Sus ojos grises estaban igual además de hinchados.
Había llorado.
—¿Melissa?— pregunto curiosa, quería confirmar que esa niña ahí fuera su hermana. Ésta alzó su vista y en seguida corrió a abrazarla. Ante ese pequeño cuerpo rodeando con sus brazos su cintura Mack no supo cómo reaccionar, olió su cabellera, puro jabón.
—Pa-pá...— trastabilló llorando en su pecho. Ahogo llanto y respiro, podía sentir el corazón de ella palpitando con rapidez. Las uñas de Melissa se encajaron a su camisa de fuerza, como si se quisiera adherir para siempre al cuerpo de su hermana.— Murió, lo asesinaron.
Ese día en el corazón de Mackenzy, algo se apago.]
Aún recuerdo cómo Cloude vio morir a su hermano. Fue la más graciosa ironía, aún me salen carcajadas enormes cuando me viene a la mente.
Es que... ¡¡QUE ESTÚPIDOS!! ¡¡QUE ESTÚPIDOS SON LOS HUMANOS!!
Tan inútilmente sentimentales. Su hermano y el pudieron haber escapado si éste hubiese escuchado a Cloude, pero el idiota se enamoro de un par de ojos grises y buenas piernas. Se suponía que su hermano era el más maduro de los dos, y cayó en la inocencia de un par de medias blancas. La tierna Melodie.
Pero ahora Cloude parecía cometer el mismo error, solo que para más fortuna de el la de cabellera azabache no era aliada de un caníbal. Y ella también tenía la misma necesidad de escapar que el.
Elevó una pequeña sonrisa al verla. Esa fraternidad con la que le abrazaba a su mejor amiga le irradiaba una calidez que hace mucho no sentía.
Pero sin verlo venir un sujeto lo tomó por el cuello de su playera y lo alzó contra la pared. Dirigió su vista hacia su atacante, solo se encontró con un par de ojos verdes. Cloude con el poco aire que aún le llegaba a su cabeza soltó una gran risa. Adrien trataba de mantener seriedad, pero si era sincero con sí mismo la manera tan "graciosa" en la que se la tomaba el castaño le causaba un escalofrío por toda su columna.
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En la lejanía //Adrinette//
Fanfiction"Sean bienvenidos mis queridos huéspedes, al mejor hotel de la Carretera 76. Disfruten de la intimidad que se resguarda en las habitaciones, pues de ahí ningún ruido escapara. No te podrás perder del Gourmet nocturno, ni mucho menos el entretenimien...