Especial: Delicias [Pérfidas]

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[Los conductores frecuentes de la interestatal de California tenían una leyenda, o más bien, una clase de advertencia: "Jamás te desvíes a la ruta 76"

Nadie sabía de dónde había surgido aquella frase ni el porqué, algunos cuantos mencionaban la existencia de un hotel maldito ahí, pero ciertamente nadie se atrevía a averiguarlo. Algunos cuantos decían que aquello era una total farsa, de esas que los paranoicos inventan. Aseguraban incluso haber sido tan osados y haber cruzado miles de veces por esa ruta miles de veces.

Sea cómo sea, el Señor Fu prefería no arriesgarse a aquellas cosas. Sin embargo, un desafortunado día llevando a un grupo de franceses, haciendo una parada rápida por pedido de los mismos estudiantes para comprar golosinas. Sin que él se percatase, alguien, le había robado gasolina.

Y para desgracia, no se dio cuenta de ello hasta ya unos kilómetros más adelante, poco antes de llegar a "la ruta maldita" ¿Lo peor? La gasolinera más cerca cruzaba por ahí. Revisó el GPS; se alivió al ver una desviación casi al inicio de la ruta. Quizás, si tenía la fortuna se encontraría rápido con la gasolinera, tomaría la desviación nuevamente hacia la interestatal y no tendría que quedarse a averiguar la razón de la fama de ese sitio.

Agarró valor y avanzó por esa ruta.

Mientras más conducía por ahí, las farolas del autobús le mostraban la grava excesiva que iba apareciendo en el camino. Esto le daba mala espina. Ya empezaba a sentir su pulso acelerarse. Uno de los neumáticos de repente tronó. Fu sintió que se le fue el aire. Él que ya deseaba irse de ahí y ahora esto.

Una pelirroja adulta se acercó a él tras haber sentido el golpe.

—Lo siento señorita.— dijo. —El camino repleto de grava a perforado dos de los neumáticos y nuestros repuestos están agotados. Pero si quiere podemos quedarnos a descansar aquí en el autobús, mañana en la mañana yo parto a la estación de servicio más cercana a pie.

La adulta alzó su vista.

—¿Y que hay de esa luz a la distancia?— dijo señalando un pequeño destello en la lejanía. —De seguro a de ser de un lugar donde nos puedan ayudar.—la mirada del asiático se dilató. No debía confiar en nada que se hallara ahí, quizás era la causa de las historias que rondaba en esa ruta.

— Señorita, no creo que sea buena idea. Hay una leyenda acerca de un ho...

—Tranquilo Señor Fu, por eso son leyendas. No son reales, puros mitos inventados para asustar a las personas. Vamos, nada nos cuesta ir y venir rápido.— el hombre negó con la cabeza, los franceses podían ser tan obstinados. Sólo sabía una cosa, no era conveniente pasar más de una noche ahí.]

Ese recuerdo rondaba la cabeza del asiático desde hacía años. Se levantó en medio de la penumbra. Cada noche, se culpaba por la famosa "incineración parisina" como le había llamado en los noticieros.

La pared de su habitación estaba repleta de periódicos que hablaban de lo ocurrido ahí, cada reporte con información más errónea que la anterior. A excepción de uno.

"HOTEL PARA CANÍBALES EN LA LEJANÍA"

Ahí, se relataba como un par de franceses sobrevivientes de la masacre aseguraban haber presenciado la muerte de su grupo de viaje cometidos en atroces actos caníbales. Muchos tacharon a estos de mentir para cubrir que ellos mismos habían sido los asesinos. Jamás fueron encarcelados debido a que se cayó en razón de que alguien que hablara de un "hotel para caníbales" no podía tratarse de alguien cuerdo.

Los pobres fueron internados en un sanatorio mental, a lo cual ninguno se opuso.

Pero así empezaron a surgir sitios con temáticas extrañas, sobretodo hoteles. Un hotel para necrofilos en México, uno para zoofilicos en Austria, un cabaret en Argentina donde después de un buen baile con las mujeres, podías torturarlas hasta matarlas por placer. Cosas así de extrañas. Los mismísimos infiernos en la tierra.

En la lejanía //Adrinette//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora